domingo, 15 de mayo de 2011

Capitulo 26.

Me quedé pensando durante unos minutos, ¿Y si sigo escribiendo? Sí, así dentro de unos años, cuando vuelva a leer, me acordaré de todo. Me levanté de la silla, terminé de recoger todo y busqué un bolígrafo. Cuando lo encontré me senté delante del escritorio. Lo abrí por la página que estaba libre y empecé a escribir.
Pensé en escribir desde que me fui de viaje y así eso no se me olvidaría.
“18 de Febrero del 2011.
Querido diario. Hoy hemos emprendido el viaje hacia los pirineos. Los primos no pudieron venir, así que tendré que hacer Snow yo sola. Cuando llegamos me choqué con un chico súper raro. Me lo crucé varias veces ese día. Aún no me termino de creer que Pablo quiera a Miri. Este día ha sido un poco aburrido. Espero que mañana sea más divertido.”
Releí ese día una y otra vez. Es muy corto, pero lo suficiente como para acordarme. Continué.
“19 de Febrero  del 2011.
Querido diario, hoy me levanté con ganas de hacer Snow. Me puse el mono de Snow y las botas y bajé a desayunar. Me dirigí a las pistas y me monté en el telesilla. Me tocó con un chaval muy raro. Iba vestido de negro y todo de marca. Me quedé mirándolo. Éste me miró y después apartó la mirada. Yo hice lo mismo. Cuando llegamos , cogí otro telesilla y subí hasta arriba. Mientras iba bajando miraba el paisaje. Era precioso. En una de esas veces, me paré y un chico me llevó por delante. El chico del telesilla. ¿Simple casualidad o destino? No lo sé. Pero ya me estaba hartando de tanto choque. El chico me pidió perdón y siguió bajando. Me fui al hotel. Comí. Subí a la habitación y papá y mamá no estaban así que me tumbé y cogí la Blackberry. Al rato bajé a la piscina y como había mucha gente , me quedé leyendo una revista. Cuando la piscina se fue desalojando me metí. Cuando me di cuenta estaba sola. A los pocos segundos un chico estaba entrando en la piscina. No le hice mucho caso, pero cuando me di cuenta, era Justin Bieber. Cuando me vio empezó a gritar así que  le dije que yo ya me iba, que dejara de gritar. Empezamos a hablar y al final me invitó a cenar en el  bufet. A las 11 bajé a cenar. La cena fue muy bonita. Me había equivocado respecto a mis pensamientos hacia él. Después fuimos a su habitación, me cantó “One Less Lonely Girl” y me besó. Le dije que necesitaba tiempo, y me fui a mi habitación. Mamá no me creía cuando le dije que había estado con él, y papá se cabreó un montón porque se creía que le estaba mintiendo. Le dije a mamá que mañana se lo presentaría y nos fuimos a dormir.”
“20 de Febrero de 2011.
Querido diario, hoy me levanté, bajé a desayunar y antes de irme a hacer Snow fui a preguntar a recepción sobre la habitación de Justin. Me dijeron que se había ido a seguir con su gira. Me dio una punzada en el corazón, no sabía qué hacer. Así que me subí a la habitación. Hablé con mamá y me dijo que no pasaba nada. Que ella me creía, pero sobre todo, que me olvidara de todo lo que había pasado. Le dije que quería volver a Madrid y ella habló con papá. Mientras yo fui a dar una vuelta por el pueblo. Todo me recordaba a Justin. Cuando volví me dijeron que mañana por la mañana volveríamos. Me pasé toda la tarde y toda la noche en mi habitación.”
Seguí escribiendo sucesivamente todos los días siguientes. Desde la primera hora de la mañana hasta la última. Cada paso que di los escribí tal y como los recordaba, hasta que llegué a ese día. ¿Sigo? ¿Me lo salto? ¿Lo escribo? ¿Me hará mal escribirlo?. Seguiré. Si de verdad olvido a Justin, el día que vuelva a releer todo el diario ya me habré olvidado de él. Seguí escribiendo.
 “5 de Marzo del 2011.
Querido diario, hoy es el gran concierto de Justin Bieber. Me levanté con ganas. Me vestí, desayuné y me fui al Palacio de Deportes. Allí conocí a una chica que se llama Claudia. Ella tenía un pase para conocer a Justin. Qué suerte, ojalá hubiera sido mío. La madre de Claudia tuvo que irse así que me quedé con ella. El plan era el siguiente: mientras ella estaba dentro yo me intetaba colar en el backstage para hablar con Justin, a la salida yo la llevaría con su madre y todo listo. Pero no fue así. Cuando me metí en el backstage los momentos de tensión fueron bastantes. Cuando Justin me descubrió empezó a gritar hasta que supo quién era yo. Le conté todo lo que había sufrido y todo lo que pasé durante esas semanas. Cuando él me iba a contar lo que él pasó, apareció Selena. Sí, era su novia. Salí de allí lo más rápido que pude. Le dije a Justin que se olvidara de mí. No quería saber nada más de él. Fui a buscar a Claudia, y resultó que la habían secuestrado. Mientras hablaba con el segurata, vino Justin y quiso que me montara en su coche para buscar a Claudia. Al principio yo no quería, pero era por Claudia, así que me subí. Fuimos a la comisaría y hablamos con el jefe. Mandó a sus compañeros a registrar la zona y a buscarla. Justin y yo salimos fuera, empezamos a caminar en silencio. Hasta que yo hablé. Le pregunte por qué había estado con Selena. Él me contó todo lo que había pasado durante el tiempo que no nos vimos. Estaba con Selena para olvidarse de mí, pero me seguía queriendo. Me preguntó qué sentía yo. Le fui a contestar pero justo en ese momento, como si nos hubiera estado espiando, apareció Selena y se llevó a Justin a rastras. Me quedé allí, sin moverme, sin saber qué hacer. Entré en la comisaría, estaban los padres de Claudia. Al rato llegó Isa. Sí, Isa, la misma Isa del hospital, era su tía. Increíble. Estube hablando con ella sobre el tema de Justin cuando me empezó a sonar el móvil. Era Miri, quería hablar conmigo en el parque. Me dirigí al parque y me quedé dormida. Tuve una pesadilla, Selena me secuestraba y me mataba. Si que la odio. Cuando me desperté era super tarde así que me volví a la comisaría. Vi una nota de Miri, quedaríamos mañana. Llegué allí  y me dormí.”
Miré la hoja. WOW..Ese día había sido muy largo. Me ocupó dos hojas. Lo releí varias veces. Se me saltaban las lágrimas al leer la parte de Justin. Pero tenía que ser fuerte.
-¡Fanny! ¡A cenar que ya están los abuelos!-Dijo mi madre desde abajo-
Yo: ¡Voy! –le contesté-
Me sequé las lágrimas. Miré la hora. Las nueve y media. ¡DIOS! ¡Llevo toda la tarde escribiendo! Creo que es la vez que más he escrito. Bajé las escaleras. En el comedor estaban mis abuelos sentados junto a mi padre. Mi madre entraba y salía de la cocina. Saludé a mis abuelos.
Abuelo: ¡Hombre! ¡Si es la nieta más bonita del mundo! –dijo abrazándome-
Yo: Abuelo, siempre que me ves dices eso. ¿No te cansas? –reí-
Abuela: El abuelo es muy repetitivo cariño. Lo sabrías si llevaras viviendo con él más de cincuenta años. Te cansarías de escuchar siempre lo mismo- rió-
Abuelo: Pues tú también te repites mucho y yo no te digo nada.
Abuela: Será porque yo..
Yo: Ya vale, ya vale. Todos nos repetimos mucho. Dejémoslo  ahí. –dije moviendo los brazos-
Mamá: Cariño, ven a ayudarme a traer esto.
Yo: Voy, pero sigo sin tener hambre.
Papá: Pero si llevas todo el día sin comer. Te va a dar algo.
Yo: Pero que quieres que haga..comeré algo, pero no mucho.
Ayudé a mi madre a traer las cosas. Cuando terminamos nos sentamos a cenar. Había pavo con verduras. Entre risas y pequeñas discusiones empezamos a comer.
Abuelo: Bueno, bueno, ¿Y qué pasó al final con el famoso Justin Bieber? –dijo mirándome mientras se llevaba un trozo de pavo a la boca-
Cuando me dijo eso se me calló el tenedor al suelo y me quedé petrificada. Recordé todo lo que había pasado esa tarde. Lo había perdido. Me quedé pálida. Sin habla. Intentaba contestar, pero no podía. Las palabras no me salían de la boca. Lo único que quería era llorar. Sin decir nada, me levante de mi asiento y subí corriendo las escaleras. Cerré la puerta de mi cuarto con un portazo y me tumbé en la cama a llorar. Quería tenerlo a mi lado. Que me cantara. Que me consolara cuando estoy triste.
Abuelo: ¿Qué  ha pasado? ¿Qué he dicho? –dijo extrañado-
Mamá: No pasa nada abuelo, cosas de adolescentes. Ya se le pasará.
Siguieron cenando. Yo no volví a bajar en toda la noche. Tenía los ojos rojos de llorar. Ya casi no me salían las lágrimas.
Tocaron a la puerta.
Abuelo: ¿Se puede? –dijo mientras abría la puerta-
Yo: Sí, pasa. –dije secándome las lágrimas-
Abuelo: Siento haber sacado el tema.. Tu madre me lo ha contado todo..
Yo: No pasa nada abuelo, no sabias nada. Es normal. No te preocupes.
Abuelo: Bueno, nosotros nos vamos ya que es tarde.
Yo: ¿Qué hora es?
Abuelo: Las once y media.
Yo: Ah,vale. Bueno voy a bajar a despedirme de la abuela también. –dije mientras me levantaba de la cama-
Bajamos las escaleras y cuando llegué abajo me despedí de mi abuela, de mi abuelo y les di la buenas noches a mis padres. Subí las escaleras y llegué a mi cuarto. Cerré la puerta. Miré el escritorio. Estaba el diario. Me acerqué. ¿Escribo lo de hoy? Sí, será lo mejor. Sino será como un cuento sin terminar, un libro sin acabar, una historia que no tiene final.. Pero nuestra historia sí tiene final, acabó hace unas horas. Cuando él se marchó. Ya no volverá. Se olvidará de todo. Seguirá con su vida, con su gira, con su sueño..
Cogí el boli y comencé a escribir todo el día de hoy, al igual que los demás. Busqué en una revista una foto de Justin, la recorté y la pegué. Miré la foto. Es muy fotogénico. Salía posando con las manos en los bolsillos y mirando a la cámara con su “cara sexy”. Cuando pensé lo de su cara sexy una sonrisa se dibujó en mi cara. Recodé esos momentos en los que estábamos en la piscina, hablando. Cuando yo lo “odiaba”, cuando iba a irme de la piscina y me dijo “ adiós, mi cara sexy se despide de ti” y yo le contesté “Adiós Justin, adiós cara sexy”. La verdad es que parece un sueño que ya no esté, que se haya marchado para siempre. Pero es así, es la verdad y por muy dura que sea, no hay que mirar atrás.
Cerré el diario. Deshice la cama. Apagué la luz y me dormí.
A la mañana siguiente me despertaron ruidos de abajo de gente hablando y riendo. Me di media vuelta e intenté volver a dormirme. No podía. Volví a darme la vuelta. Me tapé la cabeza con la almohada. Tampoco. Decidí ver quien había abajo. Me levanté de la cama. Cogí el móvil y miré la hora. Las doce y media. Vaya, si que soy dormilona. Dejé el móvil en el escritorio cuando me di cuenta de que mi diario no estaba. Miré la puerta. Estaba abierta. Bajé corriendo las escaleras y allí lo vi, sentado en el sofá leyendo mi diario y riéndose.

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