viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 44.


Al tocar su piel, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Miles de mariposas revoloteaban en mi estómago. Sus ojos estaban clavados en los míos. Una sonrisa se me dibujó en la cara. Me acerqué lentamente a él. Una gota de lluvia golpeó su nariz. Ambos miramos al cielo. Estaba empezando a llover. Volvimos a mirarnos de nuevo. Le limpié la gota de lluvia con mi jersey. Él me acarició la cara. Nos fuimos acercando cada vez más, como dos imanes atraídos por sus polos opuestos. Cerré mis ojos, al igual que él. Hasta que pude sentir como sus labios se unían con los míos.
Tras un largo beso bajo la lluvia nos levantamos y, cogidos de la mano, nos reunimos con los demás. Cuando llegamos todos se extrañaron al vernos caminar juntos, pero sonreían. Sonreían todos menos Jamie. Me quedé mirándolo. Él me miró y me sonrió forzadamente. No estaba bien, se le veía en la cara.
Cogimos nuestras mochilas y nos dirigimos a clase.  Me senté con Justin. Ryan con Lena, y Caitlin con uno de los chicos del grupo, al igual que Rouse. Busqué a Jamie. Estaba sentado con una chica. La misma con la que estaba hablando Justin en la clase anterior. Parecía que se llevaban bien. Jamie me miró, y me sonrió de nuevo. Pero esta vez, más alegre. Le devolví la sonrisa y saqué mis cosas.
Miré a Justin. De vez en cuando, me acariciaba la mano, me miraba y me sonreía. Era genial. Quizás fui demasiado dura con él. Lo volví a mirar. Él estaba escribiendo en su libreta. Me centré en las explicaciones del profesor, puesto que no quería suspender.
En la penúltima clase, me senté con Lena y, en la última, con Jamie. Esta última clase fue hora libre, puesto que la profesora no había venido. A Justin no pareció molestarle mucho que me sentara con él, y eso me agradaba. No me gusta que los chicos sean tan celosos que casi no puedas hablar con los demás. Jamie me preguntó si estaba con Justin, o si sólo fue por un momento. Le conté lo que pasó, me sonrió y me contó que quizás le gustaba Emma, la chica con la que se sentó en las clases anteriores. Comenzamos a hablar sobre otras cosas, y poder conocernos más. Era un chico muy agradable, y también muy gracioso. Me giré sobre la silla para hablar con Lena, que estaba sentada detrás nuestra. Justin y Ryan estaban detrás de ella. Jamie también se dio la vuelta, de forma que todos nos veíamos las caras. Justin me miraba sonriente. Se le veía contento.
Al terminar la clase, cogimos nuestras cosas y nos reunimos en la parada del autobús. Justin me agarró de la cintura y me besó el cuello. Seguidamente, me abrazó tan fuerte que casi me dejaba sin respiración.
-Justin, casi no puedo respirar –dije como pude-
-Oh, perdona –se disculpó mientras me soltaba-
Varios minutos después, llegó el autobús. Fuimos entrando uno a uno, y nos fuimos sentando. Todos los sitios estaban ocupados, menos dos del fondo. Justin y yo nos dirigimos a esos asientos. Él se sentó junto a la ventana, y yo en el asiento de al lado y  dejamos las mochilas en el suelo. Apoyé mi cabeza en su hombro, y él me cogió la mano.  Podía escuchar su respiración, y ,a su vez ,su corazón latir.
-¿De qué has estado hablando con Jamie? –preguntó sin moverse-
-De nuestros gustos y demás. También me ha contado que puede ser que le guste una chica –expliqué-
-Ah, ¿Sí? ¿Quién?
-Emma –reí- La chica con la que estabas hablando antes.
-Sí, sé muy bien quién es –se acomodó en el asiento-
- ¿Y tú? ¿Has hablado de algo con Ryan? –arqueé una ceja-
-De nada importante –rió pícaramente-
-Sí, seguro… -reí-
-¿Esta tarde tienes que hacer algo? –cambió de tema-
-Pues, creo que no, ¿por qué? –pregunté-
-¿Quieres que quedemos para hacer los deberes?
-Oh, yo, una simple chica de ciudad haciendo los deberes con el mismísimo Justin Bieber – me separé de él- No sabría qué decir…
-Vamos, será divertido.
-¿Divertido? ¿Hacer deberes? –le toqué la frente- ¿Qué has tomado?
-No me refería a esa parte –separó mi mano de su frente-
-Oh, ya –volví a colocar mi cabeza sobre su hombro-
-Entonces, ¿Qué me dices?
-No sé, no sé... No es fácil quedar con esta chica para hacer deberes ,sin que me des nada a cambio –le chantajeé-
-¿Y qué quiere esta señorita? –se acercó a mí-
-Mm.. no sé, ¿Qué me darías tú?
Justin no contestó. Se limitó a acercarse a mí lentamente. Juntó su frente con la mía, y nuestras narices se rozaban. Sonrió mientras miraba mis labios. Giró su cabeza, haciendo que nuestros labios se rozaran lentamente.
-Hey Fanny, ya hemos llegado –interrumpió Lena-
Justin y yo nos separamos, nos miramos y sonreímos. Cogí mi mochila y me levanté del asiento.
-¿Y bien? –preguntó mientras me dirigía a la puerta-
-Ya te llamaré –grité desde la puerta-
Me junté con Lena. Fuimos caminando hasta casa desde la parada del autobús.
-Bueno, ¿Qué tal con Justin? –me preguntó-
-Te ha faltado tiempo para preguntar… Pues, muy bien, ¿y tú con Ryan?
-Pues bien –sonrió-
Seguimos hablando hasta que legamos a la puerta de la casa. Lena sacó sus llaves y abrió la puerta.
-¡Ya hemos llegado! –gritó mientras ponía las llaves en la mesita de la entrada-
Nos dirigimos al salón en el cual, para nuestra sorpresa, se encontraban los abuelos.
-¡Abuelos! –gritamos a la vez-
Soltamos las mochilas en el suelo y corrimos a abrazarlos.
-¡Mis niñas! –gritó mi abuelo al abrazarnos-
-Cariño, ya no son niñas, son mujercitas –le corrigió mi abuela-
-¿Cómo estáis? –preguntó Lena-
-Pues aquí nos ves –rió el abuelo-
-Oh, Lena, mírate… estás hecha una mujer –dijo mi abuela mientras la abrazaba-
-Es que no nos vemos desde hace varios años –sonrió Lena-
-Hey, que estamos aquí –intervinieron nuestros padres, que estaban sentados en la mesa-
-Ah, sí. Hola –sonreí-
-Fanny, ¿vamos a subir las mochilas y bajamos a comer? –sugirió Lena-
-Vale –afirmé-
Lena y yo cogimos nuestras mochilas y subimos a la habitación.
-Lena, ¿crees que esta tarde podré quedar para estudiar con Justin? –le pregunté mientras soltaba mi mochila en la cama-
-Pues, supongo que sí, ¿por qué?
-Porque como están aquí los abuelos pensé que sería mejor quedarse con ellos –expliqué-
-Pero, ellos se van a quedar aquí más días, además, vas a estudiar. Yo creo que te dejarán.
Me encogí de hombros. Cogí mi móvil y lo guardé en el bolsillo. Bajamos las escaleras, y nos sentamos en la mesa. Empezamos a comer mientras hablábamos con los abuelos. Me encantaba comer con ellos. Siempre había risas en la mesa. Al acabar de comer, ayudamos a recoger la mesa.
-Mamá, papá, ¿Puedo ir a casa de Justin para hacer los deberes con él? –pregunté mientras ponía caritas-
-¿Justin? ¿Ese Justin? –preguntó mi padre-
-Sí papá, ese Justin –afirmé- ¿Puedo?
-Eh… -suspiró- Está bien, puedes.
-Gracias papi –le di un beso en la mejilla- Voy a arreglarme.
Cogí a Lena del brazo y subimos a la habitación. Al entrar, cerré la puerta.
-¿Qué me pongo? –abrí el armario-
-Hija, vas a estudiar, no vas a una fiesta – se sentó en la cama-
-Sí, pero no pretenderás que vaya así ,¿no? – señalé mi ropa-
-Vas bien.
Me miré al espejo. Tampoco iba tan mal.
-Está bien, me quedaré así – suspiré-
Cogí el móvil y le di un toque a Justin. Con eso, él sabría que tenía que venir a por mí. Preparé la mochila con los libros que me iba a llevar. Me arreglé un poco el pelo, me eché colonia y volví a la habitación. Lena seguía sentada en la cama.
-¿Bajamos? –preguntó Lena-
Asentí con la cabeza mientras cogía la mochila. Bajamos al salón y nos sentamos en el sofá con los abuelos y nuestros padres. Nos pasamos casi una hora hablando y recordando momentos de cuando éramos pequeñas.
-¿Qué te parece si mañana por la tarde bajamos las cajas de fotos del desván? –me susurró al oído-
-Vale- contesté mientras sonreía-
En ese momento tocaron al timbre. Me levanté corriendo a abrir la puerta. Antes, me miré al espejo. Sujeté el mango de la puerta, bajé el manillar y la abrí. Allí estaba Justin, sonriente. Se había cambiado. Vestía unas Supras negras, unos vaqueros ajustados y una sudadera gris. Tan guapo como siempre. Le di un pequeño beso en los labios, él me sonrió y pasó adentro. Cerré la puerta y me dirigí al salón con Justin detrás de mí. Entré agarrada de la mano de Justin. Todos se quedaron mirando un poco sorprendidos, menos Lena.
-Hola, soy Justin – se presentó con una sonrisa-
-Hola –contestaron todos al unísono-
Justin saludó uno por uno a mis familiares. Les dio la mano a mi padre y a mi tío, y a los demás les dio dos besos en la cara.
-Con que tú eres el famoso Justin Bieber, mi hija te adora –observó mi tío-
-Papá, no exageres –bufó Lena-
-Jaja, no pasa nada Lena –sonrió-
-Bueno, ¿nos vamos? –dije un poco nerviosa-
-Como quieras –contestó Justin-
Cogí la mochila y nos despedimos de todos. Salimos de casa y nos subimos al coche de Justin. Él en el asiento del piloto y yo en el del copiloto. Encendió la radio.
-¿Qué quieres escuchar? –preguntó sin quitar la mirada de la carretera-
-No sé, no me importa. Lo que tú quieras.
Justin se encogió de hombros y dejó una emisora puesta. Sonaba “Price Tag” de Jessie J. Esa canción me encantaba. Empecé a cantarla en voz baja. Justin me oyó y subió el volumen. Él también comenzó a cantar. Poco a poco subí el tono de mi voz, de manera que íbamos cantando los dos. Al acabar esa canción nos miramos y sonreímos. Comenzó a sonar otra canción. Esta era de Justin, “Somebody to love”.
-Oh, esa canción – bufé-
-¿Qué pasa? –preguntó Justin mientras bajaba el volumen de la radio-
-Me trae malos recuerdos –agaché la cabeza- pero no te preocupes –subí el volumen-
-No, si quieres la cambio –bajó el volumen de nuevo-
-No ,tranquilo, me gusta mucho la canción. Sube el volumen.
Justin me miró. Le sonreí intentando transmitirle tranquilidad. Él subió el volumen de nuevo. Varios minutos más tarde llegamos a la casa de los abuelos de Justin. Aparcó en frente de la casa y bajamos del coche. Yo estaba un poco nerviosa, puesto que no conocía a Pattie, la madre de Justin.
Nos acercamos a la puerta de la casa. Justin tocó al timbre.
-¿No tienes llaves? –pregunté-
-Se me han olvidado dentro –explicó Justin-
Tras varios segundos de espera, se abrió la puerta. Una mujer bastante joven, un poco más baja que Justin, con los ojos claros y con el pelo castaño, largo y lacio apareció tras la puerta con una radiante sonrisa.
-Hola, tú debes de ser Fanny –me dio dos besos en la cara, sin dejar de sonreír- Encantada de conocerte por fin.
- Sí, soy yo –reí- Igualmente.
Se acercó un matrimonio de mayor edad, los abuelos de Justin, supuse.
-Hola Fanny, somos los abuelos de Justin –se presentó la mujer con una sonrisa-
-Encantada –le di dos besos al matrimonio-
-Mamá, ¿has preparado lo que te dije? –preguntó mientras miraba dentro de la cocina-
-Sí cariño, está todo listo – afirmó Pattie-
-Genial. Vamos a subir para empezar a hacer los deberes –informó Justin-
Pattie asintió y se dirigió al salón mientras subíamos a la habitación de Justin. La casa de sus abuelos era bastante bonita. Estaba decorada de forma muy acogedora. Parecida a la de Lena, pero un poco más grande. La habitación de Justin estaba decorada con varios pósters. Había algunos de 2Pac y ,para mi sorpresa, también había suyos. Había muchos trofeos y medallas de Hockey. La pared estaba pintada de dos colores, la parte superior de blanco, y la inferior de un azul no muy oscuro. La separación de ambos colores era un largo estampado rectangular que alternaba las palabras ‘Toronto’ y ‘Maple laps’ con los símbolos de Canadá y el equipo de Toronto. Las cortinas también tenían ese estampado. Junto a la ventana, había una bandera del equipo de Toronto. La cama, con los mismos tonos que la pared, también tenía esos estampados. Se veía que a Justin le gustaba mucho el Hockey. El escritorio era bastante grande. Había una lámpara a juego con la habitación, un lapicero y varios papeles. El armario tenía grandes dimensiones, y junto a él había un espejo. La habitación de Justin era gigante.
-¿Qué te parece mi habitación? –preguntó mientras sacaba sus libros-
-Pues, es… es… gigante. Y por lo que veo, te encanta el Hockey – dije mientras miraba uno de los trofeos-
-Sí. Digamos que, si no hubiera sido cantante, me habría dedicado al Hockey –sonrió-
Le sonreí en su respuesta. Saqué mis libros y me senté junto a él en el escritorio. Empezamos con Física y Química. Mi punto débil. Son cosas que no entiendo muy bien. Tantas letras, y números, tantas moléculas y teorías… Con lo que yo odio las matemáticas, se multiplica por dos. Justin y yo comenzamos a hacer los ejercicios por separado, y después comprobaríamos los resultados. Yo los hice como pude, pero pensé que estarían todos mal. Cuando terminamos, comprobamos los resultados y estaban todos bien. No sabía cómo, pero los hice bien. Guardamos los libros y sacamos la siguiente asignatura, y así sucesivamente. Tras varias horas, miré el reloj. Eran las seis y media.
-Justin, ¿podemos parar un rato? Estoy cansada –dije mientras me separaba del escritorio-
-Claro, como tú quieras –sonrió- ¿Tienes hambre?
-Un poco –contesté mientras me acariciaba el estómago-
-Vale – cogió su teléfono y comenzó a teclear-
Varios segundos después, Justin soltó su teléfono en el escritorio, y me sugirió que nos sentáramos en la cama. Me levanté de la silla y me senté a su lado.
-Tu madre es muy guapa – comenté-
-Sí, y ya sabes lo que dicen, de tal palo tal astilla – sonrió-
- Creído –le di un pequeño guantazo en el hombro-
-¡Oye! No toques a Justin Bieber, chica –dijo mientras se tocaba el hombro-
-Para mí no eres el famosísimo Justin Bieber, para mí eres simplemente Justin.
-Ah, ¿sí? ¿Simplemente Justin? –preguntó-
-Sí, ¿por qué? ¿No te gusta? –me preocupé-
-Creí que era tu… tu novio –se sonrojó-
-Hombre, que yo sepa, no me lo has pedido –me hice la difícil-
-En ese caso…
En ese momento, pegaron a la puerta. Justin, con una gran sonrisa, se acercó a abrirla. Fuera estaba Pattie, sujetando algo con las manos. 

domingo, 20 de noviembre de 2011

Capítulo 43.


Me escapé como pude y me dirigí a los baños. Jamie corría detrás de mí hasta que me alcanzó. Me cogió de la cintura y siguió haciéndome cosquillas. De repente, paró de hacerme cosquillas y se quedó mirándome. Estábamos muy cerca. Me quedé mirando sus ojos. Él se fue acercando a mí poco a poco…
-¡Ejem, ejem! …
Jamie y yo nos sobresaltamos. Giramos la cabeza y lo vimos allí, cruzado de brazos y con el rostro enfadado.
-Nos vamos. Los demás os están esperando –se descruzó de brazos y ,seguidamente, se dio la vuelta y se alejó-
-¿Crees que le ha molestado? –preguntó Jamie preocupado-
-Por cómo lo ha dicho, sí. Pero me da igual que le haya molestado, él no decide qué tengo que hacer y qué no –contesté mientras empecé a caminar-
-No me gusta cómo me mira –dijo muy preocupado-
-Tú no te preocupes, ya hablaré con él… -intenté animarlo-
-Bah, déjalo. Tampoco me importa mucho –aclaró-
Me encogí de hombros y seguimos andando hasta reunirnos con los demás. Justin estaba de brazos cruzados, mirando nada.
-¿Dónde estabais? Habéis tardado mucho –preguntó Cait-
-Me quedé encerrada en el baño y Jamie me ayudó a salir –mentí-
-Sí, es verdad –Me apoyó Jamie-
-Bueno, da igual, será mejor que nos vayamos. Es tarde, y mañana ha y clase –interrumpió Lena-
Acto seguido, nos dirigimos a la salida. Miré a Justin. Me miró con mala cara. Quizás no le pareció bien que mintiera. Decidí acercarme a él.
-Justin- lo llamé cuando estaba a su lado-
Me esperé unos segundos mientras andaba a su lado, pero me hizo el vacío.
-Justin- volví a llamarlo, pero esta vez más alto-
Me miró serio, después giró la cabeza y siguió andando.
-Justin, ¿Qué te pasa? –lo agarré del brazo y le giré hacia mí-
-Nada –se giró y continuó andando, pero esta vez más rápido-
-No me digas que no te pasa nada, porque te pasa algo. Sino, no me hablarías así  -intenté alcanzarlo-
-Qué lista eres –dijo muy serio y sin mirarme-
-Justin, por favor, para –lo volví a agarrar del brazo-
Justin paró de caminar y se cruzó de brazos . Me quedé mirándolo fijamente. Él miraba a otro lado.
-Justin, mírame – dije intentando que me mirara-
Justin giró la cara y puso su mirada en mis ojos. Su rostro seguía serio.
-Ahora, contesta. ¿Qué te pasa? – fijé mis ojos en los suyos-
-Nada – contestó mientras apartaba la mirada-
-Dímelo, pero esta vez mirándome a los ojos, ¿vale? –dije sin creérmelo-
-No me pasa… -se quedó callado mirándome- vale sí –suspiró-
-¡Justin, Fanny! ¿Os vais a quedar ahí para toda la vida o qué? ¡Vamos! –gritó Ryan desde el grupo-
-¡Ahora vamos! ¡Seguid vosotros! –contestó Justin-
-¿Qué es lo que te pasa? – volví a preguntar por enésima vez, pero esta vez con esperanzas de conseguir una respuesta-
-¿Por qué habéis mentido? Bueno, más bien, ¿por qué has mentido? –preguntó decepcionado-
-¿Qué pretendías que dijera? –respondí inmediatamente-
-Quizás, la verdad… –agachó la cabeza un poco decepcionado-
-¿Y no te hubieras puesto peor si hubiera dicho la verdad?
- Supongo que no. Al fin y al cabo, yo os vi. Pero, eso no es lo que me preocupa –siguió caminando-
-Hey, espera –lo agarré del brazo y tiré de él hacia mí-
-¿Qué?
-¿Qué es lo que te preocupa?
-Tú lo sabes, sólo que no quieres darte cuenta –respondió mientras volvía a caminar-
- ¿El qué? ¿Que sientes que prefiero a Jamie?
Justin frenó en seco. Me miró fijamente y ,avergonzado, asintió con la cabeza.
-¿Es eso? ¿Enserio? –pregunté asombrada-
-¿Me vas a hacer repetirlo? – alzó una ceja-
-Quizás sí, quizás no… -reí-
Justin me miró con mala cara. Puede que no le hiciera gracia que bromeara con el tema.
-Vale, perdón –me disculpé-
-También me preocupa que, ahora que has mentido en eso… ¿Cómo voy a saber que estás diciéndome la verdad? –dijo con los ojos medio llorosos-
-Mm, pregúntame algo y te contestaré sinceramente
Justin se quedó callado. Miró al suelo unos segundos, después me miró a los ojos.
-¿Me quieres? –preguntó mientras le lagrimeaban los ojos-
Me quedé mirándolo durante varios segundos, sin decir nada. Justin suspiró, giró sobre sí mismo y se comenzó a caminar con las manos en los bolsillos, mirando al suelo. Lo observé mientras se alejaba. En mi corazón sentía un enorme vacío. ¿Habría hecho mal al no contestarle? Quizás sí, quizás no… quizás necesito tiempo.
Una gota de agua cayó sobre mi nariz. Miré al cielo. Estaba nublándose y caían algunas gotas. Miré hacia donde se había dirigido Justin. No había nadie. Ni Justin, ni los chicos. Comencé a caminar hacia la casa de Lena mientras pensaba en todo lo que había pasado. Dos chicos a los cuales no conozco casi nada. La estrella del momento que ha hecho todo lo posible por explicarme todo lo sucedido y expresarme lo que siente, y un chico australiano normal y corriente que, aunque me conozca poco, se preocupa por mí.
Volví a mirar al cielo, cerré los ojos y suspiré. “ Dios mío, ayúdame a elegir” dije en voz baja. Entonces, otra gota de agua cayó sobre mi párpado, seguida de otras cuantas. Comenzó a llover un poco más fuerte. Seguí caminando. Dejé que la lluvia mojara mi cara, hasta el punto en el que la lluvia caía con tanta velocidad que me dañaba la cara. Corrí hacia un porche para cubrirme y esperar a que escampara un poco. Miré la hora. Las ocho menos diez. Seguramente no me dé tiempo de llegar para la cena. “Tenía que haber cogido un paraguas” pensé. Y para colmo, tengo frío. Me quedé esperando a que escampara durante media hora. De vez en cuando pasaba algún coche por la carretera y me mojaba.  Estaba contemplando el cielo cuando mi móvil comenzó a sonar. Lo saqué del bolso y miré la pantalla, “Lena” .  Descolgué y me lo puse en el oído.
-¿Sí? –contesté-
-¿Fanny? ¿Dónde estás? Estamos preocupados. ¿Estás con Justin? –preguntó Lena sin apenas respirar-
-Estoy sola, bajo el porche de una tienda. No tengo paraguas y no para de llover –expliqué-
-¿Estás bien? –Volvió a preguntar-
-Sí, solo que tengo un poco de frío.
-Espera, vamos a recogerte. ¿Qué tienda es?
-Está al lado del centro comercial. Hace esquina en la calle de en frente. Es una zapatería –dije mirando la calle-
-Está bien, adiós –colgó-
Guardé el móvil en el bolso y me crucé de brazos para intentar entrar en calor. Tras varios minutos, me asomé para mirar si venían, pero no había ningún coche, ni siquiera había personas. Las calles estaban desiertas. Sólo se oía el ruido del agua golpeando el suelo. Me senté en el escalón del escaparate, el cual estaba mojado por la lluvia. Miré la hora de nuevo. Las nueve menos veinte. Llevaba ahí casi una hora, mojándome y con frío. Pasados cinco minutos, un coche se paró ante mí. Bajó la ventanilla del copiloto. Lena ,vestida con un gorro de lana y un jersey azul, estaba sentada ahí. Me levanté y corriendo me metí en la parte trasera. También estaba sentado Ryan, que me saludó con una sonrisa. Me abroché el cinturó y froté mis manos para calentarlas.
-¿Tienes frío? –preguntó Ryan al verme frotarme las manos- Oh, mírate, estás chorreando.
-Ya lo sé. La lluvia me pilló de improviso. Por cierto, Lena, pensé que ya estabas en casa.
-No, estábamos en casa de Ryan pero ya nos íbamos. –contestó-
Miré al asiento del conductor. Justin, con las manos al volante, lucía un rostro serio.
Llegamos a la casa de Ryan, se despidió de nosotros y se bajó. Justin arrancó el coche y siguió conduciendo hasta llegar a nuestra casa. Ya había escampado un poco más, prácticamente no llovía. Todo estaba oscuro y silencioso. Las calles estaban iluminadas por las farolas y las luces de algunas casas. Cuando llegamos, Lena se bajó del coche y se dirigió hacia la puerta de la casa. Yo me quedé dentro del coche, observando a Justin. Él sabía perfectamente que yo seguía ahí, mirándole.
-No sé si te has dado cuenta, pero ya hemos llegado – dijo sin apartar la mirada del volante y con un tono muy serio-
-Sé que hemos llegado, pero no hemos terminado de hablar algo – añadí-
- Creo que lo dijiste todo con esa mirada –volvió a hablar sin mirarme-
-Tal vez interpretaras mal las cosas.
-Es tarde, será mejor que te vayas –cambió de tema –
-No me importa, tenemos que terminar de hablar – insistí –
-Podemos terminar mañana, en el instituto. Ahora, vete a descansar y a cambiarte. Sino, te resfriarás –me aconsejó-
No dije nada más. Abrí la puerta del coche, bajé y la cerré con un portazo. Al llegar a la puerta de la casa, me giré. Miré a Justin. Él me miró muy serio, arrancó el coche y se fue.
Entré en casa. Saludé rápidamente a todo el mundo, sin que vieran que iba mojada, y subí a la habitación. Lena estaba ya en pijama, guardando su ropa.
-Sí que eres rápida –reí-
-Creo que es porque has tardado mucho en subir. ¿Te han regañado? –preguntó-
-No, directamente no me han visto mojada. He subido muy rápido –le expliqué mientras me quitaba la ropa mojada-
-Has tenido suerte. Creo que te habrían castigado.
-Bueno, ha sido solo un despiste.. No tenía paraguas. –me encogí de hombros- Por cierto, Justin ha mencionado algo de mañana en el instituto antes de bajarme del coche. ¿Sabes qué es?
-Sí. Nos lo ha comentado antes. Resulta que ya ha terminado el tour que estaba haciendo y Pattie lo va a inscribir en el instituto para que siga ahí sus clases.
La ropa se me cayó al suelo. Miré a Lena mientras los ojos me brillaban. ¿Justin iba a estar en el instituto? Sería genial, pero todas las chicas irían detrás de él. Me agaché para recoger la ropa, y la puse al lado de la calefacción. Fui al baño para secarme el pelo. Lena vino detrás de mí.
-¿Por qué has preguntado eso? –preguntó mientras se apoyaba en el marco de la puerta-
-Porque le he dicho que teníamos que hablar y me ha contestado que mañana hablaríamos, en el instituto –cogí el secador- y me he extrañado.
-Ah, vale. ¿Has pasado mucho tiempo bajo el porche?
-No, sólo una hora… -dije en tono sarcástico-
-Vaya, ¿por qué no me llamaste?
-Pensé que escamparía un poco.
-Bueno, no pasa nada. ¿Bajamos a cenar? Tengo hambre –sugirió-
-Sí, yo también tengo hambre –dije mientras me recogía el pelo-
Guardé el secador. Lena y yo bajamos para poner la mesa. Esta vez, cocinaban los padres. Preparamos la mesa y nos sentamos a cenar. Los padres nos preguntaron qué tal lo habíamos pasado y si nos habíamos mojado mucho. Lena le contó que cuando empezó a llover estábamos en casa de Ryan, pero no les contó que yo no estaba. Cuando terminamos de cenar, recogimos nuestros platos y vasos y nos fuimos a la cama. Eran las diez y media y teníamos que descansar para otro día más en el instituto. Nada más entrar en la habitación, miré si le ropa estaba ya seca. No podía dejarla ahí por la noche, puesto que podría incendiar la casa. La guardé en el armario y me metí en la cama. Lena apagó la luz, de manera que la habitación quedaba iluminada por la luz de la luna, que ahora lucía brillante. El cielo se había despejado, ya no llovía ni estaba nublado. Hacía una noche preciosa.
Cerré mis ojos y recordé todo lo ocurrido hasta ahora, todo lo que ha cambiado mi vida en tan poco tiempo. Antes vivía en Madrid, iba al instituto, salía con mis amigas… Y un día, conocí a Justin por casualidad. Él cambió gran parte de mi vida. Me hizo hacer grandes travesuras, vivir momentos de tensión y desesperación, aunque también me hizo bastante daño. Tras varios meses que no fueron normales, tengo que mudarme a Stratford y da la casualidad de que me lo encuentro… En realidad, Justin tiene razón. El destino nos unió, nos separó y nos ha vuelto a unir. Tiene que tener algún significado. Pero por ahora, lo mejor será dejar que el tiempo ponga las cosas en su sitio.
A la mañana siguiente me levanté con una sonrisa. Me asomé a la ventana. El sol brillaba con fuerza, las calles estaban un poco mojadas y ya se podía ver a alguno que otro madrugando para trabajar o para darse un paseo por el pueblo. Saqué la ropa que me iba a poner del armario y me cambié. Lena estaba en el baño, arreglándose. Entré para cepillarme el pelo y demás.
-Buenos días –saludé cuando entré en el baño-
-Buenos días –contestó sonriendo-
-¿Qué tal has dormido? –preguntó Lena-
-Muy bien, -contesté- ¿Y tú?
-Bien también –sonrió-
Cuando nos terminamos de arreglar, bajamos para prepararnos el desayuno. Yo desayuné tostadas con mermelada y Lena, cereales. Los padres ya se habían marchado cada uno a su trabajo, ya que no estaban los coches aparcados. Había una nota en la encimera de la cocina que decía “Hemos salido a desayunar, de paso haremos la compra. Un beso, mamá”.  Lena tiró la nota a la basura después de leerla. Cuando recogimos toda la cocina, cogimos las mochilas y nos dirigimos hacia el instituto.
Al llegar allí, en la puerta estaban Ryan, Jamie, Caitlin, Rouse y los demás. Justin no había llegado aún. Nos quedamos esperando durante varios minutos. Escuchamos gritos de un montón de chicas. Nos dimos la vuelta, y allí se encontraba Justin, firmando autógrafos. Las chicas entraron en el edificio. Justin se acercó a nosotros. Saludó a todos uno a uno, menos a mí. Me quedé mirándolo mientras entraban. No me dirigió ni una mirada. Entré en clase y me senté con Jamie. Lena se sentó con otra chica de la clase, y Justin con Ryan. El profesor entró cuando sonó el timbre, pasó lista y levantó a Justin para que se presentara. Después de varios segundos de gente gritando, había papeles y bolígrafos por el suelo. Justin tomó asiento y el profesor comenzó la clase. Miré a Justin. Estaba hablando con la chica de adelante, muy sonriente. Me miró un momento, pero me giré y seguí atendiendo al profesor. ¿Quería guerra? Pues iba a tenerla. El profesor mandó las actividades, se sentó en su mesa y se puso a corregir exámenes. Volví a mirar a Justin. Estaba tonteando con la chica. Le tocaba el pelo, le miraba a los ojos y le sonreía. Me giré hacia Jamie. Empezamos a hablar de tonterías. Yo le sonreía, y de vez en cuando le acariciaba el pelo. Y así sucesivamente, durante las dos horas restantes antes del recreo. Cuando sonó el timbre que anunciaba el final de la tercera clase y el comienzo del recreo, todos nos reunimos donde siempre. Estaba nublado de nuevo, tenía pinta de llover.
 Me senté a hablar con Jamie. Miré a Justin. Cruzado de brazos, nos miraba muy serio. Seguí hablando con Jamie. Cuando me di cuenta, Justin se estaba alejando. Varias chicas le hablaron, pero él no les hizo mucho caso. Me levanté sin decir nada y fui tras él sin que se diera cuenta. Rodeó el instituto y se sentó en una esquina en la que nadie podía verle, nadie excepto yo. Me quedé observándolo durante varios segundos. A pesar de la distancia, pude ver como una lágrima recorría su rostro y su mano la limpiaba. Me acerqué a él y me senté a su lado. Él no dijo nada. Tenía la mirada perdida y el rostro serio. Lo miré a los ojos, pero él seguía sin mirarme. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas contenidas. Verle así me dolía. Y todo era mi culpa. Miré hacia otro lado y me limpié la lágrima que recorrió mi mejilla.
-No hemos terminado de hablar sobre una cosa –dije mirándolo de nuevo-
-Ya está todo aclarado –contestó-
-No, no lo está –me senté en frente de él, para que me mirara a la cara-
-Sí lo está, me lo has aclarado todo con acciones –giró la cara-
-No, Justin –Le cogí la cara y le giré hacia mí- Mírame, por favor.
Justin me miró a los ojos. Pude ver como sus ojos estaban a punto de desbordar miles de lágrimas.
-Verás, respecto a lo que me preguntaste ayer –comencé a decir-
-No tienes que decir nada, ya lo sé todo –me interrumpió-
- ¿Me dejas acabar? –pregunté-
Justin asintió.
-Respecto a eso, necesito hablar contigo.
-No hace falta, quieres a Jamie, lo sé. Todos lo sabemos –dijo mientras sus mejillas eran recorridas por miles de lágrimas-
Me quedé mirándolo. Entonces, la imagen de Lena en el centro comercial se me vino a la cabeza. “Puede que se sienta amenazado por Jamie”. Esa frase recorrió cada extremo de mi mente.
-No, no me quiero a Jamie. Quiero a otro chico –me senté de nuevo a su lado, pero esta vez más cerca-
- Pues, espero que te vaya muy bien con él –me miró-
-Gracias, pero necesito hablarlo con él. El problema es, que no me deja hacerlo.
-Pues, ese no es mi problema –se secó una lágrima-
-Siento decirte que no es así, porque tú estás metido en todo esto –le limpié otra lágrima-
Al tocar su piel, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Miles de mariposas revoloteaban en mi estómago. Sus ojos estaban clavados en los míos. Una sonrisa se me dibujó en la cara. Me acerqué lentamente a él. Una gota de lluvia golpeó su nariz. Ambos miramos al cielo. Estaba empezando a llover. Volvimos a mirarnos de nuevo. Le limpié la gota de lluvia con mi jersey. Él me acarició la cara. Nos fuimos acercando cada vez más, como dos imanes atraídos por sus polos opuestos. Cerré mis ojos, al igual que él. Hasta que pude sentir como sus labios se unían con los míos…

sábado, 15 de octubre de 2011

Capítulo 42.


Miré a la izquierda. Vi a un chico con un abrigo negro, pantalones negros, Supras negras ,gafas de sol negras y un sombrero a juego con su vestimenta. Qué raro. ¿Gafas de sol un día nublado? Que gente más rara. El chico se acercó a mí, me miró y se sentó a mi lado.
-Bonito día, ¿no crees? –me miró-
-Claro… -sonreí falsamente mientras me alejaba un poco-
-¿Por qué te alejas? –Se quitó el sombrero y las gafas-
-¡Ah!, Justin eres tú. Pensé que eras un extraño –suspiré-
-¿Y eso? –rió-
-¿Qué clase de pregunta es esa? –lo miré desafiante- Es obvio, ¿no crees? –revisé su vestimenta desde sus pies hasta su cabeza- ¿Es normal ir así?
-Para mí, no –rió- Pero si no visto así ,la gente me reconocerá.
-Ah..ya. –dije con sequedad-
-Sabía que vendrías- sonrió-
-¿Sí? Ala ..¿Que eres adivino o algo? –fingí sorprenderme-
-No…
-¡Oh ,vaya! –agaché la cabeza-
-Era una simple intuición –aclaró-
-Bien, bien. Dejemos de cambiar de tema -interrumpí- ¿Qué era eso que tenías que decirme? Según tú, era importante.
-Sí, al menos para mí lo es… -me miró a los ojos-
-Oh ,espera. ¿Dónde está Selena? –moví la cabeza de un lado a otro, buscándola-
-No está aquí –respondió-
-¿Y eso? –paré de buscar-
-Ya no estamos juntos..
-Ah, ¿no? ¿Por qué? –pregunté-
-La dejé hace tiempo. Empezamos a discutir por cada cosa que hacíamos y eso…
-Vaya.. Estarás muy triste, ¿no? –dije sarcásticamente-
- Sí, supongo. ¡Oye, me has dicho que no cambiara de tema y acabas de cambiarlo radicalmente!
-Pues bien, volvamos al tema principal. ¿Qué querías?
-Verás…Sé que posiblemente tú hayas olvidado todo aquello que pasó, pero yo no.
- Acertaste –mentí-
-Bueno, aun así, yo quiero hablar contigo. ¿Puedo continuar? –preguntó retóricamente-
Asentí con la cabeza.
-Pues verás, ¿recuerdas lo último que me dijiste? Esas palabras que tanto me dolieron… Las recuerdas, ¿no? –me miró a los ojos-
-Pues no, no las recuerdo –volví a mentir-
-Te las recuerdo yo. Te pregunté claramente “¿De verdad quieres que desaparezca para siempre?” y tú contestaste “Sí” y bajaste la mirada. –suspiró- ¿Recuerdas ya?
-Ah, sí, eso. Casi lo había olvidado –desvié la mirada-
-Bien, después de eso, yo me subí a una furgoneta y me fui. Desde entonces, no me has vuelto a ver, al menos en persona. ¿No es cierto? –volvió a preguntar-
-Sí, es cierto. –asentí-
-Y tú pensarás que desde ese momento yo seguí con mi vida, dando conciertos, entrevistas… Pensarás que he seguido siendo feliz. Pues, siento decirte que no es así. Es verdad que he seguido viajando y todo lo demás, pero no del todo feliz. Siempre que escuchaba hablar de España, tu imagen se me venía a la cabeza. Al cantar One Less Lonely Girl en los conciertos, me acordaba de esa noche, en el hotel. Cuando me llaman “Bieber”, recuerdo la primera vez que nos vimos en la piscina, tú eras muy distante y me llamabas así. Y eso no es todo, hay más cosas que me recuerdan a ti, pero nunca terminaría. Es verdad que no hemos pasado ni una semana juntos, pero con todos esos momentos me he dado cuenta de que eres importante en mi vida, al igual que mis fans. Y pienso que si el destino nos ha reunido aquí, en Stratford… Es por algo. –sonrió-
-Mm.. Gran discurso Bieber, gran discurso. ¿Piensas que sólo con eso me vas a recuperar? –dije muy seria-
A Justin se le descompuso la cara. Esa sonrisa fue desvaneciéndose poco a poco.
-Esto..no sé –agachó la cabeza-
-Y otra cosa, ¿Cómo sabías que estaba aquí?
-El otro día, cuando estabas saliendo de la tienda y nos chocamos, pensé que mi cabeza te estaba imaginando, pero después me di cuenta de que eras tú –dijo un poco triste-
-Vaya casualidad. Será que no hay gente en el mundo con la que chocarse…
- Bueno, pues creo que ya he terminado..
-Ya era hora. –miré a Justin-
Su cara estaba totalmente descompuesta. Supongo que no se esperaba esas contestaciones.
-Entonces no, ¿no? – suspiró-
-¿No qué? –pregunté-
-Nada, déjalo –volvió a suspirar-
Me quedé mirándolo. Se le veía tan decepcionado… No pude evitar reírme.
-¿De qué te ríes? –dijo muy serio-
-De ti –contesté entre carcajadas-
- ¿Por qué? –sonrió un poco-
- Ven aquí anda –lo abracé-
-Mm.. ¿Fanny? ¿Qué haces? –rió-
-Eh.. Voy a intentar acertar, pero lo veo muy difícil.. Quizás, ¿Abrazarte? –dije en tono sarcástico-
-Hasta ahí llego –me miró a los ojos-
-Menos mal, eres listo – lo miré fijamente-
- Sólo para lo que quiero –sonrió-
Justin se fue acercando a mí cada vez más. Estábamos a dos centímetros de distancia cuando mi móvil comenzó a sonar. Pegué un salto y lo saqué del bolso. Justin volvió a su lugar.
-¿Sí? –descolgué el móvil-
-Fanny, ¿dónde estás? –preguntó Lena al otro lado-
- En la puerta del instituto, ¿por qué? –contesté asustada -
-Para saberlo, ¿Vas a venirte con nosotros? –dijo muy tranquila-
-Ah, para eso. Me habías asustado. ¿Quiénes estáis?
-Caitlin, Rouse, Ryan, Jamie.. todos. ¿Vas a venir o no? –volvió a preguntar-
-Vale, ¿Dónde estáis? 
-En el parque. Ahora nos vemos, Adiós. –colgó-
-Adiós.. –colgué-
Miré a Justin. Había estado mirándome todo el rato.
-¿Quién era? –preguntó-
-Qué cotilla ,¿no? –reí- Era mi prima. Ha llamado para ver si me iba con ellos y con sus amigos.
-Ah… -agachó la cabeza- Bueno, entonces…
-¿Quieres venirte? –interrumpí- Está Ryan.
-Mm…No sé, es que tengo cosas que hacer y..
-Bieber… -lo miré con cara de pocos amigos-
-Está bien, iré –sonrió –
-Bien –cogí mis cosas-
-Y, ¿Dónde están?
-En el parque –me levanté del banco-
-¿Y Sabes dónde está?
-No, por eso me vas a llevar tú, que eres el que ha vivido aquí durante gran parte de su vida
-Entonces, tú lo que quieres es que te lleve hasta allí, no que vaya con vosotros –me miró con mala cara-
-¡Eh! ¡Tu mente va avanzando! –reí-
Justin puso cara de sorprendido y se abalanzó sobre mí. Comenzó a hacerme cosquillas.
-Justin, para –balbuceé entre carcajadas-
-No, me estás utilizando –rió-
-No, enserio. Quiero que vengas –intenté apartarlo-
-Está bien… Vamos.
Comenzamos a andar. De vez en cuando miré a Justin. Estaba mirándome. Me hice la tonta durante varios minutos, hasta que decidí decirle algo.
-¿Quieres algo? –le miré a la cara-
-¿Qué? – dijo confuso-
-No sé, es que como me miras tanto…
-Ah, no te miro – desvió la mirada hacia otro lado-
-Ya, ahora soy yo la que imagina cosas… - busqué mi móvil en el bolso-
-Sí, claro que sí -rió-
-Sí, sí…
Seguimos caminando durante varios minutos, hasta que llegamos al parque. Allí estaban todos, sentados en un banco. Entramos y nos acercamos a ellos. Cuando nos vieron se quedaron pasmados. Supongo que sería por Justin. Ryan se levantó y se acercó a nosotros. Saludó a Justin con su típico saludo, y seguidamente, me dio dos besos. Los saludé a todos. Miré a Lena y comencé a reírme. Su cara era un completo poema.
-Lena, vuelve a la tierra –agité mi mano delante de su cara-
-Ah, sí. Hola, hola –me dio dos besos y se quedó mirando a Justin de nuevo-
-Em.. Justin, esta es mi prima Lena. Lena..ya sabes quién es Justin –los presenté-
-Encantado –dijo Justin mientras le daba dos besos a Lena-
-Eh..eh.. igualmente.. –tartamudeó Lena-
Todos reímos. Al parecer, nunca habían visto así a Lena, ya que es muy lanzada.
-Es mía –le susurró Ryan a Justin-
-Tranquilo, yo tengo mi propio objetivo –contestó mientras me miraba-
-¿Quieres algo Bieber?- pregunté al ver que me miró-
-Fanny, ¿Por qué eres así con él? – interrumpió Lena-
-Eso, ¿Por qué eres así conmigo? –repitió Justin-
-No sé. Cosas mías –aclaré-
Terminé de presentarlos a todos. Al cabo de un rato, fuimos a dar una vuelta. Miré a Jamie, se le veía un poco triste. Iba separado del grupo, dándole patadas a una lata. Me acerqué a él.
-Jamie, ¿Qué te pasa? Estás triste, o eso parece –dije cuando estaba a su lado-
-¿Sí? No me pasa nada
-Oh, venga. Te conozco de apenas unas horas, y sé que te pasa algo. Esta mañana no eras así –lo agarré del brazo-
-No te preocupes –sonrió forzadamente-
Me quedé mirándolo.
-Está bien, pero no quiero verte así –le sonreí- Ahora, vamos con los demás.
Jamie y yo avanzamos hasta donde se encontraban los otros. Miré a Justin. Estaba mirando a Jamie con mala cara. Era como si pensara que me estaba acercando mucho a él. Quité la mirada y seguí hablando con Jamie. Fuimos al centro comercial, puesto que las chicas querían mirar ropa y demás. Yo ya había hecho compras, así que no podía comprar más nada por ahora.
Ryan, Justin y los demás chicos se dirigieron a la zona de los video juegos, típico en los chicos.
-Estás muy tranquila –me acerqué a Lena- Es raro en ti, ya que Justin está con nosotros.
-Ya, no quiero parecer una fan loca. Además, me quiero acercar más a Ryan – cogió una sudadera morada- ¿Qué te parece? –me enseñó la sudadera-
-Muy bonita –dije sin mirarla- Oye, cambiando de tema, ¿sabes lo que le ocurre a Jamie? Está muy raro, no crees?
-Sí, lo he notado. Creo que es por la presencia de Justin. ¿No lo habías pensado? –dejó la sudadera en su sitio-
-Pues, al principio no –me quedé pensando-  Pero después miré a Justin y lo vi mirando a Jamie un poco… ¿mal?
-Quizás se sientan “amenazados” el uno por el otro –siguió mirando ropa-
-¿Amenazados? –pregunté-
-Sí, ya sabes. Jamie puede pensar que te atrae Justin, y Justin puede pensar lo contrario. ¿Entiendes? –explicó-
-Ah.. ya. Ahora sí lo entiendo –asentí-
-¿Y tú que sientes? –me miró a la cara-
-Sinceramente, no lo sé. Mi vida ha dado un cambio tremendo. He pasado de estar viviendo una vida normal en Madrid, a estar aquí, en Canadá. De pasar todas las tardes con mis amigas, a estar en el centro comercial de Stratford contigo, con tus amigos y con Justin. Yo, sinceramente, necesito acostumbrarme a este ambiente. Necesito tiempo para ir relacionando las cosas y saber qué siento por quién –suspiré-
-Lo entiendo –me abrazó- Ahora, ¿qué tal si dejas ese tema? Vamos a divertirnos, ¿no?
-Sí –sonreí-
Seguimos mirando ropa, hasta que decidimos ir a buscar a los chicos. Estaban mirando juegos en un pasillo. Decidimos pegarles un susto. Nos acercamos sigilosamente a ellos.
-A la de tres –susurró Caitlin- Una..dos.. ¡tres!
-BUUUUUUUUUUUUUUUUUUH –gritamos todas a la vez-
A los chicos se les cayeron los video juegos al suelo. Sus caras estaban descompuestas totalmente. Nosotras nos empezamos a reír. Casi no podíamos respirar.
Los chicos se miraron, hicieron un gesto y se dirigieron a nosotras. Cada uno se dirigió a una chica. Jamie se dirigió a mí y empezó a hacerme cosquillas.
-Jamie, para por favor –dije entre carcajadas-
-No, ahora pagarás por lo que has hecho –sonrió-
Me escapé como pude y me dirigí a los baños. Jamie corría detrás de mí hasta que me alcanzó. Me cogió de la cintura y siguió haciéndome cosquillas. De repente, paró de hacerme cosquillas y se quedó mirándome. Estábamos muy cerca. Me quedé mirando sus ojos. Él se fue acercando a mí poco a poco…

sábado, 10 de septiembre de 2011

Capítulo 41.


Me volví a girar y alguien me tocó desde un matorral. Grité asustada.
-Shhh, ¡Fanny no grites! – asomó  la cabeza-
Al ver su cara , me froté los ojos y volví a mirar su rostro, escondido entre las ramas de los matorrales.
-¿Qué…qué haces aquí? –dije paralizada-
-He venido para hablar contigo, pero aquí no puedo.-se escondió rápidamente-
En ese momento un grupo de estudiantes pasó junto a nosotros. Me miraron y después siguieron caminando. Cuando se alejaron lo suficiente, miré a un lado y a otro. Ya no había nadie más que pudiera vernos.
-Ya puedes salir- dije con seriedad-
-Mira, Fanny, -volvió a asomar un poco la cabeza- tengo que salir de este instituto antes de que alguien me descubra. ¿Sabes la que se armaría si me vieran? Sería un caos. 
-No he sido yo la que te ha mandado a venir. –interrumpí-
-Lo sé. Pero ese no es el tema. Quiero hablar contigo, pero aquí no puedo. Tiene que ser fuera–volvió a esconderse-
-Será mejor que te vayas. No querrás que te pillen, ¿no? – dije disumuladamente-
-Exacto. Por lo que nos veremos esta tarde a las seis en la puerta del instituto. –aclaró-
-¿Quién ha dicho que yo vaya a ir? –pregunté retóricamente-
-Vamos Fanny, es importante. Ven, por favor. –suplicó-
-Pero hace como tres meses que te dije que desaparecieras de mi vida. ¿Recuerdas?
-Es cierto. Y te he hecho caso durante estos últimos meses. Pero ahora estás aquí, en Canadá, en Ontario, en Stratford para ser más exactos. El pueblo dónde ,prácticamente, me he criado. Y yo también estoy aquí. ¿No crees que significa algo? –sonrió tímidamente-
- …Vamos Bieber, será mejor que te vayas si no quieres que venga una de tus fans gritando y detrás otras tantas. Ya me dirás tu discurso esta tarde, si voy, claro. –me crucé de brazos-
-Vas a venir. Sabes que vas a venir. –volvió a sonreír-
- Puedo ir, o no puedo ir. Todo depende – miré el reloj- Y ahora, me voy. Y tú también deberías. Así que adiós, Bieber. –di media vuelta, y me alejé de aquel matorral-
Mientras me iba acercando a Lena y a los demás, no miré hacia atrás. Si él sólo ha entrado aquí, él sólo saldrá.
-¡Chica! ¡Ya pensábamos que te habías caído por el retrete o algo! –rió Lena-
-¿Qué? –pregunté confusa-
-El servicio. Dijiste que ibas al servicio. –aclaró-
-¡Ah! sí, el servicio. –afirmé-
-¿Cómo es que has tardado tanto? – preguntó Jamie- He ido después de ti y he llegado antes.
-Es que todavía no me acostumbro a este instituto. –reí falsamente- Además, los chicos sois más rápidos…
-Será eso… -dijo no muy convencido- Bueno, casi es la hora, ¿vamos? –preguntó en general-
-Sí –contestaron todos al unísono-
-Será mejor que vayamos subiendo, si no queremos llegar tarde- advirtió Caitlin-
Todos asintieron con la cabeza y seguidamente, recogieron sus cosas y se dirigieron a la entrada. Yo hice lo mismo, aunque me quedé un poco más atrás del grupo pensando en qué sería lo que me quería decir Justin. Una parte de mí estaba contenta por volver a verle, pero la otra me decía que volvería a sufrir. Además, estaba empezando a pensar que si me he mudado aquí, es porque el destino quiere que me olvide de todo lo que pasó allí, menos de mis amigas, claro.
-¡Vamos Fanny! No te quedes atrás. –Jamie me agarró del brazo con una gran sonrisa-
-Es que estaba pensando en mis cosas –sonreí tímidamente-
-Se te veía un poco pensativa ,bueno ¿Quieres volver a sentarte conmigo? –me miró a los ojos muy feliz- Sólo si quieres..
-Está bien, en la última clase me he divertido bastante contigo. Pero antes tengo que ir a dejar unas cosas en la taquilla. ¿Me acompañas? – subí los escalones de la entrada-
- Sí, pero será mejor que avisemos a los demás. Un momento – se acercó al grupo y comenzó a hablar-
Pasados unos segundos, Jamie volvió hacia donde yo estaba.
-Les he dicho que no nos esperen. –aclaró cuando llegó hasta mí- Así que ya podemos ir.
-Perfecto. Menos mal que Lena me enseñó dónde estaba mi taquilla, sino tendría que cargar con todos los libros. –reí-
- ¿Quieres que te lleve la mochila? No me importa llevarla –extendió un poco los brazos-
-No gracias, si ya casi hemos llegado, además no pesa tanto.
-Bueno, como quieras –sonrió-
Seguimos hablando hasta que llegamos a la taquilla. Solté los libros que no necesitaba y cogí los de las siguientes horas. Miré el reloj. Quedaban dos minutos para que sonara el timbre que indicaba el inicio de la clase. No nos iba a dar tiempo.
-Jamie, quedan dos minutos. No nos va a dar tiempo a atravesar medio instituto. –dije cerrando la taquilla-
-¿Que no? No conoces a Jamie Laou. –dijo mientras sonreía- Dame la mano. –extendió su brazo-
-¿Cómo? –pregunté confusa-
- Tú dame la mano –repitió-
-Está bien –dije extendiendo mi brazo y cogiendo su mano-
- ¿Estás preparada? –sonrió maliciosamente-
-¿Para? –dije un poco asustada-
- ¡Correr! – acto seguido, comenzó a correr por el pasillo-
-¡Jamie!, ¿Qué haces? –pregunté mientras corría tras él-
- Si quieres llegar a tiempo, ¡tendrás que correr! – tiró de mí-
Me limité a correr detrás de Jamie, mientras iba agarrada de su mano.  Menos mal que había decidido ponerme unas Supras y no unas botas de tacón, sino iba a correr Jamie solo. Mientras íbamos subiendo las escaleras, tropecé y caí al suelo.
-¡Ay! –exclamé-
-¡Fanny! ¿Estás bien? –se agachó junto a mí-
- Sí, pero me duele un poco el tobillo. –intenté levantarme-
-¿Puedes andar? –me agarró por la cintura-
-Creo que sí, pero no podré correr – moví un poco el tobillo-
-Mm..
- Corre tú hacia la clase. Yo le explicaré al profesor que me caí en las escaleras y por eso he llegado tarde. –me separé de él-
-No. No voy a dejarte aquí. Toma, cuélgate la mochila. – me ayudó a ponérmela-
-¿Por? – le miré a los ojos-
-Tú hazme caso. Ahora, no grites –se volvió a acercar a mí-
-¿Qué pretendes ha...
Jamie me cogió en brazos y siguió subiendo las escaleras. Después giró a la izquierda y recorrió el largo pasillo.
-Jamie, suéltame. Peso mucho –le di un toquecito en el hombro-
-No, puedo llevarte. ¿Cuánto nos queda? –preguntó mientras seguía caminando deprisa-
-Segundos –dije mirando el reloj- No vamos a llegar.
-Ya queda menos. Llegaremos. –giró a la derecha-
Mientras Jamie iba andando a gran velocidad por los pasillos de la segunda planta, no podía evitar reírme con las caras que ponía. Volvió a girar a la derecha y entró en el aula que nos tocaba. Me soltó en el suelo, suspiró y se incorporó. Sonó la campana y nos sentamos en una mesa del fondo, detrás de Lena y Ryan.
-Al final hemos llegado –miré a Jamie mientras abría mi libro de historia- Gracias a ti.
-No ha sido nada. No te iba a dejar allí y me iba a ir yo –sonrió-
- Muchas gracias –le abracé- Apenas me conoces y ya has hecho eso por mí… Conozco a más de uno que me hubiera dejado ahí sola. –sonreí tímidamente-
- Me has caído bastante bien, aunque nos tenemos que conocer mejor –abrió su libro-
-Tortolitos, será mejor que os calléis. –Lena se dio la vuelta- Os van a castigar.
-Señorita Everlin, ¿Haría usted el gran favor de permanecer en silencio y derecha? –preguntó retóricamente el profesor-
-Sí, profesor. Perdóneme. No volverá a ocurrir –se disculpó Lena-
Jamie y yo nos miramos y empezamos a reírnos silenciosamente.
-Será mejor que te calles, te van a castigar –imitó Jamie con la voz de Lena-
Lena le miró desafiante. Jamie y yo volvimos a reír.
-Vale, será mejor que paremos –sugerí-
Durante el resto de la clase, apenas hablamos. Lena y Ryan comentaban algunos deberes, al igual que Jamie y yo. El profesor nombró a algunos alumnos para que corrigieran los ejercicios.  Miré a Lena y a Ryan. Parecía que se llevaban bastante bien… A lo mejor, Lena quería que Ryan le presentara a Justin, o bien, que se estuviera enamorando de él. Eso no es asunto mío, pero se la veía muy feliz. Miré a Jamie. Se le veía tan concentrado… dibujando en su libreta. Ese chico tenía algo que lo diferenciaba de los demás. Cualquier otro chico me habría dejado tirada en la escalera, con el tobillo torcido, por no mencionar que ni me habría acompañado a mi taquilla. Volví a mirar al profesor. Cuando acabó la clase, guardé mis cosas, puse la silla en su sitio y esperé a Jamie.
-¿Vamos? –me preguntó Lena-
-Ahora voy, estoy esperando a Jamie. Id vosotros –contesté-
-Mm… Te estás haciendo muy amiga de Jamie. –sonrió-
-Y tú de Ryan – reí-
- No conozco mucho a Jamie, pero parece un buen chico. –opinó-
-Y tú ahora que eres, ¿mi padre? –bromeé-
-Sí, señorita. Será mejor que tires para la clase si no quieres llegar tarde –dijo con una voz grave-
-Anda payasa, -reí- Ryan te está esperando.
-Bueno, nos vemos en clase. –se despidió y después, se acercó a Ryan-
Varios segundos más tarde, Jamie salió del aula.
-Vaya, si que tardas en recoger –dije cuando se acercó a mí-
-Es que recogiendo soy muy lento… -sonrió-
-Bueno, háblame de ti. Así nos conoceremos más –empezamos a caminar-
-Pues, ¿Qué quieres saber? –preguntó-
-Cosas como de dónde eres, si tienes hermanos o hermanas…
-Soy Australiano, pero me mudé aquí hará cerca de un año. Tengo una hermana menor que yo.  Y soy un pez –rió-
-¿Un pez? –pregunté-
-No, es broma, jajaja –aclaró-
-Ah, ya decía yo –reí-
-Bueno, ahora háblame de ti
-Pues yo soy Española, pero me mudé aquí hace unos días por el trabajo de mi padre. Ahora vivo con Lena. Soy hija única y.. bueno, creo que no me salto nada importante
-Pues encantado de saber más de ti –sonrió-
-Ya nos iremos conociendo más, todavía me queda un año aquí, o una vida entera… -miré al suelo-
-¿Es posible que te quedes para siempre? –me miró a los ojos-
-Sí –volví a mirar al suelo-
-Bueno, tampoco sería tan malo, ¿no?
-No lo sé, pero bueno, olvidémoslo y entremos en clase –sonreí-

Entramos en clase. Esta vez, yo me senté con Lena. Ryan y Jamie se sentaron detrás nuestra. Y delante nuestra, Caitlin y Rouse. Tocaba Biología y por último, Física y Química. Esas dos horas pasaron un poco más rápido. Cuando finalizaron las clases, cogimos el autobús y nos dirigimos a casa. Caitlin fue la primera en bajarse del autobús. Lena y yo fuimos las últimas. Al llegar a casa, saludamos a nuestras madres y subimos las escaleras. Dejamos las mochilas y bajamos a comer.
-¿Qué tal tu primer día de instituto? –me preguntó mi tía-
-Pues bien. Los amigos de Lena son muy simpáticos. –miré a Lena-
- Me alegro –sonrió-
-¿Y los padres? –preguntó Lena-
-Llegarán más tarde, comed vosotras, que supongo que tendréis que hacer deberes –contestó mi madre-
-Pues la verdad es que yo los he hecho casi todos en clase, pero me faltan algunos. ¿Y tú Fanny? –preguntó Lena mientras me miraba-
-Igual que tú. ¿Qué tal si comemos y después subimos para terminarlos? –sugerí-
-Genial –cogió los platos del mueble-
-Pues poned la mesa, coméis y termináis los deberes –ordenó mi tía-
Lena y yo asentimos con la cabeza. Cogimos los cubiertos y demás, pusimos la mesa y nos servimos la comida. Lena me preguntó que cuál fue la impresión que me dio su instituto y eso. La verdad es que su instituto estaba bien. Para ser el primer día, ya había conocido a bastante gente. Y el instituto en sí, estaba bien. Sólo faltaba una cosa, mis amigas. Cuando termine los deberes, llamaré para ver como están.
Terminamos de comer, recogimos la mesa y subimos a la habitación. Al cabo de una media hora, llegaron los padres. Bajamos a saludarlos y volvimos a subir para seguir con los deberes. Lena me ayudó con algunas cosas, al igual que yo la ayudé a ella. Al acabar, eran las cinco menos cuarto. Cogí el móvil, y marqué el número de Miri. Mientras, Lena recogía la habitación.
-¿Sí? –preguntó una voz masculina al otro lado del teléfono-
-Hola, ¿Está Miri? Soy Fanny
-Ah, hola Fanny. Cuanto tiempo –dijo el chico-
-¿Cuánto tiempo? ¿Quién eres? – pregunté asustada-
-Oh, venga Fanny,¿ enserio ya te has olvidado de mí? –volvió a preguntar-
-Es que no sé quién eres… -me quedé pensativa-
-Soy Pablo. Ahora entiendo por qué dicen que la distancia hace el olvido –rió-
-Ah, hola Pablo –dije seria-
-¿No te alegras de hablar conmigo? –preguntó un poco triste-
-Hombre, no es eso. Es que yo quería hablar con Miri. ¿Dónde está? –cambié de tema rápidamente-

-Bueno, espera que te paso con ella… -dijo muy serio-
Miré a Lena. Estaba sentada en la cama, mirándome. Lena no sabía mucho español, pero creo que algo estaría entendiendo.
-¿Qué pasa? –preguntó Lena-
-Ahora te cuento – susurré-
Tras varios segundos de silencio, contestaron al teléfono.
-Ahora no se puede poner. Tendrás que llamarla otro día. Lo siento –contestó Pablo-
-Ah, pues ya la llamaré mañana si puedo. Dale un beso de mi parte.
-Está bien, adiós –se despidió con seriedad-
-Adiós
Colgué el teléfono y me quedé mirando la pantalla. ¿Que no se podía poner? ¿Desde cuándo Miri no tenía tiempo para mí? Y lo más importante, ¿Qué hacía Pablo con el móvil de Miri? Está claro, las cosas estaban cambiando. Probaré a llamar a alguna de las demás. Busqué el nombre de Inma y le di a llamar. Nada, no me lo cogía. Llamé a todas y cada una de ellas, y ninguna me cogió el móvil. Pues, no seré yo la que volveré a llamar. Tiré el móvil en la cama y me senté en la silla.
-Cuéntame, ¿Qué ha pasado? – Lena se acercó a mí-
-He llamado a todas mis amigas, y ninguna me lo ha cogido. Pero cuando he llamado a Miri, me lo ha cogido Pablo. Estoy confusa… -apoyé la cabeza en el hombro de Lena-
-Bueno, piensa que allí son seis horas más. A lo mejor están durmiendo… -sonrió Lena intentando alegrarme-
-Puede ser, pero sigo sin saber por qué ha contestado Pablo.
-Lo mejor será que llames mañana, nada más llegar del instituto, o en el recreo. Que allí será de día –sugirió Lena-
-Está bien, lo intentaré mañana… -me levanté-
-Genial, y ahora, ¿Qué hacemos? ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta con los demás?
-Me encantaría, pero tengo la sensación de que se me olvida algo –me acerqué a la ventana-
-¿Algo? Ya has hecho planes con Jamie, ¿eh? –arqueó una ceja-
-No, no es con Jamie… ¡Ah! ¡Ya sé con quién era! –exclamé-
-¿Con quién?
-Es que no te lo vas a creer…
-Bueno, tú dímelo.
-Con…Justin, en la puerta del instituto, a las seis.
-Eeeeh, para el carro. ¿Con Justin? ¿Para qué? Y lo más importante, ¿Pero, tú cuando lo han visto? –empezó a hacer preguntas-
-Quiere hablar conmigo. Y lo he visto hoy, en el recreo del instituto, por eso tardé tanto. –expliqué-
-¡¿Y no me lo dijiste?! –gritó-
-¡Lena! ¡Por favor!, pensé que ya habías superado eso. –intenté calmarla-
-Bueno, creo que he exagerado un poco. ¿Me llevas contigo? –puso cara de cachorrito-
-No, tengo que ir sola. Lo siento… -me disculpé-
-Jolín, pero quiero conocerlo en persona…
-No me puedo creer que viviendo en el pueblo donde viven sus abuelos y el que visita a menudo, no lo hayas visto todavía. Y conocerlo , lo conoces. Estuvo en tu clase. –le guiñé un ojo-
-Pero , no es lo mismo. Aunque da igual, ya lo conoceré algún día. –se cruzó de brazos-
-Te llevaría conmigo, de verdad, pero me dijo que fuera yo sola. Ahora, me tengo que ir… -la abracé-
-Está bien… Llamaré a los demás para ver si quieren ir a algún lado –buscó su móvil-
- Cuando termine, te llamaré para ver dónde estáis –cogí mis cosas-
-Vale. Ten cuidado –me dio dos besos-
-Lo tendré. Tranquila –sonreí-
Salí de la habitación, bajé las escaleras y entré en el salón.
-Me voy. Luego volveré –me despedí-
-¿A dónde vas? –preguntó mi tío-
-A dar una vuelta. Tengo prisa. ¡Adiós! –me dirigí a la puerta-
-¡Ten cuidado! –gritó mi padre desde el salón-
-¡Lo tendré! –cerré la puerta tras de mí-
Me dirigí a la parada de autobús y me senté a esperar. Tras varios minutos esperando, llegó el autobús, entré y me senté al final. Mientras estaba sentada, iba contemplando las calles. El día estaba nublado, pero no hacía mucho frío. La gente caminaba por las calles. Vestidos con abrigos, pantalones largos y alguno que otro, con guantes. Al llegar a la parada, me bajé. Crucé la acera y esperé en la puerta del instituto. Miré a un lado y a otro. No había nadie. Miré el reloj. Las seis en punto. Tiene que estar al llegar. Volví a mirar hacia un lado y hacia el otro. Nada. Me senté en un banquito que había al lado de la puerta. La gente que pasaba, se quedaba mirándome. Supongo que sería raro ver a una adolescente sentada en la puerta del instituto a las seis de la tarde. Miré a la izquierda. Vi a un chico con un abrigo negro, pantalones negros, Supras negras ,gafas de sol negras y un sombrero a juego con su vestimenta. Qué raro. ¿Gafas de sol un día nublado? Que gente más rara. El chico se acercó a mí, me miró y se sentó a mi lado.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Capítulo 40.


Empecé a dibujar en mi libreta mientras el profesor hablaba con el chico nuevo. Lena me dio un codazo cuando el chico entró en clase. La miré y tenía una gran sonrisa en la cara. Miré al chico mientras me preguntaba por qué Lena estaba tan contenta. Cuando vi la cara de aquel chico, lo adiviné. El chaval soltó su mochila en el suelo y alzó la mirada.
-Bueno, señorito, ya puede presentarse –le permitió el profesor-
-Hola, bueno, no voy a enrollarme mucho…Me llamo Ryan. Ryan Butler. Espero que me tratéis bien, y bueno, que os ayudaré en todo lo que pueda. –añadió-
-Muy bien, señorito Butler, ya puede sentarse. –sonrió-
El chico se sentó delante nuestra, sacó sus cosas y se cruzó de brazos.
-No sé que le ves, tía –le susurré a Lena- Tiene unos ojos bonitos y tal..pero los hay mejores.
-No es eso, mazapán –me dio un pequeño codazo- es el chico que te trajo ayer las flores –explicó-
Miré a Lena con la cara un poco descompuesta. No le hice mucho caso al chico cuando me dio las flores, pero como Lena se fija en todo…
Ryan se giró, me miró con una sonrisa y me guiñó el ojo.
-¿Te gustaron las flores? Mi amigo es muy romántico –sonrió-
-Sí..eran muy..bonitas.. –sonreí- ¿Se puede saber quién es tu amigo? –fruncí el ceño-
- Sólo me han pedido que te entregara las flores. No me dijeron nada de responder preguntas – explicó- pero sé que lo sabes. Sólo que no quieres creerlo. Q   uizás tengas que remover un poco tu pasado para encontrar la respuesta. – me guiñó el ojo y se dio la vuelta-
Esa última frase se repitió en mi cabeza varias veces. Mi pasado. Tampoco es que haya habido muchas personas en mi pasado, pero sí, sé quién es. Ahora lo sé con más seguridad. En ese momento, Lena me pasó una nota.
-“Será mejor que dejes las conversaciones para los intercambios o para el recreo, sino te castigarán. No es bueno que te castiguen, y menos en tu primer día de clase. Por cierto, ¿A que Ryan tiene unos ojos súper bonitos? Es guapo ¿Eh?”-
Cogí mi bolígrafo azul y comencé a escribirle.
-“Si tan guapo te parece, quédatelo tú. A mí no me hace falta. –a continuación, le pasé la nota descaradamente-
Lena abrió la nota y comenzó a leer. Pasados unos segundos, cogió su bolígrafo, escribió y me pasó la carta.
-“ Ah, claro. A ti no te hace falta, como tienes a tu “admirador secreto” ,¿no? ¿Para qué otro? Anda chica, dejemos la discusión para cuando lleguemos a casa- me pasó la nota-
Leí lo que escribió. Miré al profesor y vi que nos había echado el ojo. Dejé la nota a un lado y comencé a escuchar lo que el profesor explicaba. De vez en cuando se me cerraban los ojos. Matemáticas no es lo mío, mas bien, las odio. Tantas letras con números y fórmulas… Miré el reloj. Las ocho y media. Sólo me quedaban veinte minutos más y saldríamos de aquí.
-Bien, ahora haced los ejercicios de esta página.-señaló-
Todos los alumnos abrieron las libretas, así que yo hice lo mismo. Escribí el enunciado del primer ejercicio. No sabía qué era lo que había que hacer. Miré a Lena confusa. Ella sonrió y me entregó su libreta para que lo copiara. Seguí haciendo los demás ejercicios hasta que sonó la campana. Esa campana que llevaba esperando una hora entera. Recogimos las cosas y nos fuimos al aula que nos correspondía. Tocaba Ciencias Sociales, no las odiaba, pero tampoco era que me agradaran mucho. El profesor era joven, vestido con una camisa de cuadros azules, unos vaqueros y unos zapatos negros. Pasó lista, abrió su libro y comenzó a explicar las lecciones. Este profesor parecía bastante simpático. Algunos alumnos, entre ellos Ryan, no entendieron algunas cosas y él se las volvió a explicar sin problemas. Pasada una media hora tuve que ir al servicio. Me levanté de mi sitio, me dirigí al profesor, le pedí permiso para salir y éste me dio la tarjeta de salida. Abrí la puerta, busqué el cartel que indicaba dónde estaban los servicios, ya que era mi primer día en aquel instituto y no sabía dónde se encontraban, y porque a Lena se le olvidó enseñarme dónde estaban. Tras varios minutos dando vueltas por los pasillos encontré los baños. Cuando terminé, me miré al espejo, suspiré y una lágrima recorrió mi mejilla en silencio. Esto no era lo mismo. Necesitaba a mis amigas a mi lado. Sí, estaba bien con Lena, pero no es igual. Y con sólo pensar que me quedaba como un año ahí… Aunque, quien sabe, a lo mejor dentro de unos meses me acostumbraba a aquello.
Me sequé las lágrimas y salí del baño. Me había tirado unos diez minutos fuera de clase y seguramente el profesor  se habría dado cuenta. Caminé rápido mientras iba por el pasillo hasta llegar a la puerta. Me paré, respiré hondo, pegué en la puerta y después entré. Le di la tarjeta y me dirigí a mi sitio. Miré el reloj. Aún quedaban diez minutos.  Abrí mi libreta y empecé a hacer los ejercicios hasta que sonó la campana. Esta vez no necesité la ayuda de Lena.
Pasados esos diez minutos salimos de clase. La siguiente clase estaba en el segundo piso, por lo que tuve que ir deprisa. Escuché que alguien me llamaba, supuse que era Lena que iba detrás de mí. Me di la vuelta mientras seguía corriendo, finalmente, me choqué con algo y me estrellé contra el suelo. Los libros que llevaba en la mano cayeron al suelo. Alguien se agachó, los recogió y me los entregó con una sonrisa.
-¿Estás bien? Te has dado un buen golpe. –me cogió la mano-
Le cogí la mano, me levanté, me colgué la mochila y le miré. No pude evitar sonreírle. Era guapo. Con el pelo un poco larguito, los ojos marrones, la piel clarita…
-¿Hola? ¿Me oyes? –preguntó mientras agitaba su mano delante de mi cara-
-¡Ah! Sí, sí… gracias. Estoy bien. ¿Y tú? ¿Te has hecho daño?- contesté un poco nerviosa-
-Sí, no te preocupes. Estoy bien. Eres nueva, ¿verdad? Nunca te había visto por aquí. –sonrió-
-Pues sí –reí- soy nueva. Me mudé aquí el otro día, y vivo con mi prima.
-Genial, y ¿Cómo te llamas? –comenzó a caminar-
- Estefanía, pero puedes llamarme Fanny- caminé a su lado- ¿Y tú?
-Encantado ,Fanny. Yo soy Jamie, Jamie Laou – volvió a sonreír-
-Jaja te llamas como mi profesor de Matemáticas –reí-
-Ya lo sé –rió- también me da clases.
-Y bien, ¿A qué clase vas? –me paré delante de la clase que me tocaba-
- A esta- señaló –
-Genial, yo también. –entré delante de él-
- ¿Con quién te vas a sentar? – preguntó un poco sonrojado-
-Pues con… -miré a Lena y ésta me indicó que me sentara con él- no lo sé. ¿Y tú?
- No tengo pareja, ¿nos sentamos juntos? –sonrió tímidamente-
- Vale, ¿allí? –señalé dos mesas que había al fondo-
-Como quieras –sonrió-
Nos dirigimos a los asientos ,nos sentamos y sacamos los libros. Tocaba Lengua Española. Genial, no me haría mucha falta prestar atención. Sonó la campana y todos los alumnos permanecieron en silencio hasta que entró la profesora. Pasó lista, al igual que los demás profesores, me preguntó mi nombre y se puso a explicar algunas cosas. Cuando acabó, les mandó unos ejercicios a los alumnos. Todos empezaron a escribir, pero yo no sabía qué hacer. Eso era cómo ponerle una suma de dos dígitos a un niño de segundo de la ESO. En ese momento, la profesora se acercó a mí.
-Fanny, como tú eres española, en mis clases me podrías echar una mano y ayudar a tus compañeros con sus dudas. ¿Te parece bien? –preguntó sonriente-
- Genial, así podré conocer a mis compañeros más rápido –sonreí-
- Perfecto –sonrió amistosamente- Chicos, como ya sabéis, Fanny es española, así que os podrá ayudar en las dudas que tengáis, sólo tenéis que preguntarle –se sentó en su sitio-
Me levanté y comencé a dar vueltas lentamente por la clase, esperando a alguien que me pidiera ayuda. Tras varios segundos, Jamie levantó la mano. Me acerqué a él.
-¿Qué duda tienes? –me senté a su lado-
-Ninguna, soy el mejor alumno de esta clase. Me encanta el Español. –rió-
-Entonces, ¿Por qué levantas la mano? –pregunté extrañada-
-Porque te he visto un poco cansada de dar vueltas y pensé en levantar la mano para que te sentaras –explicó-
-Ya veo… Pues voy a seguir dando vueltas. –me levanté de mi sitio-
-No, espera –me cogió de la mano- Quédate aquí sentada, conmigo…
- Eh… -me quedé mirándolo- Vale, está bien. Pero sólo mientras no haya nadie que quiera mi ayuda. –dije sentándome-
- Vale –me sonrió-
Durante el resto de la hora, hubo dos ocasiones en las que levantaron la mano, pero pasé casi toda la clase sentada al lado de Jamie, ayudándole y hablando con él. La verdad es que ese chico era muy simpático y también muy gracioso. Tiene un aire a Justin, cuando tenía el pelo más largo… Pero viste igual que él, con Supras, gorras ,sudaderas, etc. Es como un pequeño clon.  Miré a Lena varias veces y ella me sonreía muy feliz. Estaba sentada al lado de Ryan, y por lo que se veía, le iba muy bien. Quién sabe, a lo mejor puede que llegue a conocer a Justin.
Vale,vale ,vale, vale. Estoy tocando demasiado el tema de Justin. Mejor será echarle un ojo al libro.
Cogí mi libro, lo abrí y comencé a pasar las hojas. Jamie me miraba de vez en cuando, pero después volvía a seguir con lo suyo. Miré el reloj, faltaban dos minutos para que comenzara el recreo.  Me apoyé en la mesa y cerré los ojos. Cuando sonó la campana, guardé mis lápices y mis cosas en mi mochila, y me levanté.
-Fanny, espera. –dijo Jamie detrás de mí- ¿Qué vas a hacer en el recreo?
-No lo sé, supongo que iré con Lena –señalé- ,¿Por qué?
-Por si te querías venir conmigo…Pero veo que ya tienes planes –sonrió falsamente- No pasa nada, otro día será.
-Si quieres, puedes venirte con nosotros…No creo que les importe. –sugerí mientras salíamos de la clase-
-Si no les parece mal… Iré –sonrió-
-Pues vamos – bajé los escalones-
Al llegar a la puerta principal, nos esperaban Lena, Ryan, Rouse,  Caitlin y dos chicos más. Nos reunimos con ellos y salimos al jardín. Nos colocamos en una esquina, al lado de un matorral con flores. Empezamos a hablar mientras desayunábamos. Caitlin y Rouse fueron a comprar su desayuno, eran las únicas que no lo habían traído.
-¿Y tú no tienes amigos aquí? –le pregunté a Jamie-
-Sí, yo conocía a Lena y a sus amigos, pero no me solía juntar con ellos –aclaró-
- ¿Y cómo que te has venido hoy con nosotros? –dije un poco sorprendida-
-No sé… Es bueno cambiar y conocer a gente nueva, ¿no? –sonrió-
-… Sí, supongo –le devolví la sonrisa-
Seguimos hablando entre todos, Caitlin y Rouse ya habían vuelto.  Nos hicimos algunas fotos para el Facebook. Me separé un poco del grupo durante unos segundos.
-Shh Shh, Shh Shh. –susurró alguien-
Me giré para ver quién había sido. Pero no vi a nadie. Todos estaban hablando entre ellos, menos Jamie. Habría ido al servicio.
-Shh Shh Shh –volvieron a susurrar-
Me volví a girar y alguien me tocó desde un matorral. Grité asustada.
-Shhh, ¡Fanny no grites! –Dijo asomando  la cabeza-
Al ver su cara , me froté los ojos y volví a mirar su rostro, escondido entre las ramas de los matorrales.