sábado, 25 de junio de 2011

Capitulo 37.

Lena se levantó y fue al baño. Miré alrededor del bar. Era bonito. Tenía cuadros de diferentes colores y escenas. De repente, sentí como si alguien me vigilara. Miré una de las mesas. Había un chico sentado. Tenía una capucha y unas gafas negras. Apuesto lo que sea a que era el que me empujó antes. Me quedé mirándolo. Me miró durante varios segundos, luego, sonrió.
Lena: Bueno, ya estoy. –dijo sentándose-
Yo: Lena, sé descarada, ¿vale? Mira, creo que el chico que está ahí sentado es el que me empujó antes. –le dije en el oído-
Lena: ¿Qué chico Fanny? No veo ninguno. –miró por todo el bar-
Yo: Pero.. –miré cada esquina del bar y todas las mesas- Si había un chico justo ahí –señalé la mesa en la que estaba sentado-
Lena: Ay.. Primita que ya tienes hasta visiones.. ¿Qué? ¿Te enamoraste del chaval ese y ahora lo ves en todos lados? –rió-
Yo: No, Lena en serio, estaba ahí.
Lena: Vale, vale.. Te creo.. Se habrá ido porque tenía prisas. Ahora, vamos a pagar y te compramos unos zapatos que peguen con ese vestido , ¿te parece?
Yo: Sí, pero, ¿Tú no te vas a comprar un vestido?
Lena: Yo me compré mi vestido hace una semana. Después te lo enseño. –Se levantó y se dirigió a la barra-
Cogí la mochila y guardé las cosas que había encima de la mesa. Me acerqué a Lena.
Yo: Lena, te espero fuera.
Lena: Vale, pago y salgo.
Salí a la puerta. Saqué la cámara y miré las fotos. Iba a guardar la cámara cuando vi al mismo chico en la esquina, apoyado en la pared y mirándome. No sabía si llamar a Lena o ir hacia él. Quizás si llamaba a Lena, se iría, y si iba hacia él también se iría. Encendí la cámara mientras miraba hacia otro lado haciéndome la tonta. Conté tres, me di la vuelta, apreté el botón y saqué una foto. Increíble. Había desaparecido, otra vez. Miré la foto que había sacado. Sólo salía su pie mientras daba la vuelta a la esquina. Tenía que haber sido más rápida. Borré la foto. En ese momento Lena salió del bar.
Lena: ¿Estás viendo las fotos? –sonrió-
Yo: No es que.. –me quedé pensando- Sí, las estaba viendo. Bueno, ¿Y dónde vamos ahora?
Lena: Vamos a la zapatería de aquella calle. –señaló una calle que había en frente-  Tienen unos zapatos de tacón muy bonitos, a lo mejor alguno te gusta.
Yo: Vale. –dije mientras guardaba la cámara-
Cruzamos la acera. De vez en cuando miraba hacia atrás para ver si veía al chico de la capucha y decírselo a Lena, pero seguramente, él sería más rápido y volvería a escaparse.
Entramos en la zapatería. Lena tenía razón. Había un montón de zapatos de tacón de muchos colores. Pero, sólo unos negros me llamaron la atención. Me acerqué a ellos y los cogí.
Yo: Me gustan estos. –se los mostré a Lena-
Lena: Mm..Sí, son bonitos y pegan con tu vestido. Voy a pedir tu número.
Lena se acercó a la dependienta y le pidió mi número. En cuestión de pocos segundos, la dependienta apareció con una caja del mismo modelo. La abrió y me los dio.
Yo: Gracias. –cogí la caja-
Dependienta: De nada –sonrió-
Me quité el zapato izquierdo y me probé el que me trajo la dependienta. Me levanté y comencé a andar por la tienda. No me hacía mucho daño y se veía elegante.
Yo: Me llevo éste. ¿Cuánto es?
Dependienta: Son 46 dólares.
Yo: Vale.
Me volví a sentar, me puse mis zapatos y guardé los otros en la caja. Saqué mi monedero de la mochila, cogí la caja y me acerqué al mostrador.
Lena: Te lo pago yo. –dijo sacando 50 dólares de su cartera-
Yo: No, ni hablar. Lo voy a pagar yo.
Lena: Fanny, déjame que te los regale yo.
Yo: .. Bueno, si es lo que quieres.. Pero me sabe mal..
Lena: No te preocupes. –dijo dándole el dinero a la dependienta-
Le dio el cambio, metió la caja en una bolsa y salimos de la tienda. Miré a la derecha. ¡Otra vez el chaval!
Yo: Lena, mira a tu derecha. –le susurré al oído-
Lena miró a su derecha y después a su izquierda.
Lena: No veo nada, ¿Qué había?
Yo: ¡¿Qué?! –dije mirando a mi derecha- ¡A desaparecido otra vez! ¡Estaba ahí! –señalé el lugar en el que se encontraba- ¡Enserio!
Lena: Vale Fanny, vámonos a la casa ya, porque creo que el refresco de antes te está afectando –me tocó la frente-
Yo: No Lena, enserio. –le aparté la mano- ¡Te juro que estaba ahí!
Lena: Bueno, bueno, no te pongas así. Vámonos ya anda.
Comenzamos a caminar por donde habíamos venido. Así hasta llegar a la casa. Lena sacó las llaves y abrió la puerta. Ella entró primero. Acto seguido entré yo, me giré para cerrar la puerta y allí estaba. El niño misterioso. Sentado en el banco de la acera de en frente, mirándome. Salí fuera. Me froté los ojos y volví a mirar. No, no era un espejismo o algo parecido. Era él.
Yo: ¡¿Quieres algo?! ¡No sé, es que llevas todo el día siguiéndome! –grité-
Pero él ni se inmutó. Se levanto muy despacio y comenzó a caminar sin mirarme, o eso me hacía creer. Dio la vuelta a una esquina y desapareció. Lena se acercó a mí.
Lena: ¿A quién le gritabas? –preguntó preocupada-
Yo: Al chaval de antes. Estaba sentado en el banco. Creo que nos ha seguido durante todo el día.
Lena: ¿Enserio?
Yo: Sí, pero cuando le he gritado, se ha levantado y se ha ido como si nada. –cerré la puerta-
Lena: Pff.. La juventud de hoy en día. –agachó la cabeza-
Yo: Ni que lo digas. –reí-
Lena entró en el salón. Estaba vacío. Entré en la cocina. También estaba vacía. Fui a donde estaba Lena.
Lena: ¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien?! –gritó-
Pero no hubo respuesta. No había nadie, sólo nosotras dos.
Lena: Bueno, creo que estamos solas.
Yo: No, solas no. Están los cadáveres, ¿recuerdas?
Lena: ¡Ah! Claro, ¡cómo olvidarlos! –rió mientras se daba un pequeño tortazo en la frente-
Yo: Anda muerta, vamos a hacer algo de comer. –entré en la cocina-
Lena: Mm.. ¿Qué te parece si pedimos una pizza? Es que cocinar y yo en una misma frase… no. –cogió el teléfono-
Yo: Sí, mejor. Pide la pizza que quieras, me gustan todas. Yo, mientras, voy a guardar el vestido y lo demás.
Lena: Vale, ¿La quieres de jamón y queso?
Yo: Como tú quieras. –cogí las bolsas-
Lena: Ah, sí, buenas tardes. Verá, quería pedir una pizza mediana de jamón y queso..
Salí de la cocina mientras Lena pedía las pizzas. Subí las escaleras y entré en la habitación. Saqué el vestido de la bolsa, lo colgué en una percha y lo metí en el armario. Después hice lo mismo con mis zapatos y la camiseta de Lena. Me puse un chándal y bajé a la cocina. Lena acababa de hablar por teléfono.
Lena: Veo que te ha cambiado. –me miró de arriba abajo- Yo voy a hacer lo mismo. Por cierto, he llamado a los padres y dicen que se han ido a comer a un bar. A las cuatro y media o cinco han dicho que volverán. –salió de la cocina-
Yo: Bueno, pues tenemos hasta esa hora para hacer lo que queramos. –salí después de ella-
Lena: Sí, había pensado en seguir inspeccionando el trastero de los cadáveres. ¿Qué te parece? –entró en la habitación-
Yo: Pues sí. Tiene que haber un montón de cosas más. –me senté en la cama-
Lena: ¿Qué tal si después de comer, subimos y miramos todas las cajas? Podríamos sacar las fotos que haya y se las enseñamos a los padres. –sacó un chándal  del armario-
Yo: Es buena idea. Creo que les gustará volver a recordar.
-¡Ding Dong!..-
Lena: Esa debe de ser la pizza.
Yo: Vaya, son muy rápidos. –me levanté de la cama-
Lena: O a lo mejor es que tú eres muy lenta cambiándote –rió-
Yo: Já, já. ¡Qué graciosa! ¿Hay que reírse? –la miré con cara de pocos amigos-
Lena: Sí, pero no te rías y baja a abrir la puerta, que sino se llevarán nuestra pizza.
Bajé las escaleras y abrí la puerta. Me quedé un poco.. ¿Petrificada? Sí, creo que esa es la palabra.
Chico: Eh.. ¿Te pasa algo? –dijo moviendo su mano delante de mi cara-
Yo: Esto.. ¿tú no eras el que estaba allí sentado? –señalé el banco-
Chico: Mm, no. Ten, aquí tienes tu pizza. –me dio la caja-
Yo: Eh..Gracias, ¿cuánto te debo?
Chico: Nada. Invita la casa. –me guiñó un ojo y se fue-
Yo: Pero espe..
Demasiado tarde. Se había ido. Cerré la puerta y entré en la cocina. Me senté en la silla y apoyé mi cabeza en mi mano. Debía de tener fiebre o algo. Seguramente Lena tendría razón. Lo veía por todas partes, eso no es normal. En ese momento entró Lena en la cocina.
Lena: Mm.. ¡Qué bien huele!..¿Qué te pasa? –preguntó preocupada-
Yo: Creo que debo de tener fiebre o algo..
Lena: ¿Y eso? –se sentó a mi lado-
Yo: Porque, cuando he abierto la puerta, el que nos ha traído la pizza se parecía un montón al chico que nos ha seguido.
Lena: Hija, si que estás mal. Vamos a comer anda, a lo mejor es eso. –cogió la pizza y la puso en un plato-
Me levanté de la silla, cogí dos platos, dos vasos y dos fantas. Entré en el salón y lo puse todo en la mesa. Lena entró después con la pizza cortada. La puso en la mesa y nos sentamos a comer.
Lena: Bueno, ¿Y a quién dices que se parece ese chico misterioso? –mordió la pizza-
Yo: No digo que se parezca a nadie, digo que me lo he encontrado en todos lados.
Lena: Mm.. interesante. A lo mejor es tu admirador secreto –arqueó las cejas-
Yo: Déjate de royos Lena, sé de sobra que no tengo admiradores.
Lena: Sí, ya. Y yo duermo con peluche.
Yo: Ah, ¿sí?. No lo sabía. –reí-
Lena: Já, já. Muy graciosa.
Yo: Gracias. –sonreí- Pero, ya en serio, me asusta ese chaval.
Lena: ¿Por qué?
Yo: ¿Que Por qué? Pues porque no ha parado de seguirme en todo el día. Eso no es normal.
Lena: Bueno.. si lo miras así.. –cogió su plato y se levantó-
Yo: No hace falta que lo mires de ninguna manera.. Es raro. –hice lo mismo que Lena-
Lena: Bueno, tú olvídate del chaval ese y ya está. Aquí hay mucha gente rara.
Yo: Pues me tendré que acostumbrar..
Lena: Creo que sí.
Metimos los platos y los cubiertos en el lavavajillas, quitamos la mesa y lo ordenamos todo. Cuando acabamos, subimos a la habitación y nos tumbamos en la cama.
Lena: Ahora, ¿Qué hacemos?
Yo: Pues.. No lo sé.
Lena: Mm..
Hubo un silencio durante varios minutos. Hasta que Lena volvió a hablar.
Lena: ¡Vamos a terminar de mirar las fotos de las cajas! –gritó mientras saltaba de la cama-
Yo: ¡Aaaaah! –pegué un salto- Lena, por favor, no me pegues esos sustos. –me toqué el pecho- Casi me da algo.
Lena: Jajajaja. Perdón, perdón. Bueno, ¿Qué te parece la idea?
Yo: Mm.. Sí, está bien. Pero vamos a poner algo de música.
Lena: Me llevo el portátil y la ponemos allí.
Yo: Vale.
Cogimos el portátil y entramos en el “desván”. Lena colocó el portátil en una mesa vieja que había en una esquina. Levantó la persiana para que la habitación estuviera iluminada y encendió el ordenador.
Lena: ¿Cuál pongo?
Yo: Mm.. Pon la de “On the floor” ,¿Esa te gusta?
Lena: Sí, sí. Me gusta.
Lena buscó la canción y la puso.
Yo: Lena, ¿Puedo mirar mi tuenti un momento?
Lena: Sí, claro.
Me acerqué al portátil y abrí mi tuenti. Tenía un montón de comentarios de mis amigos de Madrid, mensajes privados, etiquetas.. lo típico. Desconecté el chat, puesto que sabía que me hablaría mucha gente. Miré los comentarios, todos decían lo mismo. Contesté a los que pude y miré los mensajes privados. Eran de mis amigas. Querían que volviera. Me echaban de menos, casi tanto como yo a ellas. Aunque no lo dijera, las necesitaba. Una lágrima corrió por mi mejilla. Me la limpié corriendo antes de que Lena pudiera verme, pero no sirvió de nada, Lena me vio. En ese momento, se acercó a mí.
Lena: ¿Por qué lloras?
Yo: Echo de menos a mis amigas.. –me limpié una lágrima-
Lena: Oh, cariño, no llores por eso. Aunque estéis muy lejos, a la vez estáis cerca. Verás, te voy a contar una cosa. Yo, cuando era pequeña, vivía en Madrid. Mi madre me contó que tú y yo siempre estábamos juntas y nos queríamos mucho. Pero un día, nos tuvimos que mudar aquí. Claro, tú dirás “es que cuando eres pequeño no pasa nada porque te haces amigo de cualquiera” . Y sí, es verdad, pero no te haces prima de cualquiera o sobrina de cualquiera, y yo a mi familia la tenía allí, en Madrid. Los primeros meses los pasé fatal. Siempre le preguntaba a mi madre por la abuela o por los primos y ella me decía que estaban de viaje o que ya mismo los veríamos. De vez en cuando veníais a visitarnos, pero poco a poco nos fuimos alejando. Tanto, que llegamos a olvidarnos y cada una siguió con su vida. Pero yo, no me quedé parada pensando en volver a Madrid, tenía que seguir hacia adelante, por eso hice nuevas amigas y me fui relacionando con la gente del pueblo. Es bueno conocer a nuevas personas y nuevas culturas. Sinceramente, no creo que te quedes aquí para siempre, pero en  este tiempo que vas a estar aquí tienes que seguir hacia adelante y no pensar en que las has perdido, porque si verdaderamente son tus amigas estarán ahí siempre. Así que ahora, ve al baño y límpiate a cara hija, que la tienes llena de churretes –rió-
Yo: Vale –sonreí y la abracé- Lena, muchas gracias. Eres lo mejor.
Lena: De nada, sólo quiero ayudarte –sonrió-
Le devolví la sonrisa y me dirigí al baño. Me limpié la pintura que se me había corrido y me volví a pintar bien. Salí del baño y entré otra vez en el “desván”. Lena estaba cambiando la canción.
Lena: Ah, ya estás aquí. Bien, empecemos que hemos perdido bastante tiempo. –dijo mirando el reloj-
Yo: Vale, empecemos.
Abrimos algunas cajas y sacamos lo que había dentro. Mientras ella miraba una, yo miraba otra. En la mía solo habían objetos antiguos y cosas parecidas. Entonces, saqué una caja vieja. La abrí y vi que dentro tenía algunas fotos. Empecé a mirarlas. Eran de cuando Lena era pequeña, pero yo no salía. Seguí pasando las fotos hasta que una me llamó la atención…

lunes, 13 de junio de 2011

Capítulo 36.

Cogí mi maleta y subí las escaleras. Había un gran pasillo con varias puertas cerradas. Cinco en total. Supuse que una era del cuarto de Lena, otra el cuarto de mis tíos, otra el baño, otra el cuarto de invitados y la quinta no sabía de qué podía ser.
Lena se acercó a una de las puertas y la abrió.
Lena: Bueno, éste es mi cuarto. –dijo mientras me abría paso-
Miré hacia todos lados, el cuarto estaba lleno de pósters de Justin Bieber. En ninguna pared quedaba hueco en el cual poner un cuadro. El cuarto era enorme. Tenía dos armarios con puertas correderas, un espejo gigante, un escritorio con un ordenador, una terraza gigante y algunos muebles con cajones. La pared, o lo que podía ver de ella, estaba pintada de color lila.
Yo: Lena.. ¿Te gusta Justin Bieber? –dije con tono sarcástico-
Lena: Pues.. no, lo odio –reímos-
Yo: ¿Por qué no me dijiste que te gustaba Justin? –coloqué la maleta encima de su cama-
Lena: Porque mi madre me contó lo que te había pasado con él hace unos meses y no quería mencionarte su nombre, pero se me pasó por alto lo de los pósters.- se sentó en un lado de la cama-
Yo: Ah, bueno.. Pero eso ya es pasado.
Lena: Pues mejor.. y ahora, ¿qué tal si dejamos el tema y colocamos tu ropa en el otro armario?
Yo: Vale. –abrí la maleta-
Empecé a sacar mi ropa  y la puse encima de la cama. Las camisetas con las camisetas, los pantalones con los pantalones y así todo lo demás. Cuando lo sacamos todo, los fuimos guardando en el armario.
Yo: Bueno, ya está todo. –me puse las manos en las caderas- ¿Qué hacemos ahora?
Lena: Pues.. –miró su reloj- Creo que mi madre estará terminando de preparar la cena. ¿Bajamos?
Yo: Como quieras.
Bajamos al salón. En el sofá estaban sentados mi tío y mi padre. Tenían una cerveza en la mano. Nos acercamos a ellos. Estaban viendo el fútbol.
Lena: ¿Quiénes juegan? –preguntó mirando la tele-
Rafa: Toronto Supra y Vaughan Sun Devils.
Yo: Vaya, creo que me tendré que estudiar los equipos de Canadá. –reí- No conozco ninguno.
Lena: ¿Y mamá y la tita?
Papá: En la cocina, preparando la cena.
Lena: Vale.
Salimos del salón y entramos en la cocina. Mi madre estaba preparando una ensalada y mi tía estaba preparando hamburguesas y patatas fritas.
Lena: Mm.. ¡Qué hambre! –dijo mientras cogía una patata del plato y se la llevaba a la boca-
Vicky: Pues reserva ese hambre para luego, sino no comerás. –rió-
Yo: Pues, yo no tengo tanta hambre.
Mamá: ¿Ya estás otra vez?
Yo: Es que no sé, no tengo mucho apetito.
Vicky: Venga Fanny, mis hamburguesas son las más buenas de todo Stratford.
Lena: Bueeeeno.. Eso de que son las más buenas..- miró al suelo-
Vicky: Pues tú siempre repites.
Yo: Vale, vale, ya está.. Me tomaré lo que pueda.
Vicky: Hombre, por lo menos que las pruebes.
Yo: Creo que tomaré más de una vez tus hamburguesas..nos queda tiempo hasta que volvamos.. –susurré-
Vicky: ¿Qué? Hablas muy bajo.
Yo: Que.. que las voy a probar. No me acostaré sin probar al menos una. –sonreí-
Lena: Bueno, bueno. Os dejamos que terminéis tranquilas. Nos vamos a mi habitación. Mamá, ¿nos avisas cuando esté todo?
Vicky: Claro, os doy una voz.
Lena: Vale, ¿Vamos Fanny? –me miró-
Yo: Sí. Por cierto mamá, ¿Puedo llamar a Isa? –puse cara de cachorrito- Por fi…
Mamá: Vaaale.. Pero no tardes mucho.
Yo: Tranquila mamá, no tardaré. –le di un beso en la mejilla-
Salimos de la cocina y subimos las escaleras.
Yo: Lena, ¿De qué es aquella puerta? –dije señalando la puerta del fondo-
Lena: Ahí guardamos los cadáveres de las personas que matamos. –dijo seria-
Yo: Ah.. –balbuceé-
Lena: JAJAJAJA, tenías qué haberte visto la cara. –rió- ¡Estabas más blanca que la pared! –rió más fuerte-
Yo: ¡Lena! –reí- ¡Me habías asustado! –me crucé de brazos-
Lena: Eso ya lo sé –seguía riéndose-
Yo: Venga Lena, ya enserio. ¿Qué hay?
Lena: Cadáveres. –rió-
Yo: Lena.. –la miré con cara de pocos amigos-
Lena: Vale, vale. No me mires así. Hay trastos viejos y cosas así. Es como nuestro desván. –dijo mientras abría la puerta de su habitación-
Yo: Ah, vale.
Lena: de cadáveres –se puso seria-
Yo: Lena, ¡qué pesada eres!
Lena: Lo sé. –sonrió-
Entramos en la habitación y me subí en la cama. Lena se puso a hacer otra cosa, pero no le di importancia.  Me puse a mirar cada uno de los pósters que había colgados. Había un montón.
Yo: Lena, ¿Dónde se supone que voy a dormir yo?
Lena: Aquí. –señaló una cama que había al lado de la suya-
Yo: Eso no estaba ahí antes.
Lena: ¡Qué lista! La acabo de sacar. –dijo mientras buscaba algunas sábanas en un cajón-
Yo: Espera que te ayudo. –me bajé de la cama-
Sacamos las sábanas y las mantas y las colocamos en la cama. Después, pusimos la cama a la altura de la suya.
Lena: Listo. –sacudió sus manos-
Yo: ¡Casi se me olvida! –dije buscando mi móvil-
Lena: ¿El qué?.. ¡Ah! ¡La almohada! ¡Qué tonta! –la sacó del cajón-
Yo: ¡No hija! Eso no. Llamar a Isa. –busqué su número en la agenda de contactos-
Lena: ¿Quién es Isa? –se sentó en la cama-
Yo: Ahora te cuento.
Llamar. Al cabo de unos 6 ó 7 segundos descolgó.
Isa: ¿Diga? –preguntó-
Yo: ¡Hola Isa! Soy Fanny.
Isa: ¡Anda Fanny! ¿Qué tal?
Yo: Muy bien, aunque te he llamado para decirte algo..
Isa: ¿El qué? ¿Es que te ha pasado algo? –dijo preocupada-
Yo: No, no. No es nada de eso. Verás, ahora mismo, creo que no sabes que estoy a miles de kilómetros de Madrid.
Isa: ¿Te has ido de viaje? –dijo contenta-
Yo: Ojalá. –suspiré- Me he tenido que mudar a Canadá y no pude avisarte.
Isa: …Esto.. Pues vaya cariño, me ha pillado de improvisto. ¿Y por qué te has mudado?
Yo: Porque a mi padre lo han trasladado a Canadá en el trabajo.. Dicen que es temporal, pero sé que no lo va a ser.
Isa: Bueno.. Yo no puedo hacer nada.. ¿Y vendrás a vernos?
Yo: Creo que no.. Pero insistiré en que vayamos.
Isa: Si vienes, avísame. Y dime, ¿Habéis vendido la casa?
Yo: No, es que como era “temporalmente”.. Pero, quería que se lo dijeras a Claudia.
Isa: Claro, yo se lo diré.
Vicky: ¡Lena, Fanny, a cenaaar! –gritó desde abajo-
Yo: Bueno Isa, tengo que ir a cenar. Ya te llamaré. Un beso. Adiós.
Isa: Adiós cariño. Claro, recuerda que para todo lo que necesites, sigo estando aquí.
Yo: Gracias. Adiós.
Colgar. Puse en móvil en la mesita de noche.
Lena: Bueno, ¿Bajamos?
Yo: Sí.
Bajamos las escaleras y entramos en el salón. Todos estaban sentados alrededor de la mesa. Lena y yo nos sentamos en los sitios que quedaban libres y comenzamos a cenar.
Vicky: Bueno Fanny, ¿Qué tal te lo estás pasando?
Yo: Pues, no llevo ni un día aquí, pero la verdad es que estoy muy bien. Creo que la estancia aquí me será más fácil con Lena. –la miré con una sonrisa-
Lena: Sí, nos llevamos muy bien. Es una alegría tener una prima de la misma edad que yo.
Rafa: Me alegro de que os llevéis tan bien. Fanny, Lena te presentará a sus amigas y te enseñará el instituto y gran parte de Stratford.
Yo: Lo sé, mañana vamos a ir de compras y ya me enseñará algo del pueblo.
Mamá: Muy bien, pero no te compres más camisetas, que tienes muchas.
Yo: Mamá, me compraré lo que vea.
Vicky: Carmen hija, déjala que se compre lo que quiera. La ropa que hay en las tiendas del pueblo es muy bonita. Seguro que se lo querrá llevar todo.
Yo: Si es la misma ropa que lleva Lena.. Entonces sí –reí-
Lena: Bueno, bueno. Ya veremos que hay en las tiendas.
Papá: Y, ¿Fanny está en tu clase?
Lena: Sí, creo que sí. Mi madre lo sabe.
Vicky: Sí, hablé con el director para que la pusieran en la misma clase.
Mamá: Mejor, así no te sentirás tan sola en el instituto.
Yo: Lo sé, lo sé. Ahora, nos vamos a la habitación. –me levanté y cogí mi plato-
Lena se levantó también y cogió su plato. Los llevamos a la cocina y subimos a la habitación. Nos pusimos el pijama y nos sentamos en nuestras camas.
Lena: Bueno, ¿Y quién es Isa?
Yo: Pues es una larga historia.
Lena: No importa, tenemos tiempo. –rió-
Le conté toda la historia desde el viaje a los pirineos hasta ahora. Lena se quedaba con la boca abierta con cada cosa que le contaba. La verdad, es que es muy poco creíble, pero cierto.
Lena: Vaya.. Ya me gustaría a mí haber estado en tu piel.
Yo: Créeme que no. Estos últimos meses han sido muy duros. Empezando por lo de Justin y terminando por el viaje. Pero, menos mal que estás tú aquí, sino ahora mismo estaría aburrida en una habitación sin saber qué hacer.
Lena: Bueno, si lo miras así.. Y la verdad es que yo me aburría siempre por las noches, pero ahora tengo alguien con quien hablar.
Yo: Cuando mis padres me dijeron que nos mudábamos, se me vino el mundo abajo. Y cuando me dijeron que tenía una prima que se llamaba Lena, pensé que tendría unos 3 ó 4 años, no 16 –reí-
Lena: Sí, yo no me acordaba de ti..
Yo: ¿Tienes fotos? A lo mejor hay alguna por la habitación de los cadáveres.
Lena: Sí, creo que en la chaqueta del viejo ese.. –rió-
Yo: JAJAJA vamos a mirar anda.
Salimos de la habitación, recorrimos el largo pasillo y entramos en la puerta del fondo. Al abrir la puerta sonó un pequeño chirrido que suena cuando abres una puerta vieja que hace siglos que no se abre. Entramos. Había cajas, baúles y cosas así. En la izquierda había una ventana con una pequeña persiana. La habitación no era muy grande, pero tampoco muy pequeña. Ahora entiendo por qué la dejaron para el “desván” por así llamarlo.
Lena: Creo que ésta es la caja de las fotos –dijo acercándose a una de las cajas-
Yo: Ábrela y mira a ver. Yo voy a mirar en ésta- me acerqué a otra-
Lena abrió la caja y empezó a sacar cosas. Algunas tenían mucho polvo, otras eran recientes. En mi caja había cajas más pequeñas con objetos que supongo que pertenecerían a su bisabuela o algún familiar.
Lena: ¡Aquí están! –gritó mientras sacaba un montón de fotos de una cajita-
Yo: ¿A ver? –me acerqué a ella-
En la primera foto teníamos cerca de 3 años. Estábamos en un parque de Stratford, sentadas en dos columpios. Las dos teníamos una gran sonrisa en la cara. En la siguiente foto estábamos paseando por una de las calles agarradas de la mano. Lena llevaba un vestidito rosa a juego con sus zapatos. Yo llevaba un vestido azul de cuadritos y dos coletas con lazos. La siguiente foto era de los seis sentados en un banco del parque. “Foto familiar” ponía en la parte de atrás de la foto.  Había muchas más fotos de algunas cenas y días en los que íbamos a pasear. Eran bonitos recuerdos, de los cuales no nos acordábamos.
Yo: Vaya.. Y pensar que no recuerdo nada de esto.. – dije con lágrimas en los ojos-
Lena: Sí, yo tampoco. Éramos muy pequeñas, es normal. Pero, quedan las fotos.
Yo: Ya ves, por cierto, ¿me das una?
Lena: Claro, mira coge ésta y ésta. ¿Te gustan?
Yo: Sí, son muy bonitas. Gracias.
Lena: De nada, ahora.. ¿Qué tal si guardamos todo esto y nos vamos a dormir? O por lo menos, a intentarlo.- rió-
Yo: Sí, es muy tarde ya. Vamos a guardarlo todo.
Lena guardó todo lo que había sacado en una de las cajas y yo guardé lo mío. Cuando terminamos, salimos de la habitación y cerramos la puerta.
Vicky: ¿Qué hacíais ahí? –preguntó extrañada-
Yo: Pues estábamos mirando algunas fotos de cuando éramos pequeñas. Lena me ha dado estas dos. –se las enseñé-
Vicky: Vaya..Son muy bonitas..
Lena: Lo sabemos mamá. Ahora, nos íbamos a dormir.
Vicky: Vale, no os entretengo más. Buenas noches Fanny- me dio un beso en la frente- Buenas noches cariño –le dio otro a Lena-
Lena y yo: Buenas noches.
Bajamos a darle las buenas noches a los padres y volvimos a subir. Entramos en la habitación y cerramos la puerta. Lena se tiró en su cama. Yo me senté cuidadosamente.
Lena: Bueno prima, cuéntame algo. –dijo apoyando el codo en la cama y sujetándose la cabeza con la mano-
Yo: Pues.. no sé.
Lena: Un día que no tengamos nada que hacer, buscamos mas fotos. Tengo que tener un montón mas. ¿Qué te parece?
Yo: Sí, tengo ganas de ver más fotos.- sonreí-
Lena: Te veo con sueño, ¿apago la luz?
Yo: Como quieras, pero antes tengo que ir al baño.
Lena: Bueno, pues yo voy a intentar dormirme. Mañana va a ser un día muy largo.
Yo: Vale, ahora vengo. –me levanté de la cama-
Me dirigí a mi cajón y cogí mi diario, un bolígrafo que había en el escritorio de Lena, una de las fotos que me regaló y unas tijeras. Antes de salir de la habitación, apagué la luz para que Lena pudiera dormir. Salí al pasillo y entré en el baño. No había entrado todavía. Tenía una gran bañera con unas cortinas. Un lavabo, un armario, un inodoro.. lo típico de un baño. Estaba decorado con azulejos lilas y flores.
Bajé la tapadera del inodoro y me senté en ella. Abrí el diario y comencé a escribir. Cuando acabé, recorté la foto. Adiós, se me había olvidado el pegamento. Volví a la habitación, encendí la luz de la mesita de noche y busqué un pegamento. Abrí el primer cajón del escritorio, pero no había nada. Seguí mirando los cajones y en el último encontré un pegamento. Pegué la foto, guardé el diario, y dejé las tijeras y el bolígrafo en su sitio. Apagué la lamparita y me acosté. Mañana iba a ser un día bastante largo.
-----------------------------A la mañana siguiente-------------------------
El sol de la mañana me despertó. Abrí los ojos. Miré la habitación. Lena estaba abriendo la ventana. El olor de la mañana entró por la ventana. Lena se acercó a mí y me destapó.
Lena: Venga Fanny, hay que levantarse, que sino las tiendas nos cierran las puertas. –dijo mientras abría su armario-
Yo: ¿Qué hora es? –me levanté de la cama-
Lena: Las diez. Mientras que nos arreglamos y desayunamos nos darán las once y algo. –sacó unos pantalones y una sudadera rosa-
Yo: Bueno.. ¿Y qué me pongo?
Lena: Mm..
Lena abrió mi armario y comenzó a remover la ropa de un lado a otro. Finalmente, sacó unos vaqueros, una camiseta morada y blanca, y una chaqueta blanca.
Lena: Esto está bien. –dijo poniendo la ropa encima de la cama- Y tus supras moradas. –las cogió de armario y las puso en el suelo-
Yo: Mm.. Sí, está bien.
Nos pusimos cada una lo que habíamos escogido, en mi caso lo que ella había escogido, y bajamos a desayunar. Olía a tortitas. Entramos en el salón. Había un plato con un montón de tortitas apiladas encima de la mesa. Sentados, mi tío y mi padre, desayunando y hablando.
Lena: Buenos días –dijo sentándose-
Yo: Buenos días –me senté al lado de Lena-
Papá: Buenos días, ¿Qué tal habéis dormido? –preguntó mientras se llevaba un trozo de tortita a la boca-
Lena: Muy bien. – se sirvió una tortita-
Rafa: ¿Y tú Fanny?
Yo: Pues bien también. Hay mucho silencio por las noches.
Rafa: Es lo bueno de vivir en un pueblo, no hay el mismo ruido de las ciudades.
Yo: Sí, esto es muy tranquilo. –sonreí-
Seguimos desayunando. Al cabo de unos minutos entraron mi madre y mi tía con más tortitas y un café cada una. Se sentaron en la mesa y comenzaron a desayunar. Seguimos hablando durante un rato.
Lena: ¡Pero qué tarde es! –dijo mirando el reloj- ¡No nos va a dar tiempo a nada! –se levantó de la silla-
Yo: Pero, ¿Qué hora es? –me levanté-
Lena: ¡Las doce menos cinco! –exclamó-
Yo: Lena, no vamos a dar la vuelta al mundo. Tenemos tiempo de sobra.
Lena: No, no nos va a dar tiempo. ¿Mamá, podemos comer fuera?
Vicky: Sí, podéis. Pero tampoco volváis muy tarde, mañana tenéis clase.
Yo: ¿Mañana hay clases? Pff..-suspiré-
Mamá: ¿No tienes ganas de estar en una clase nueva?
Yo: No, no conozco a nadie, solo a Lena.
Lena: Si, bueno, bueno a mí tampoco me gustan las clases, yo tampoco tengo ganas de ir mañana, pero ahora tenemos que irnos. –me cogió del brazo-
Yo: Pero Lena los..
Lena: Shh..
Vicky: ¡Hey!, pero llevaros los platos ¿no?
Yo: Eso.. –cogí mi plato-
Lena: Bueno, bueno, rapidito Fanny. –cogió su plato y corrió a la cocina-
La seguí y solté mi plato. Subimos al piso de arriba. Terminamos de arreglarnos, cogimos una de las mochilas y metimos el dinero, los móviles, una cámara de fotos y unas gafas de sol para cada una, por si acaso. Nos despedimos de los padres y salimos de la casa. Comenzamos a caminar calle arriba, donde estaban las tiendas. Lena me iba contando cosas sobre sus amigas. Se llamaban Caitlin y Rouse. Por lo que me contaba, parecían muy divertidas y simpáticas. Espero que sea así. Unos diez minutos más tarde llegamos a la zona de las tiendas.
Lena: Vamos a entrar en esa. Tiene vestidos muy bonitos y te vendrá bien para escoger tu vestido para la fiesta de fin de curso. –abrió la puerta-
Yo: No me gustan mucho los vestidos..
Lena: Los de aquí te van a gustar, ya verás.
Estuvimos mirando algunos vestidos. Es verdad, eran muy bonitos. Uno me llamó la atención. Era negro y blanco. Ni muy largo, ni muy corto. Lo cogí.
Yo: Me gusta éste. –se lo enseñé a Lena-
Lena: Mm.. Sí, es bonito. Ve a probártelo. Te espero fuera de los probadores.
Yo: Vale.
Entré en uno de los probadores y me puse el vestido. Sí, me quedaba muy bien. Salí del probador para que Lena me viera.
Lena: Sí, ese está perfecto. ¿Te lo vas a llevar? –preguntó-
Yo: Sí, éste me gusta mucho.
Lena: Muy bien. Pues quítatelo y ve a la caja a pagarlo. Mientras, yo estaré en la tienda de allí en frente. – señaló una tienda que había en la acera de en frente- Ven cuando termines.
Yo: Como quieras.
Lena salió de la tienda y cruzó la calle. Me acerqué a la caja. La dependienta me cobró el vestido, lo metió en una bolsa y me lo dio. Me empezó a sonar el móvil. Lo busqué en la mochila y lo saqué. Era un mensaje de Inma. Salí de la tienda mirando el mensaje. Me paré antes de cruzar. El mensaje decía:
“ ¡Fanny! Te echamos de menos, esperamos que vuelvas pronto. Sabemos que solo es un día el que has pasado fuera, pero para nosotras es una eternidad. Avísanos cuando vuelvas y no te olvides de llamar de vez en cuando. ¡Te queremos!”
Responder. Comencé a escribir el mensaje.
“ ¡Chicas! Yo también os echo de menos. Espero estar ahí con vosotras dentro de poco. ¿Cómo no os voy a avisar? ¡Seréis las primeras en saberlo! Ya os llamaré cuando pueda. Un beso.”
Enviar. Fui a guardar el móvil cuando alguien me golpeó fuertemente. Caí al suelo y mi vestido salió volando por los aires hasta caer en un charco de barro.
Yo: ¡Imbécil! –grité mientras me levantaba- ¿Por qué no miras por dónde vas? ¡Mira lo que has hecho! ¡Ese vestido lo acababa de comprar! –cogí el vestido del suelo-
XX: Lo siento, de verdad. ¿Cuánto te ha costado? –dijo en voz baja-
Yo: Cincuenta dólares, ¿Por qué? – lo miré-
El chico se quedó varios segundos mirándome fijamente sin decir nada. Yo no podía verle la cara, puesto que llevaba una capucha y unas gafas de sol.
XX: Toma. –dijo dándome algo-
Cogí lo que había en su mano. Después el salió corriendo hasta desaparecer. Miré lo que me había dado. Cincuenta dólates. Miré la calle. El chico ya no estaba.
Yo: Gracias –dije para mí misma-
Cogí mi mochila y entré en la tienda. Compré otro vestido igual y salí a la calle. Ésta vez, miré a todos lados antes de cruzar por si acaso venía otro chico y me golpeaba de nuevo. Crucé la calle y entré en la tienda. Lena se estaba probando una camiseta.
Lena: ¿Por qué has tardado tanto?
Yo: Porque un chico con una capucha me empujó y se me manchó el vestido. Compré otro con el dinero que me dio él y bueno, una larga historia. ¿Y tú? ¿Has terminado?
Lena: Sí, voy a comprar ésto y.. –miró el reloj- ¿Vamos a comer?
Yo: Pero si acabamos de desayunar.
Lena: Bueno, pues vamos a una cafetería.
Yo: Bueno, pues vale.
Lena pagó la camiseta y salimos de la tienda. Caminamos un poco más y entramos en un bar. No había mucha gente, pero tampoco estaba vacío. Nos sentamos en una mesa y pedimos unos refrescos. Nos hicimos algunas fotos y hablamos sobre cuando éramos pequeñas.
Lena: Voy al baño, ahora vuelvo.
Yo: Vale, te espero aquí.
Lena se levantó y fue al baño. Miré alrededor del bar. Era bonito. Tenía cuadros de diferentes colores y escenas. De repente, sentí como si alguien me vigilara. Miré una de las mesas. Había un chico sentado. Tenía una capucha y unas gafas negras. Apuesto lo que sea a que era el que me empujó antes. Me quedé mirándolo. Me miró durante varios segundos, luego, sonrió.
Lena: Bueno, ya estoy. –dijo sentándose-
Yo: Lena, sé descarada, ¿vale? Mira, creo que el chico que está ahí sentado es el que me empujó antes. –le dije en el oído-
Lena:…

miércoles, 8 de junio de 2011

Capítulo 35.

Rieron. Me soltaron y se secaron las lágrimas. Después de otros varios minutos despidiéndonos con frases como “ nunca te olvidaré” ,“Eres la mejor” y cosas así, volví a casa. Mis padres ya estaban listos para salir. Revisé mis cosas por última vez. No se me olvidaba nada. Nos montamos en el coche y nos dirigimos al aeropuerto. Allí esperamos hasta las doce y media para montarnos en el avión. Nos sentamos en una de las filas que eran de tres personas. Me abroché el cinturón, saqué mi móvil ,me puse los auriculares y emprendimos el viaje.
Miré la hora. Las diez y cuarto. Miré por la ventana. Me alejaba de mi casa, de mi ciudad, de mi país, de mis amigas.. Una lágrima recorrió mi mejilla en silencio. Me la sequé. Desabroché el cinturón de seguridad,  cerré los ojos y me dormí.
-Fanny..Fanny..Fanny cariño, despierta.- dijo alguien mientras me zarandeaba muy flojito-
Yo: Mm.. ¿Qué? –dije con los ojos medio cerrados-
Mamá: ¿No quieres comer algo?
Yo: No mamá, no tengo hambre.
Mamá: Pero Fanny no has comido nada.
Yo: Da igual mamá, no tengo hambre. Tengo sueño.. –dije cerrando los ojos de nuevo-
Mamá: Bueno, si tienes hambre avísame.
Yo: Sí..
Me quité los cascos y guardé el móvil. Cerré los ojos de nuevo y me dormí.
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-¡Señores pasajeros, tengo que comunicarles que el motor del avión se ha averiado. Hemos intentado contactar con el aeropuerto de Canadá pero no contestan. Por favor, siéntense y que no cunda el pánico!- dijo una muchacha en varios idiomas-
Pegué un salto y miré a mi alrededor. La gente no sabía qué hacer, algunos llamaban por teléfono a quien sabe, otros gritaban horrorizados, otros corrían de un lado otro.
Miré por la ventana. El avión estaba cayendo hacia el suelo a gran velocidad. No sabía qué hacer. Mis padres estaban pálidos. Volví a mirar por la ventana. Una de las alas del avión estaba en llamas. Hacía calor. Me estaba mareando. Hacía calor. Todo me daba vueltas.
-¡POR FAVOR, SIENTENSE EN SUS ASIENTOS, MANTENGAN LA CALMA, TODO SE ARREGLARÁ! –dijo una de las azafatas-
Cuando ésta terminó de hablar, una de sus compañeras se acercó muy pálida y le dijo algo en el oído. De repente, ella también se puso pálida.
-¡ SEÑORES PASAJEROS, TEMO COMUNICARLES QUE NUESTRO PILOTO ESTÁ INCONSCIENTE Y EL PILOTO AUTOMÁTICO NO FUNCIONA, SIENTENSE, POR FAVOR!
Empecé a mirar hacia todos lados sin saber qué hacer. De pronto, sentí que mi brazo izquierdo me ardía. Me miré el brazo. Lo único que pude hacer fue pegar un grito y empezar a saltar mientras soplaba. Mi brazo estaba en llamas. La gente paró de correr, mis padres intentaban apagarlo, mi brazo cada vez me dolía más, la gente gritaba horrorizada por la escena. El fuego se extendía por mi cuerpo mientras yo no sabía qué hacer, hasta que llegó el punto en el que el fuego era lo único que podía ver. Escuchaba a la gente pidiendo ayuda unos a otros, gritando y a la vez pidiendo calma. Un gran estruendo hizo que el ruido cesara y todo se volviera negro. Ya no me quemaba, ya no oía voces ni veía a la gente. Sentí como si mi cuerpo se hubiera esparcido en trozos que hubieran salido volando.
-Fanny..Fanny despierta-
Pegué un salto y miré a mi alrededor. Gente escuchando música, mirando por la ventana, vendo películas, leyendo revistas..
Mamá: Fanny, ¿Qué te pasa? Estás muy pálida y estás chorreando –dijo mientras me tocaba la frente- ¿Tienes fiebre? Estás muy caliente.
Yo: No mamá, he tenido una pesadilla. Nada más. Ya se me pasará.
Mamá: Bueno, pues si es eso..
Yo: ¿Y por qué me estabas llamando?
Mamá: Porque ya estamos llegando.
Yo: ¿Ya? Qué rápido.
Mamá: Es que te has tirado dormida todo el camino.
Yo: Mejor. ¿Y cuánto queda?
Mamá: Unos minutos. Mira –dijo señalando el dibujito de arriba- Dice que ya hay que ponerse los cinturones.
Yo: Es verdad –dije mientras lo miraba-
Me abroché el cinturón y miré por la ventana. Qué bonito era aquello. Me eché en la butaca y cerré los ojos. Me dolía un poco la cabeza.
-¡Mamaaaaaaaá!- grité mientras daba un salto-
Mamá: ¡¿Qué?! ¿Qué pasa? –respondió asustada-
Yo: ¡No me he despedido ni de Claudia ni de Isa!
Mamá: Bueno, llámalas.
Yo: Pero mamá, no va a ser lo mismo..
Mamá: ¿Y qué quieres que hagamos?
Yo: … ¿Volveremos pronto para visitar a los abuelos?
Mamá: Ah.. no te lo hemos contado..
Yo: ¿El qué?
Mamá: Los abuelos llamaron antes y dijeron que tu tía Vicky les invitó también para que no se quedaran allí.
Yo: ¡¿Eso significa que no vamos a volver?!
Mamá: No lo sé.. Volver vamos a volver, pero no sé cuándo. Pero ya verás como allí haces mas amigos. La academia te sirvió de mucho.
Yo: ¡Pero mamá yo quiero volver!
Papá: ¿Qué pasa?
Yo: Papá dime que  vamos a volver. –dije con los ojos emborronados-
Papá: No lo sé.
Yo: ¡Eso es un no! ¡Me lo dijisteis! ¿Por qué me mentisteis?
Mamá: No te mentimos, no sabíamos que los abuelos también iban a venir.
Yo: ¡Pero..!
Papá: ¡Ya basta! Volveremos cuando tengamos que volver. Ahora, siéntate bien.- ordenó-
Me senté bien y no volví a hablar durante lo que quedaba de camino. Cuando aterrizamos, bajamos del avión y fuimos a buscar las maletas. Salimos a la gran “sala de espera” cargados con el equipaje.
Yo: Mamá, ¿Cómo sabéis dónde viven los titos?
Mamá: No lo sabemos. Tienen que estar por aquí. –dijo buscándolos entre la gente-
Yo: ¿Y cómo los vas a reconocer si hace unos cuantos años que no los veis?
Papá: Porque tienen un cartel con nuestro apellido. –dijo buscando también-
Yo: Ah, ahora todo tiene sentido..
Mamá: Mirad, están allí. –señaló a tres personas que llevaban un cartel con nuestros apellidos- Vamos.
Nos acercamos a ellos mientras esquivábamos a la multitud acumulada en la salida. Gente que se saludaba alegre, abrazos, lágrimas de felicidad, de tristeza, despedidas.. Espero que esas lágrimas de felicidad acompañen el momento en el que volvamos a Madrid, y que ese momento sea pronto.
Mamá: ¡Vicky! ¡Cuánto tiempo! –la abrazó-
Vicky: ¡Cariñooooo! –la abrazó también-
Todos se empezaron a saludar. Suerte que también hablaban español, aunque tampoco sería un problema hablar con ellos en inglés, tengo mucho nivel gracias a la academia. Me quedé mirando a mi prima Lena. Aparentaba mi edad, más o menos. Mamá no me dijo que tenía mi edad, pensé que sería más pequeña. Mucho más pequeña. Tenía el pelo largo, ondulado, castaño, ojos color canela y era bastante alta. Iba vestida con un jersey de rayas, unos vaqueros y unas botas.
Rafa: ¿Y mi sobrina favorita? –dijo abriendo los brazos mientras me miraba-
Me acerqué sonriendo y le di un abrazo. Me estrujó tan fuerte que casi me ahoga.
Yo: Vale tito, ya. –balbuceé casi sin respiración-
Mi tío me soltó riendo, me dio un beso en la mejilla y comenzó a hablar con mi padre, que acababa de terminar de saludar a Lena. Mi prima se me quedó mirando como si no supiera qué hacer. Yo hice lo mismo durante unos minutos hasta que ella habló.
Lena: Hola –dijo sonriendo-
Yo: Hola- le sonreí también-
Mamá: ¿Así os vais a saludar? ¡Anda y abrazaros! –nos empujó una contra la otra-
Nos abrazamos sonriendo y después nos separamos.
Yo: Bueno, ¿qué tal si nos vamos ya de aquí? Hace calor –me abaniqué con la mano-
Vicky: Sí, será mejor que nos montemos en el coche.
Yo: ¿Cuánto hay de aquí a.. vuestra casa?
Rafa: Pues una media hora.
Yo: Ah, perfecto.
Papá: Bueno, pues vamos ya.
Cogimos las maletas. Lena me ayudó a coger mi equipaje. No sé por qué, pero creo que Lena y yo nos vamos a llevar bien. Salimos del aeropuerto y nos metimos en los aparcamientos. Después de varios minutos andando, llegamos al coche. Era un 4x4 negro, muy grande y súper limpio. Me quedé mirando el coche con los ojos como platos. Era gigante.
Papá: Fanny, pásame tu maleta.
Yo: Ah, sí. La maleta. –dije cogiéndola-
Le di la maleta y me monté en mi asiento, junto a Lena. Mi tío se sentó al volante, mi padre en el asiento del copiloto, mi madre y mi tía se sentaron detrás suya y nosotras en los asientos de atrás. Miré por la ventana. Todo estaba verde. Vacas y caballos por los valles, ríos, pájaros volando y cantando.. Todo era precioso. Pero extrañaba mi ciudad, mi gente, mis amigas, mi hogar.. Todo. Pero bueno, pronto volveré.
Yo: Mamá, ¿Cuándo venían los abuelos?
Mamá: La semana que viene. –dijo dándose la vuelta-
Yo: Ah, vale.
Volví a mirar por la ventana y mi madre siguió hablando con mi tía.
Lena: Bueno, ¿Qué tipo de música te gusta?
Me giré y la miré. Tenía una sonrisa dibujada en la cara.
Yo: Pues, de todo, aunque mi cantante favorito es Usher. ¿Y tú?
Se quedó pensativa unos segundos, luego contestó.
Lena: Pues no tengo ningún cantante favorito en especial. Suelo escuchar de todo.
Yo: Pues mira, ya tenemos algo en común –reímos-
Lena: Sí, creo que tú y yo nos vamos a llevar bien. –sonrió-
Yo: Yo también lo había pensado. ¿Cuántos años tienes?
Lena: Dieciséis, ¿Y tú?
Yo: Lo mismo.
Lena: Pues entonces supongo que iremos al mismo curso.
Cuando dijo eso una punzada se me clavó en el centro de mi corazón. No había pensado en eso. Tenía que dar clases aquí, sin mis amigas cotilleando ni mis amigos haciendo el tonto en clase. Una lágrima recorrió mi mejilla. Me la limpié.
Lena: ¿Te pasa algo? –me miró preocupada-
Yo: No, no pasa nada. –sonreí- Pues me alegro de que tengas mi edad. Eso ayuda a entenderse. Por cierto, me tienes que enseñar todo esto.
Lena: Claro, si quieres mañana te enseño algo y vamos de compras.
Yo: Perfecto, me hace falta renovar ropa –reí-
Lena sonrió y comenzó a mirar por la ventana. Yo hice lo mismo. La gente paseaba por las calles. Había muchos carteles de bares, gasolineras y cosas por el estilo, pero uno me llamó la atención. Ponía “Bienvenido a Stratford”. Stratford.. Ese nombre.. Lo había escuchado antes, pero no sé de qué. Bah, seguramente será que mamá me dijo que veníamos aquí.
Giramos varias calles a la derecha y luego a la izquierda hasta que mi tío paró el coche delante de una gran casa.
Rafa: Bueno, hemos llegado. –dijo mirando hacia atrás-
Todos comenzaron a bajarse. Cuando salió mi tía, bajamos el asiento y salimos Lena y yo. Me quedé mirando la casa. Era gigante. Tenía un gran jardín con un mini estanque de peces, flores, una canasta de baloncesto, y un gran árbol del cual colgaba un columpio de madera. Tenía dos pisos y estaba pintada de un naranja muy clarito. Era muy bonita.
Mamá: Fanny, ¿ayudas? –dijo acercándome una maleta-
Yo: Sí, claro.
Cogí la maleta y me dirigí a la entrada de la casa. No podía esperar a verla por dentro. Si por fuera era así, por dentro tenía que ser una mansión. Mi tía sacó las llaves y abrió la puerta. Entramos. Solté la maleta. Yo no paraba de mirar de un lado a otro. Había un pequeño vestíbulo decorado con cuadros, una alfombra y algunas figuras. Entré en el salón. El suelo de toda la casa era de parqué. En el salón, otra gran alfombra, cuadros, una mesa muy grande para comer con sillas alrededor, un gran televisor colgado de la pared, una chimenea, sofás junto a una mesita y unos grandes ventanales que daban al jardín. Era una casa de ensueño.
Vicky: ¿Qué tal si subes con Lena a vuestra habitación? –dijo cogiéndome de los hombros-
Yo: Sí, vamos. –salí del salón-
Cogí mi maleta y subí las escaleras. Había un gran pasillo con varias puertas cerradas. Cinco en total. Supuse que una era del cuarto de Lena, otra el cuarto de mis tíos, otra el baño, otra el cuarto de invitados y la quinta no sabía de qué podía ser.
Lena se acercó a una de las puertas y la abrió.
Lena: Bueno, éste es mi cuarto. –dijo mientras me abría paso-
Miré hacia todos lados, el cuarto estaba…