miércoles, 17 de agosto de 2011

Capítulo 40.


Empecé a dibujar en mi libreta mientras el profesor hablaba con el chico nuevo. Lena me dio un codazo cuando el chico entró en clase. La miré y tenía una gran sonrisa en la cara. Miré al chico mientras me preguntaba por qué Lena estaba tan contenta. Cuando vi la cara de aquel chico, lo adiviné. El chaval soltó su mochila en el suelo y alzó la mirada.
-Bueno, señorito, ya puede presentarse –le permitió el profesor-
-Hola, bueno, no voy a enrollarme mucho…Me llamo Ryan. Ryan Butler. Espero que me tratéis bien, y bueno, que os ayudaré en todo lo que pueda. –añadió-
-Muy bien, señorito Butler, ya puede sentarse. –sonrió-
El chico se sentó delante nuestra, sacó sus cosas y se cruzó de brazos.
-No sé que le ves, tía –le susurré a Lena- Tiene unos ojos bonitos y tal..pero los hay mejores.
-No es eso, mazapán –me dio un pequeño codazo- es el chico que te trajo ayer las flores –explicó-
Miré a Lena con la cara un poco descompuesta. No le hice mucho caso al chico cuando me dio las flores, pero como Lena se fija en todo…
Ryan se giró, me miró con una sonrisa y me guiñó el ojo.
-¿Te gustaron las flores? Mi amigo es muy romántico –sonrió-
-Sí..eran muy..bonitas.. –sonreí- ¿Se puede saber quién es tu amigo? –fruncí el ceño-
- Sólo me han pedido que te entregara las flores. No me dijeron nada de responder preguntas – explicó- pero sé que lo sabes. Sólo que no quieres creerlo. Q   uizás tengas que remover un poco tu pasado para encontrar la respuesta. – me guiñó el ojo y se dio la vuelta-
Esa última frase se repitió en mi cabeza varias veces. Mi pasado. Tampoco es que haya habido muchas personas en mi pasado, pero sí, sé quién es. Ahora lo sé con más seguridad. En ese momento, Lena me pasó una nota.
-“Será mejor que dejes las conversaciones para los intercambios o para el recreo, sino te castigarán. No es bueno que te castiguen, y menos en tu primer día de clase. Por cierto, ¿A que Ryan tiene unos ojos súper bonitos? Es guapo ¿Eh?”-
Cogí mi bolígrafo azul y comencé a escribirle.
-“Si tan guapo te parece, quédatelo tú. A mí no me hace falta. –a continuación, le pasé la nota descaradamente-
Lena abrió la nota y comenzó a leer. Pasados unos segundos, cogió su bolígrafo, escribió y me pasó la carta.
-“ Ah, claro. A ti no te hace falta, como tienes a tu “admirador secreto” ,¿no? ¿Para qué otro? Anda chica, dejemos la discusión para cuando lleguemos a casa- me pasó la nota-
Leí lo que escribió. Miré al profesor y vi que nos había echado el ojo. Dejé la nota a un lado y comencé a escuchar lo que el profesor explicaba. De vez en cuando se me cerraban los ojos. Matemáticas no es lo mío, mas bien, las odio. Tantas letras con números y fórmulas… Miré el reloj. Las ocho y media. Sólo me quedaban veinte minutos más y saldríamos de aquí.
-Bien, ahora haced los ejercicios de esta página.-señaló-
Todos los alumnos abrieron las libretas, así que yo hice lo mismo. Escribí el enunciado del primer ejercicio. No sabía qué era lo que había que hacer. Miré a Lena confusa. Ella sonrió y me entregó su libreta para que lo copiara. Seguí haciendo los demás ejercicios hasta que sonó la campana. Esa campana que llevaba esperando una hora entera. Recogimos las cosas y nos fuimos al aula que nos correspondía. Tocaba Ciencias Sociales, no las odiaba, pero tampoco era que me agradaran mucho. El profesor era joven, vestido con una camisa de cuadros azules, unos vaqueros y unos zapatos negros. Pasó lista, abrió su libro y comenzó a explicar las lecciones. Este profesor parecía bastante simpático. Algunos alumnos, entre ellos Ryan, no entendieron algunas cosas y él se las volvió a explicar sin problemas. Pasada una media hora tuve que ir al servicio. Me levanté de mi sitio, me dirigí al profesor, le pedí permiso para salir y éste me dio la tarjeta de salida. Abrí la puerta, busqué el cartel que indicaba dónde estaban los servicios, ya que era mi primer día en aquel instituto y no sabía dónde se encontraban, y porque a Lena se le olvidó enseñarme dónde estaban. Tras varios minutos dando vueltas por los pasillos encontré los baños. Cuando terminé, me miré al espejo, suspiré y una lágrima recorrió mi mejilla en silencio. Esto no era lo mismo. Necesitaba a mis amigas a mi lado. Sí, estaba bien con Lena, pero no es igual. Y con sólo pensar que me quedaba como un año ahí… Aunque, quien sabe, a lo mejor dentro de unos meses me acostumbraba a aquello.
Me sequé las lágrimas y salí del baño. Me había tirado unos diez minutos fuera de clase y seguramente el profesor  se habría dado cuenta. Caminé rápido mientras iba por el pasillo hasta llegar a la puerta. Me paré, respiré hondo, pegué en la puerta y después entré. Le di la tarjeta y me dirigí a mi sitio. Miré el reloj. Aún quedaban diez minutos.  Abrí mi libreta y empecé a hacer los ejercicios hasta que sonó la campana. Esta vez no necesité la ayuda de Lena.
Pasados esos diez minutos salimos de clase. La siguiente clase estaba en el segundo piso, por lo que tuve que ir deprisa. Escuché que alguien me llamaba, supuse que era Lena que iba detrás de mí. Me di la vuelta mientras seguía corriendo, finalmente, me choqué con algo y me estrellé contra el suelo. Los libros que llevaba en la mano cayeron al suelo. Alguien se agachó, los recogió y me los entregó con una sonrisa.
-¿Estás bien? Te has dado un buen golpe. –me cogió la mano-
Le cogí la mano, me levanté, me colgué la mochila y le miré. No pude evitar sonreírle. Era guapo. Con el pelo un poco larguito, los ojos marrones, la piel clarita…
-¿Hola? ¿Me oyes? –preguntó mientras agitaba su mano delante de mi cara-
-¡Ah! Sí, sí… gracias. Estoy bien. ¿Y tú? ¿Te has hecho daño?- contesté un poco nerviosa-
-Sí, no te preocupes. Estoy bien. Eres nueva, ¿verdad? Nunca te había visto por aquí. –sonrió-
-Pues sí –reí- soy nueva. Me mudé aquí el otro día, y vivo con mi prima.
-Genial, y ¿Cómo te llamas? –comenzó a caminar-
- Estefanía, pero puedes llamarme Fanny- caminé a su lado- ¿Y tú?
-Encantado ,Fanny. Yo soy Jamie, Jamie Laou – volvió a sonreír-
-Jaja te llamas como mi profesor de Matemáticas –reí-
-Ya lo sé –rió- también me da clases.
-Y bien, ¿A qué clase vas? –me paré delante de la clase que me tocaba-
- A esta- señaló –
-Genial, yo también. –entré delante de él-
- ¿Con quién te vas a sentar? – preguntó un poco sonrojado-
-Pues con… -miré a Lena y ésta me indicó que me sentara con él- no lo sé. ¿Y tú?
- No tengo pareja, ¿nos sentamos juntos? –sonrió tímidamente-
- Vale, ¿allí? –señalé dos mesas que había al fondo-
-Como quieras –sonrió-
Nos dirigimos a los asientos ,nos sentamos y sacamos los libros. Tocaba Lengua Española. Genial, no me haría mucha falta prestar atención. Sonó la campana y todos los alumnos permanecieron en silencio hasta que entró la profesora. Pasó lista, al igual que los demás profesores, me preguntó mi nombre y se puso a explicar algunas cosas. Cuando acabó, les mandó unos ejercicios a los alumnos. Todos empezaron a escribir, pero yo no sabía qué hacer. Eso era cómo ponerle una suma de dos dígitos a un niño de segundo de la ESO. En ese momento, la profesora se acercó a mí.
-Fanny, como tú eres española, en mis clases me podrías echar una mano y ayudar a tus compañeros con sus dudas. ¿Te parece bien? –preguntó sonriente-
- Genial, así podré conocer a mis compañeros más rápido –sonreí-
- Perfecto –sonrió amistosamente- Chicos, como ya sabéis, Fanny es española, así que os podrá ayudar en las dudas que tengáis, sólo tenéis que preguntarle –se sentó en su sitio-
Me levanté y comencé a dar vueltas lentamente por la clase, esperando a alguien que me pidiera ayuda. Tras varios segundos, Jamie levantó la mano. Me acerqué a él.
-¿Qué duda tienes? –me senté a su lado-
-Ninguna, soy el mejor alumno de esta clase. Me encanta el Español. –rió-
-Entonces, ¿Por qué levantas la mano? –pregunté extrañada-
-Porque te he visto un poco cansada de dar vueltas y pensé en levantar la mano para que te sentaras –explicó-
-Ya veo… Pues voy a seguir dando vueltas. –me levanté de mi sitio-
-No, espera –me cogió de la mano- Quédate aquí sentada, conmigo…
- Eh… -me quedé mirándolo- Vale, está bien. Pero sólo mientras no haya nadie que quiera mi ayuda. –dije sentándome-
- Vale –me sonrió-
Durante el resto de la hora, hubo dos ocasiones en las que levantaron la mano, pero pasé casi toda la clase sentada al lado de Jamie, ayudándole y hablando con él. La verdad es que ese chico era muy simpático y también muy gracioso. Tiene un aire a Justin, cuando tenía el pelo más largo… Pero viste igual que él, con Supras, gorras ,sudaderas, etc. Es como un pequeño clon.  Miré a Lena varias veces y ella me sonreía muy feliz. Estaba sentada al lado de Ryan, y por lo que se veía, le iba muy bien. Quién sabe, a lo mejor puede que llegue a conocer a Justin.
Vale,vale ,vale, vale. Estoy tocando demasiado el tema de Justin. Mejor será echarle un ojo al libro.
Cogí mi libro, lo abrí y comencé a pasar las hojas. Jamie me miraba de vez en cuando, pero después volvía a seguir con lo suyo. Miré el reloj, faltaban dos minutos para que comenzara el recreo.  Me apoyé en la mesa y cerré los ojos. Cuando sonó la campana, guardé mis lápices y mis cosas en mi mochila, y me levanté.
-Fanny, espera. –dijo Jamie detrás de mí- ¿Qué vas a hacer en el recreo?
-No lo sé, supongo que iré con Lena –señalé- ,¿Por qué?
-Por si te querías venir conmigo…Pero veo que ya tienes planes –sonrió falsamente- No pasa nada, otro día será.
-Si quieres, puedes venirte con nosotros…No creo que les importe. –sugerí mientras salíamos de la clase-
-Si no les parece mal… Iré –sonrió-
-Pues vamos – bajé los escalones-
Al llegar a la puerta principal, nos esperaban Lena, Ryan, Rouse,  Caitlin y dos chicos más. Nos reunimos con ellos y salimos al jardín. Nos colocamos en una esquina, al lado de un matorral con flores. Empezamos a hablar mientras desayunábamos. Caitlin y Rouse fueron a comprar su desayuno, eran las únicas que no lo habían traído.
-¿Y tú no tienes amigos aquí? –le pregunté a Jamie-
-Sí, yo conocía a Lena y a sus amigos, pero no me solía juntar con ellos –aclaró-
- ¿Y cómo que te has venido hoy con nosotros? –dije un poco sorprendida-
-No sé… Es bueno cambiar y conocer a gente nueva, ¿no? –sonrió-
-… Sí, supongo –le devolví la sonrisa-
Seguimos hablando entre todos, Caitlin y Rouse ya habían vuelto.  Nos hicimos algunas fotos para el Facebook. Me separé un poco del grupo durante unos segundos.
-Shh Shh, Shh Shh. –susurró alguien-
Me giré para ver quién había sido. Pero no vi a nadie. Todos estaban hablando entre ellos, menos Jamie. Habría ido al servicio.
-Shh Shh Shh –volvieron a susurrar-
Me volví a girar y alguien me tocó desde un matorral. Grité asustada.
-Shhh, ¡Fanny no grites! –Dijo asomando  la cabeza-
Al ver su cara , me froté los ojos y volví a mirar su rostro, escondido entre las ramas de los matorrales. 

lunes, 1 de agosto de 2011

Capítulo 39.


Vicky: ¡¡Fanny, tienes un regalo para ti!! –exclamó desde abajo-
Yo: ¿Un regalo? –miré a Lena extrañada- ¡¡Ya voy!!
Lena: No sé, vamos a mirar. –se levantó-
Lena y yo bajamos las escaleras. En la puerta había un chico rubio, con el pelo corto y los ojos claros. En la mano llevaba un ramo de flores, los cuales llevaban una tarjeta. Me quedé mirando al chaval de arriba abajo. Iba vestido con una camiseta celeste y unas bermudas vaqueras. En la cabeza, llevaba unas gafas de sol blancas. Tras varios segundos observándole, habló.
-Hola, tú debes de ser Fanny. Esto es para ti.- me entregó el ramo de flores- Bueno, encantado de conocerte y que sepas que tienes un admirador secreto muy especial. –me guiñó el ojo- y no soy yo-
Cuando terminó de hablar, dio la vuelta y se marchó. Me quedé perpleja mirando el ramo de flores. No sabía de quién era, ni qué hacer con él. Entonces, Lena cerró la puerta y me empujó hasta llegar a las escaleras. Subí despacio mientras iba pensando en quién podría regalarme un ramo de flores cuando no llevo aquí ni una semana. Llegamos a la habitación, entramos y Lena cerró la puerta. Me senté en la cama. La miré. Se había quedado de pie contra la puerta, mirándome con una cara muy… rara.
Lena: ¿Sabes quién era ese chico? –preguntó-
Yo: No.. ¿Quién?
Lena: ¡Es Ryan Butler! –gritó-
Yo: ¿Y ese es…? –pregunté-
Lena: ¡¡Uno de los mejores amigos de Justin Bieber!! –volvió a gritar-
Yo: Anda, mira por donde, sin leer la carta ya sé de quién es… - Separé la carta del ramo de flores-
Lena: ¿A qué esperas? ¡Lee lo que te ha puesto! –corrió hacia mí-
Yo: Vale, vale. –abrí la tarjeta y comencé a leer-
-“Hola Fanny. Seguramente, no sepas quién soy, o puede que sí. No sabía que estabas de viaje por aquí, pero me alegro de saber de ti. Espero volver a verte por las calles de Stratford. Por cierto, ¿te gustan las flores? Espero que sí. Bueno, no me enrollo más. Un beso. Tu admirador secreto”.- terminé de leer-
Me quedé mirando la carta. No pude evitar reírme. No sé si fue de alegría o porque creo que esto es una tontería. Cerré la carta y volví a mirar a Lena. Su rostro estaba mojado por las lágrimas. La abracé corriendo. Sabía que ella adoraba a Justin, y a lo mejor, leer eso o escucharlo le ha dolido.
Yo: Vamos Lena, no llores. –le dije en el oído-
Lena: ¿Que no llore? ¿Que no llore? ¡Justin Bieber está enamorado de mi prima! ¿Acaso no es lo mejor que te puede pasar cuando eres una Belieber? –se levantó de la cama sonriendo-
Yo: ¿Lo mejor? Pensé que llorabas porque tu quieres mucho a Justin, y leer eso te dolería… -me levanté-
Lena: ¡Qué va! Vale, es verdad que quiero a Justin, pero, ¿Acaso crees que se enamoraría de mí sin apenas conocerme? ¡No sabe ni que existo!
Yo: Ah.. Pero Lena..
Lena: Pero nada. ¿Tú sientes algo por él? –me cogió de los hombros-
Yo: A ver… Han pasado unos cuantos meses… Además, quiero seguir mi vida sin depender de nadie, y menos de él, que tiene que estar cada mes en un país diferente…
Lena: Vamos a ver, Fanny…
Yo: No, Lena no. No quiero hablar más del tema. Sólo quiero estar aquí, divertirme contigo y con tus amigas y vivir aquí el tiempo que haga falta.
Lena: Como quieras –sonrió- ¿Bajamos a ver si está la cena?
Yo: Vale, gracias por comprenderme. –la abracé-
Lena respondió a mi abrazo. Nos separamos y bajamos las escaleras hasta llegar al salón. Estaban preparando la mesa. Fuimos a la cocina y ayudamos en algo. Cuando todo estaba listo, nos sentamos a cenar.
Vicky: ¿Qué quería el chico de antes? –preguntó-
Lena: Darle un ramo de flores a Fanny, de parte de un “admirador secreto” –contestó-
Papá: Vaya, vaya. No llevas aquí ni una semana y ya tienes admiradores. –rió-
Yo: Si supieras de quién es… -susurré-
Mamá: ¿Qué? Habla más fuerte que no te escuchamos, hija.
Yo: Que sí, que es verdad… -sonreí-
Rafa: Bueno, ¿Y qué tal os lo habéis pasado hoy? ¿Habéis comprado mucho? –preguntó-
Lena: Yo me he comprado una camiseta y poco más. Fanny se ha comprado un vestido y unos zapatos a juego.
Mamá: Menos mal que no te has comprado ninguna camiseta, que te gustan mucho. –rió-
Vicky: Anda, anda. Déjala que se compre lo que quiera. Fanny, mañana es tu primer día de clase aquí, ¿estás nerviosa?
Yo: ¡Ay! ¡No he preparado las cosas para mañana! –exclamé-
Lena: Bueno, ahora la preparas. No tienes que llevarte muchas cosas. –se levantó para recoger el plato-
Yo: Ah, vale. –me levanté con ella- Luego bajamos a ver la tele.
 Lena y yo salimos del salón y dejamos las cosas en la cocina. Subimos al cuarto y guardamos en mi mochila las cosas que tenía que llevar. No eran muchas, sólo un estuche con lápices y varias libretas. Mientras lo guardábamos todo, escuchamos unas risas muy pronunciadas. A Lena se le quedó una cara un poco rara. Me hacen gracia las caras que pone en algunas situaciones, porque son  indescriptibles.
Lena: ¿Por qué se ríen tanto? –preguntó extrañada-
Yo: Seguramente mi padre habrá contado un chiste, ¿no te he dicho nunca que le encantan? –reí-
Lena: No, no lo sabía. Pues deben de ser graciosos, ¿no? Porque para que se rían así… -se sentó en la cama-
Yo: Sí, y lo mejor es que cada día cuenta uno nuevo. No sé de dónde los saca, pero es así. –cerré la mochila- Ala, terminado. ¿Quieres que bajemos a ver la tele? O si lo prefieres podemos escuchar los chistes de mi padre. –reí-
Lena: Creo que… -se quedó pensando- prefiero ver la tele –sonrió falsamente-
Bajamos a ver la tele. No había mucho interesante, pero con tal de hacer algo, pusimos un programa de humor.
Tras casi media hora viendo ese programa, los padres nos recomendaron ir a dormir para no estar cansadas mañana. No le llevamos la contraria, así que apagamos la tele y subimos a la habitación. Nos pusimos los pijamas y demás. Miré la hora. Eran las diez menos cuarto. En Europa son seis horas más, por lo que no era buena idea llamar ahora a las chicas. Cogí mi diario y escribí lo que ocurrió hoy. Especialmente, lo de las flores.
Al acabar, cerré mi diario, lo guardé y me acosté en la cama. Lena ya estaba dormida. Apagué la lámpara y le deseé buenas noches a Lena, aunque no me escuchara. Cerré mis ojos y esperé hasta dormirme.

A la mañana siguiente, el desagradable ruido del despertador nos levantó. Lena lo apagó.
Yo: ¿Qué hora es? –pregunté todavía dormida-
Lena: Las seis y media. –respondió mientras se levantaba-
Yo: ¿Enserio? ¿A qué hora empezaban las clases? –me froté los ojos-
Lena: A las ocho. Pero si nos levantamos antes, no iremos con prisas. –subió la persiana-
Me levanté sin muchas ganas. Escogí la ropa que me iba a poner, hice la cama y me arreglé. Cuando terminamos, bajamos a desayunar. Los padres estaban preparando el desayuno, ya que ellos también tenían que ir a trabajar. En cambio, nuestras madres estaban aún dormidas.
Sin hacer mucho ruido preparamos nuestros desayunos y nos los comimos tranquilamente. Cuando terminamos eran las siete, por lo que no teníamos prisas. Nos sentamos en el sofá para ver un poco la tele. Cuando las agujas del reloj marcaron las siete y media, nos levantamos, cogimos nuestras mochilas y salimos de casa.
Tras quince minutos andando llegamos al instituto. Había algo que no había cambiado entre Europa y América. Las caras de zombis de los alumnos a las ocho de la mañana eran imborrables.
Lena iba saludando a cada persona que había por los pasillos. A mí la gente me miraba de arriba abajo, ya que no me conocían. Al llegar a la clase dos chicas morenas se abalanzaron sobre Lena. Supuse que serían Caitlin y Rouse, las amigas de las que me habló ayer. Las dos me miraron sonrientes.
Caitlin: Bueno, tú debes de ser Fanny, la prima de Lena. –sonrió y yo asentí con la cabeza- Yo soy Caitlin, encantada.
Rouse: Y yo soy Rouse – me dio dos besos-
Yo: Encantada de conoceros. Aunque ya os conocía. Lena me habló ayer sobre vosotras.
Caitlin: Ah, ¿Sí? ¿Y qué le has contado Lena? –dijo cruzando los brazos-
Yo: Nada malo. –reí- Sólo me fue explicando cómo erais cada una. Y por lo que me contó y lo que veo ahora.. Creo que nos llevaremos bien, ¿no?
Rouse: Jajaja. Sí, creo que nos llevaremos bien. Lena, supongo que te sentarás a partir de ahora con Fanny.
Lena: Supones bien. –rió- ¿Qué tal si nos sentamos? –sugirió-
Todas asentimos con la cabeza y nos dirigimos a nuestros asientos. Al final de la clase, Lena y yo en la penúltima fila. Caitlin y Rouse iban detrás.  Empezamos a hablar y les expliqué todo lo que me preguntaban. Tenía curiosidad en saber si les gustaba Justin Bieber, pero me respondieron que no. No sabían que era lo que le atraía a Lena de él, pero admitían que era guapito aunque creído a veces. Seguimos hablando hasta que sonó la campana que avisaba el inicio de la clase. Todos se sentaron en sus respectivos sitios en silencio. El profesor entró con las carpetas en la mano. Era alto, con el pelo oscuro, bigote, gafas y una pequeña calva. Iba vestido con una chaqueta marrón a juego con los pantalones y debajo una camisa blanca y su corbata marrón, también a juego con el traje.
Soltó las carpetas encima de la mesa. Las observó detenidamente durante unos segundos, mientras, todo el mundo le observaba en silencio. Finalmente, terminó de ojear las hojas que había dentro de aquellas carpetas y se dirigió a nosotros.
-Buenos días, alumnos. Hoy no es un día como otro cualquiera. Especialmente porque tenemos dos nuevos alumnos. Uno de ellos, está sentado allí –me señaló- Señorita, ¿Puede levantarse para presentarse, por favor? –preguntó educadamente y con una pequeña sonrisa-
Yo: - Asentí con la cabeza y me levanté- Hola a todos. Soy Estefanía, pero me podéis llamar Fanny. Soy nueva en este instituto, ya que me he mudado apenas unos días. Soy de España. Y bueno, si tenéis alguna duda o necesitáis algo, yo intentaré ayudaros. –sonreí y seguidamente me senté con el permiso del profesor-
Todo el mundo me miró y me sonrió cuando acabé de hablar. La gente parecía bastante simpática, pero supuse que habría más de un falso por ahí escondido. Ya le preguntaría a Lena al acabar el instituto.
-Muy bien, encantado de conocerla señorita Fanny. Yo soy Jamie. Cuando tengas alguna duda con mi asignatura, no dudes en preguntarme –sonrió- Bien, sigamos. El siguiente alumno nuevo, está fuera de la clase. Espero que lo tratéis bien. –se acercó a la puerta y la abrió- Puede pasar señorito. –hizo un gesto para que entrara-
Empecé a dibujar en mi libreta mientras el profesor hablaba con el chico nuevo. Lena me dio un codazo cuando el chico entró en clase. La miré y tenía una gran sonrisa en la cara. Miré al chico mientras me preguntaba por qué Lena estaba tan contenta. Cuando vi la cara de aquel chico, lo adiviné. El chaval soltó su mochila en el suelo y alzó la mirada.
-Bueno, señorito, ya puede presentarse –le permitió el profesor-
-Hola, bueno, no voy a enrollarme mucho…Me llamo..