domingo, 15 de abril de 2012

Capítulo 45.


-Ah, ¿sí? ¿Simplemente Justin? –preguntó-
-Sí, ¿por qué? ¿No te gusta? –me preocupé-
-Creí que era tu… tu novio –se sonrojó-
-Hombre, que yo sepa, no me lo has pedido –me hice la difícil-
-En ese caso…
En ese momento, pegaron a la puerta. Justin, con una gran sonrisa, se acercó a abrirla. Fuera estaba Pattie, sujetando algo con las manos.
-Ahora vengo –dijo Justin mientras salía de la habitación-
Pattie entró y dejó lo que había traído sobre el gran escritorio. Era una bandeja con platos y vasos. Me sonrió y, seguidamente, salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Me levanté de la cama y me senté en el escritorio. Comencé a repasar los ejercicios que habíamos hecho durante esas horas.
Escuché cómo Justin abría la puerta y la cerraba al entrar, pero no le di ni la más mínima importancia. Varios segundos después carraspeó intentando llamar mi atención.
-¿Qué quieres, Justin? –dije mientras me daba la vuelta sobre la silla-
Lo único que pude hacer fue llevarme las manos a la boca. Mis ojos comenzaron a emborronarse, casi se me caían las lágrimas. Justin sostenía en su mano derecha un pastel de chocolate decorado con crema de fresa en forma de corazón con la frase ‘¿Quieres ser mi princesa?’ escrita en su interior. En la otra mano sostenía una rosa roja.
-Justin, yo… No sé qué decir –contesté casi llorando-
-Sólo escucha a tu corazón… -me aconsejó un poco inseguro-
Me levanté de la silla, cogí el pastel y la rosa, y los puse en el escritorio. Después miré a Justin, estaba nervioso. Le cogí las manos y me pegué a él. Fijé mi mirada en sus ojos, esos ojos color avellana que brillaban de ilusión. Me acerqué poco a poco a sus labios hasta que se unieron. A través de sus labios suaves, carnosos y húmedos, pude sentir cómo se sentía Justin en ese momento. Noté cómo sonreía suavemente. Me separé de él y le miré.
-¿Contesta esto a tu pregunta? –sonreí-
- Sí- contestó mientras abrazaba fuertemente- Ahora, vamos a comernos el pastel, ¿no?
-Es tan bonito que dan ganas de guardarlo –miré el pastel- Pero tengo hambre.
-Pues, vamos a empezar.
Nos sentamos cada uno en una silla, apartamos los libros y nos servimos un poco. Metí el dedo en la nata sin que Justin se diera cuenta.
-Eh, Justin –lo llamé mientras me reía- ¿Sabes qué?
-¿Qué?
-Que tienes algo en la nariz –señalé su nariz con el dedo que estaba limpio-
Justin se frotó la nariz varias veces.
-¿Ya? –preguntó al instante-
-No, todavía no –reí-
Justin volvió a frotarse la nariz, pero esta vez más fuerte.
-¿Y ahora?
-A ver, te limpio yo… -contesté-
Acerqué mi dedo lleno de nata a la nariz de Justin y se lo restregué. Me empecé a reír.
-Ahora sí –afirmé entre carcajadas-
-¡FANNY! –exclamó riéndose mientras se limpiaba la nariz-
Comencé a reírme y salí corriendo de la habitación, pues Justin venía detrás de mí con una gran sonrisa pícara. Bajé las escaleras corriendo y me dirigí al salón, pero antes de llegar escuché a Justin gemir. Me giré y vi que se encontraba en el suelo, al final de la escalera, tocándose el tobillo. Me acerqué corriendo.
-Justin, ¿qué ha pasado? –me agaché y palpé su tobillo-
-Me he tropezado con el último escalón y creo que me he torcido el tobillo –me miró con cara de dolor-
-Vaya, voy a por algo de hielo.
-No, espera –me cogió del brazo-
-¿Qué?
- Ayúdame a levantarme, por favor –me suplicó-
-Está  bien.
Sin agacharme, sujeté sus manos mientras tiraba hacia arriba para que él se levantara y ,entonces, Justin tiró de mí haciéndome caer al suelo. Comenzó a hacerme cosquillas mientras se reía. Me retorcía entre risas y cosquillas cuando me atraganté y empecé a toser. Justin paró de hacerme cosquillas y me sentó en el suelo.
-¿Estás bien?
-Sí, o eso creo –tosí-
-Vamos a beber agua –Sugirió-
Nos levantamos y nos dirigimos a la cocina. Justin me sirvió un vaso de agua y nos sentamos en la mesa.
-Oye, ¿y tu pie? –pregunté al verle caminar correctamente-
-Está perfectamente, era una trampa para poder cogerte –rió-
-Ah..ya. Bueno, creo que voy a hacer una llamada a España –cambié de tema-
- ¿A quién?
-A mis amigas, hace demasiado que no hablo con ellas…
-Está bien.
Cogí el teléfono y marqué el número de Miri. Comunicó durante unos minutos, así que decidí colgar y llamar a otra. Rocío tampoco lo cogía así que probé con Laura.
-¿Diga? –preguntaron al otro lado-
-¿Laura?
-¿Fanny? ¿Eres tú? –preguntó-
-Sí, soy yo –reí-
-¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás? ¿Qué tal en Canadá? ¿Has conocido a alguien? –comenzó a bombardearme con preguntas-
- Hey, hey, hey, relájate –reí- Estoy muy bien, todos estamos bien. Canadá es genial ,aunque os echo muchísimo de menos…
-Nosotras también te echamos de menos, todo ha cambiado bastante desde que te fuiste –dijo un poco triste-
-¿Por qué? ¿Qué ha pasado? –me preocupé-
-Verás, desde que Inma está con Andrés y Miri con Pablo, todo…
-Espera, espera. ¿Miri con Pablo? ¿Después de todo lo que causó Pablo? – dije un poco impresionada-
-Sí, lo arreglaron y están juntos otra vez, -comenzó a decir- pero ese no es el caso. El caso es que nos estamos distanciando todas. No es que no hablemos,  pero no quedamos tanto como antes. Aunque no quiero preocuparte, así que cuéntame cosas que seguro que tienes mucho que contar.
-Pues no gran cosa, ahora mismo estoy en la casa de Justin, que estábamos haciendo los deberes juntos y…
-¿EN CASA DE JUSTIN? –exclamó- ¿Qué haces ahí? ¿Qué ha pasado? Tienes mucho que contarme, Fanny.
-Es una larga historia. Resumiendo, lo volví a encontrar aquí en Stratford y ahora estamos juntos.  –expliqué brevemente-
-No es por desilusionarte, pero no tardarán mucho en verte con él y perseguirte para entrevistarte… -advirtió- Los paparazzis son un poco pesados.
-Lo sé, y me preocupa un poco, pero espero que todavía no suceda eso –suspiré- Cambiando de tema, ¿y Rocío y las demás? ¿Están bien?
-Sí, las veo en clase y algunas veces por las tardes, cuando quedamos –especificó- Fanny, ¿volverás? Sé que llevas poco tiempo allí ,pero todas te echamos de menos.
-No lo sé. Espero que sí, pero no creo. Tendría que ocurrir un milagro para que volviera allí… Esto es tan raro, la gente hablando inglés y casi nadie entiende el español.
-Pobre Fanny –rió-
-Menos mal que sé bastante inglés –reí- Bueno, creo que será mejor que te deje ya. Tengo que volver a casa.
-Vale, llama más a menudo, ¿Vale?
-Sí, cuando pueda llamaré. Por cierto, -interrumpí- ¿sabes por qué Miri no contesta al teléfono?
-No, a lo mejor está con las clases particulares, o con Pablo.
-Mm, vale. Pues entonces nada, ya llamaré otra vez. Un beso, cuidaros – me despedí-
Tras escuchar el “adiós” de Laura, colgué el teléfono. Miré a Justin, que estaba mirándome con los ojos bien abiertos. Me reí.
-¿Has entendido algo de lo que he dicho? –dije colocando el teléfono en su sitio-
-No… No sé mucho español, pero sé que me has mencionado –sonrió- ¿Qué le has dicho?
-Qué cotilla eres –le di una palmada en el hombro- Le he dicho que estaba en tu casa, nada más –mentí-
-Ah, vale… -volvió a sonreír-
-Bueno, creo que me voy a ir ya… se nos ha hecho tarde –miré el reloj-
-Vale, yo te llevo –cogió las llaves del coche-
-Vale, pero espera a que recoja mis cosas, ¿no? –reí- Se ve que tienes ganas de que me vaya –reí mientras salía por la puerta-
-No, no es eso –dijo algo nervioso- es que…
-Justin, sé que no es verdad, tranquilo –le acaricié la cara-
Él me sonrió. Subimos las escaleras hasta llegar a su habitación. La habíamos dejado más desordenada de lo que pensaba, aquello parecía una leonera de libros y cuadernos.
-Dios, nos va a llevar un poco de tiempo ordenar esto – empecé a recoger-
-No te preocupes, recoge solo tus cosas. Yo recogeré lo demás cuando vuelva.
-No Justin, me iré cuando esta habitación esté exactamente igual que cuando entré por esa puerta –dije señalando la entrada-
-Que no, de verdad…
-Justin –le miré seriamente-
-Está bien –cedió- recojamos esto rápido.
Recogí lo más rápido que pude mis libros y después bajé los platos y el pastel a la cocina, junto a Justin. Lo metí todo en el lavavajillas y barrí un poco el suelo de la habitación, ya que habían quedado restos del pastel. Justin intentó que nos fuéramos varias veces, pero me negué a irme dejándolo todo patas arriba. Tardamos un poco en terminar de recogerlo todo pero, finalmente, acabamos. Justin fue a coger las llaves del coche mientras yo esperaba en la puerta.
-Fanny, tenemos un problema –salió de la cocina- He perdido las llaves.
-Genial… -dejé mi mochila en el suelo- ¿Dónde las habías dejado?
-Creo que en la cocina –señaló- pero no están.
-A lo mejor las has dejado en tu habitación, voy a subir.
Subí a la habitación de Justin y registré cada esquina, pero no encontré nada. Miré en las escaleras y en el pasillo, por si se cayeron mientras nos dirigíamos hacia otra habitación. Tampoco hubo éxito. Bajé las escaleras y le hice saber a Justin que no las había encontrado.
-No importa, me iré andando –cogí mi mochila-
-Ni hablar –me agarró de la mochila- Tu casa está demasiado lejos como para que te vayas andando, está oscureciendo.
-Justin, tranquilo. No pasa nada –sonreí-
-Que no, te acompañaré yo.
-No, después tendrás que volver solo. Además, ¿y si te persiguen los paparazzis?
-Cogeré otro camino y no me verán –excusó-
-Pero…
-Pero nada –me interrumpió- Vamos.
Bufé en voz baja y abrí la puerta. Como Justin había dicho, estaba oscureciendo. Bajé los peldaños uno a uno, y caminé hasta llegar a la acera principal. Justin cerró la puerta y se acercó a mí, me sonrió. Le devolví la sonrisa y empezamos a caminar. Al principio, ninguno dijo nada, pero a los pocos minutos Justin sacó un tema de conversación.
-¿Echas de menos a tu familia y a tus amigas? –preguntó-
-Sí, la verdad… -afirmé- No estoy acostumbrada a estar lejos de allí.
- Creo que, en cierto modo, te comprendo.
-¿Por qué?
-Llevo varios años estando lejos de mi casa, de mi familia. Desde que empecé mi carrera musical tengo que estar viajando constantemente, -explicó- tanto para hacer conciertos como  para otras cosas. Además, desearía poder ir por la calle tranquilamente sin que los paparazzis estén atentos a lo que hago en cada momento. Hay veces en la que llegan a ser pesados –suspiró-.
-Entiendo…
-Pero supongo que si no hubiera llegado a ser lo que soy, no estaría aquí contigo –se paró en seco y me miró a los ojos-
-No hay mal que por bien no venga –le guiñé un ojo-
-Exacto, por eso me alegro de haberte conocido –me besó en la comisura de los labios-
Le sonreí y seguimos caminando de la mano. Mi casa un poco más lejos de lo que pensaba, ya casi era de noche por completo. A pesar de la hora que marcaba el reloj, quedaban algunas tiendas abiertas y la gente caminaba por la calle sin prestarnos atención. No me imaginaba una vida como la de Justin, no me imaginaba yendo por la calle y que miles de paparazzis me rodearan haciendo preguntas y fotografías, o salir en la portada de las revistas y que la gente inventara cosas sobre mi vida. Su vida tiene que ser un poco estresante.
-¿Te estresas mucho con los paparazzis? –pregunté-
-Normalmente no, pero a veces me molestan y actúo malamente.
-Tu vida tiene que ser un poco estresante ,¿no? – volví a preguntar-
-Depende del día –rió- ¿Qué vas para periodista?
-¿Qué? ¿Por qué dices eso?
-Por las preguntas –rió-
-Ah, no. Sólo quería saberlo –reí-
-Está bien que quieras saber sobre mí.
-Si te molesta, le puedo preguntar a mi prima –lo miré- Seguro que ella sabe más de ti que tú mismo –reí-
-No me molesta, al contrario, me gusta que hagas preguntas –sonrió- Que alguien sepa más de alguien que esa persona, da miedo. ¿Crees que tu prima llega a ese punto?
-No, no lo creo… -dudé-
Seguimos hablando de diferentes cosas hasta llegar a mi casa. Al llegar, se despidió de mí con un beso y una sonrisa, esa sonrisa que tanto me encantaba. No sé cómo podía haber llegado a odiar a ese chico sin saber cómo era, sólo por una simple canción. Si alguien me hubiera dicho hace unos meses que en este momento pasaría esto, me habría reído en toda su cara.
Saqué las llaves y entré en casa. Pasé al salón y saludé a toda la familia, que se encontraba viendo la televisión. Subí a cambiarme y a dejar la mochila. Lena estaba en su habitación escuchando música. Cuando entré, la habitación había tomado un cambio demasiado notable. Lena había quitado sus pósters de Justin.
-Lena, ¿qué has hecho? ¿Ya no eres belieber? –pregunté extrañada-
-Sí que lo soy, pero he quitado los pósters por si te molestaba –dijo agradablemente-
-Tranquila, no me molestaba, pero no pasa nada. Y ,¿qué tal con Ryan? –cambié de tema-
-Muy bien, -sonrió- ¿y tú con Justin?
-Perfectamente –sonreí-
-Huy, esos colores… ¿Qué ha pasado? Te has puesto colorada –rió-
-Nada, simplemente estamos juntos –solté mi mochila en la cama-
-¿Juntos? ¿Te ha pedido salir? – gritó-
-Sí –me sonrojé-
-¿Cómo? ¿En su casa? ¿Qué te ha dicho? –me bombardeó con preguntas mientras saltó de la cama-
-Lena, relájate –la volví a sentar en la cama- Te lo explicaré todo mientras guardo las cosas, pero tienes que dejarme explicarlo sin interrumpirme ,¿vale?
Lena asintió con la cabeza. Comencé a explicarle desde el principio todo lo que había sucedido mientras preparaba la mochila para el día siguiente y me ponía el pijama. Lena me escuchaba con los ojos como platos. En algún momento soltaba alguna carcajada con algo que yo decía, pero me dejó terminar. Finalmente, me abrazó muy fuerte.
-No me puedo creer que mi prima esté saliendo con el mismísimo Justin Bieber –exclamó-
-Yo tampoco me puedo creer que esté saliendo con el mismísimo Justin Bieber –repetí-
Lena rió fuertemente. Me dio un beso en la mejilla y bajó al salón. Yo me quedé ordenando mis cosas. Cuando terminé, me senté en la cama. Empecé a recordar todo lo que me había pasado desde que llegué a Stratford, y en todo lo que había pasado aquella tarde. No pude evitar sonreír tontamente mientras pensaba en Justin.
-¡FANNY! –gritó Lena desde el salón- ¡BAJA,CORRE! ¡TIENES QUE VER ESTO!
Me puse las zapatillas y bajé corriendo al salón. Todos miraban el televisor exhaustos. Miré a Lena y ella me señaló la pantalla del televisor. Me acerqué a escuchar lo que decían, y entonces no podía creer lo que estaba viendo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 44.


Al tocar su piel, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Miles de mariposas revoloteaban en mi estómago. Sus ojos estaban clavados en los míos. Una sonrisa se me dibujó en la cara. Me acerqué lentamente a él. Una gota de lluvia golpeó su nariz. Ambos miramos al cielo. Estaba empezando a llover. Volvimos a mirarnos de nuevo. Le limpié la gota de lluvia con mi jersey. Él me acarició la cara. Nos fuimos acercando cada vez más, como dos imanes atraídos por sus polos opuestos. Cerré mis ojos, al igual que él. Hasta que pude sentir como sus labios se unían con los míos.
Tras un largo beso bajo la lluvia nos levantamos y, cogidos de la mano, nos reunimos con los demás. Cuando llegamos todos se extrañaron al vernos caminar juntos, pero sonreían. Sonreían todos menos Jamie. Me quedé mirándolo. Él me miró y me sonrió forzadamente. No estaba bien, se le veía en la cara.
Cogimos nuestras mochilas y nos dirigimos a clase.  Me senté con Justin. Ryan con Lena, y Caitlin con uno de los chicos del grupo, al igual que Rouse. Busqué a Jamie. Estaba sentado con una chica. La misma con la que estaba hablando Justin en la clase anterior. Parecía que se llevaban bien. Jamie me miró, y me sonrió de nuevo. Pero esta vez, más alegre. Le devolví la sonrisa y saqué mis cosas.
Miré a Justin. De vez en cuando, me acariciaba la mano, me miraba y me sonreía. Era genial. Quizás fui demasiado dura con él. Lo volví a mirar. Él estaba escribiendo en su libreta. Me centré en las explicaciones del profesor, puesto que no quería suspender.
En la penúltima clase, me senté con Lena y, en la última, con Jamie. Esta última clase fue hora libre, puesto que la profesora no había venido. A Justin no pareció molestarle mucho que me sentara con él, y eso me agradaba. No me gusta que los chicos sean tan celosos que casi no puedas hablar con los demás. Jamie me preguntó si estaba con Justin, o si sólo fue por un momento. Le conté lo que pasó, me sonrió y me contó que quizás le gustaba Emma, la chica con la que se sentó en las clases anteriores. Comenzamos a hablar sobre otras cosas, y poder conocernos más. Era un chico muy agradable, y también muy gracioso. Me giré sobre la silla para hablar con Lena, que estaba sentada detrás nuestra. Justin y Ryan estaban detrás de ella. Jamie también se dio la vuelta, de forma que todos nos veíamos las caras. Justin me miraba sonriente. Se le veía contento.
Al terminar la clase, cogimos nuestras cosas y nos reunimos en la parada del autobús. Justin me agarró de la cintura y me besó el cuello. Seguidamente, me abrazó tan fuerte que casi me dejaba sin respiración.
-Justin, casi no puedo respirar –dije como pude-
-Oh, perdona –se disculpó mientras me soltaba-
Varios minutos después, llegó el autobús. Fuimos entrando uno a uno, y nos fuimos sentando. Todos los sitios estaban ocupados, menos dos del fondo. Justin y yo nos dirigimos a esos asientos. Él se sentó junto a la ventana, y yo en el asiento de al lado y  dejamos las mochilas en el suelo. Apoyé mi cabeza en su hombro, y él me cogió la mano.  Podía escuchar su respiración, y ,a su vez ,su corazón latir.
-¿De qué has estado hablando con Jamie? –preguntó sin moverse-
-De nuestros gustos y demás. También me ha contado que puede ser que le guste una chica –expliqué-
-Ah, ¿Sí? ¿Quién?
-Emma –reí- La chica con la que estabas hablando antes.
-Sí, sé muy bien quién es –se acomodó en el asiento-
- ¿Y tú? ¿Has hablado de algo con Ryan? –arqueé una ceja-
-De nada importante –rió pícaramente-
-Sí, seguro… -reí-
-¿Esta tarde tienes que hacer algo? –cambió de tema-
-Pues, creo que no, ¿por qué? –pregunté-
-¿Quieres que quedemos para hacer los deberes?
-Oh, yo, una simple chica de ciudad haciendo los deberes con el mismísimo Justin Bieber – me separé de él- No sabría qué decir…
-Vamos, será divertido.
-¿Divertido? ¿Hacer deberes? –le toqué la frente- ¿Qué has tomado?
-No me refería a esa parte –separó mi mano de su frente-
-Oh, ya –volví a colocar mi cabeza sobre su hombro-
-Entonces, ¿Qué me dices?
-No sé, no sé... No es fácil quedar con esta chica para hacer deberes ,sin que me des nada a cambio –le chantajeé-
-¿Y qué quiere esta señorita? –se acercó a mí-
-Mm.. no sé, ¿Qué me darías tú?
Justin no contestó. Se limitó a acercarse a mí lentamente. Juntó su frente con la mía, y nuestras narices se rozaban. Sonrió mientras miraba mis labios. Giró su cabeza, haciendo que nuestros labios se rozaran lentamente.
-Hey Fanny, ya hemos llegado –interrumpió Lena-
Justin y yo nos separamos, nos miramos y sonreímos. Cogí mi mochila y me levanté del asiento.
-¿Y bien? –preguntó mientras me dirigía a la puerta-
-Ya te llamaré –grité desde la puerta-
Me junté con Lena. Fuimos caminando hasta casa desde la parada del autobús.
-Bueno, ¿Qué tal con Justin? –me preguntó-
-Te ha faltado tiempo para preguntar… Pues, muy bien, ¿y tú con Ryan?
-Pues bien –sonrió-
Seguimos hablando hasta que legamos a la puerta de la casa. Lena sacó sus llaves y abrió la puerta.
-¡Ya hemos llegado! –gritó mientras ponía las llaves en la mesita de la entrada-
Nos dirigimos al salón en el cual, para nuestra sorpresa, se encontraban los abuelos.
-¡Abuelos! –gritamos a la vez-
Soltamos las mochilas en el suelo y corrimos a abrazarlos.
-¡Mis niñas! –gritó mi abuelo al abrazarnos-
-Cariño, ya no son niñas, son mujercitas –le corrigió mi abuela-
-¿Cómo estáis? –preguntó Lena-
-Pues aquí nos ves –rió el abuelo-
-Oh, Lena, mírate… estás hecha una mujer –dijo mi abuela mientras la abrazaba-
-Es que no nos vemos desde hace varios años –sonrió Lena-
-Hey, que estamos aquí –intervinieron nuestros padres, que estaban sentados en la mesa-
-Ah, sí. Hola –sonreí-
-Fanny, ¿vamos a subir las mochilas y bajamos a comer? –sugirió Lena-
-Vale –afirmé-
Lena y yo cogimos nuestras mochilas y subimos a la habitación.
-Lena, ¿crees que esta tarde podré quedar para estudiar con Justin? –le pregunté mientras soltaba mi mochila en la cama-
-Pues, supongo que sí, ¿por qué?
-Porque como están aquí los abuelos pensé que sería mejor quedarse con ellos –expliqué-
-Pero, ellos se van a quedar aquí más días, además, vas a estudiar. Yo creo que te dejarán.
Me encogí de hombros. Cogí mi móvil y lo guardé en el bolsillo. Bajamos las escaleras, y nos sentamos en la mesa. Empezamos a comer mientras hablábamos con los abuelos. Me encantaba comer con ellos. Siempre había risas en la mesa. Al acabar de comer, ayudamos a recoger la mesa.
-Mamá, papá, ¿Puedo ir a casa de Justin para hacer los deberes con él? –pregunté mientras ponía caritas-
-¿Justin? ¿Ese Justin? –preguntó mi padre-
-Sí papá, ese Justin –afirmé- ¿Puedo?
-Eh… -suspiró- Está bien, puedes.
-Gracias papi –le di un beso en la mejilla- Voy a arreglarme.
Cogí a Lena del brazo y subimos a la habitación. Al entrar, cerré la puerta.
-¿Qué me pongo? –abrí el armario-
-Hija, vas a estudiar, no vas a una fiesta – se sentó en la cama-
-Sí, pero no pretenderás que vaya así ,¿no? – señalé mi ropa-
-Vas bien.
Me miré al espejo. Tampoco iba tan mal.
-Está bien, me quedaré así – suspiré-
Cogí el móvil y le di un toque a Justin. Con eso, él sabría que tenía que venir a por mí. Preparé la mochila con los libros que me iba a llevar. Me arreglé un poco el pelo, me eché colonia y volví a la habitación. Lena seguía sentada en la cama.
-¿Bajamos? –preguntó Lena-
Asentí con la cabeza mientras cogía la mochila. Bajamos al salón y nos sentamos en el sofá con los abuelos y nuestros padres. Nos pasamos casi una hora hablando y recordando momentos de cuando éramos pequeñas.
-¿Qué te parece si mañana por la tarde bajamos las cajas de fotos del desván? –me susurró al oído-
-Vale- contesté mientras sonreía-
En ese momento tocaron al timbre. Me levanté corriendo a abrir la puerta. Antes, me miré al espejo. Sujeté el mango de la puerta, bajé el manillar y la abrí. Allí estaba Justin, sonriente. Se había cambiado. Vestía unas Supras negras, unos vaqueros ajustados y una sudadera gris. Tan guapo como siempre. Le di un pequeño beso en los labios, él me sonrió y pasó adentro. Cerré la puerta y me dirigí al salón con Justin detrás de mí. Entré agarrada de la mano de Justin. Todos se quedaron mirando un poco sorprendidos, menos Lena.
-Hola, soy Justin – se presentó con una sonrisa-
-Hola –contestaron todos al unísono-
Justin saludó uno por uno a mis familiares. Les dio la mano a mi padre y a mi tío, y a los demás les dio dos besos en la cara.
-Con que tú eres el famoso Justin Bieber, mi hija te adora –observó mi tío-
-Papá, no exageres –bufó Lena-
-Jaja, no pasa nada Lena –sonrió-
-Bueno, ¿nos vamos? –dije un poco nerviosa-
-Como quieras –contestó Justin-
Cogí la mochila y nos despedimos de todos. Salimos de casa y nos subimos al coche de Justin. Él en el asiento del piloto y yo en el del copiloto. Encendió la radio.
-¿Qué quieres escuchar? –preguntó sin quitar la mirada de la carretera-
-No sé, no me importa. Lo que tú quieras.
Justin se encogió de hombros y dejó una emisora puesta. Sonaba “Price Tag” de Jessie J. Esa canción me encantaba. Empecé a cantarla en voz baja. Justin me oyó y subió el volumen. Él también comenzó a cantar. Poco a poco subí el tono de mi voz, de manera que íbamos cantando los dos. Al acabar esa canción nos miramos y sonreímos. Comenzó a sonar otra canción. Esta era de Justin, “Somebody to love”.
-Oh, esa canción – bufé-
-¿Qué pasa? –preguntó Justin mientras bajaba el volumen de la radio-
-Me trae malos recuerdos –agaché la cabeza- pero no te preocupes –subí el volumen-
-No, si quieres la cambio –bajó el volumen de nuevo-
-No ,tranquilo, me gusta mucho la canción. Sube el volumen.
Justin me miró. Le sonreí intentando transmitirle tranquilidad. Él subió el volumen de nuevo. Varios minutos más tarde llegamos a la casa de los abuelos de Justin. Aparcó en frente de la casa y bajamos del coche. Yo estaba un poco nerviosa, puesto que no conocía a Pattie, la madre de Justin.
Nos acercamos a la puerta de la casa. Justin tocó al timbre.
-¿No tienes llaves? –pregunté-
-Se me han olvidado dentro –explicó Justin-
Tras varios segundos de espera, se abrió la puerta. Una mujer bastante joven, un poco más baja que Justin, con los ojos claros y con el pelo castaño, largo y lacio apareció tras la puerta con una radiante sonrisa.
-Hola, tú debes de ser Fanny –me dio dos besos en la cara, sin dejar de sonreír- Encantada de conocerte por fin.
- Sí, soy yo –reí- Igualmente.
Se acercó un matrimonio de mayor edad, los abuelos de Justin, supuse.
-Hola Fanny, somos los abuelos de Justin –se presentó la mujer con una sonrisa-
-Encantada –le di dos besos al matrimonio-
-Mamá, ¿has preparado lo que te dije? –preguntó mientras miraba dentro de la cocina-
-Sí cariño, está todo listo – afirmó Pattie-
-Genial. Vamos a subir para empezar a hacer los deberes –informó Justin-
Pattie asintió y se dirigió al salón mientras subíamos a la habitación de Justin. La casa de sus abuelos era bastante bonita. Estaba decorada de forma muy acogedora. Parecida a la de Lena, pero un poco más grande. La habitación de Justin estaba decorada con varios pósters. Había algunos de 2Pac y ,para mi sorpresa, también había suyos. Había muchos trofeos y medallas de Hockey. La pared estaba pintada de dos colores, la parte superior de blanco, y la inferior de un azul no muy oscuro. La separación de ambos colores era un largo estampado rectangular que alternaba las palabras ‘Toronto’ y ‘Maple laps’ con los símbolos de Canadá y el equipo de Toronto. Las cortinas también tenían ese estampado. Junto a la ventana, había una bandera del equipo de Toronto. La cama, con los mismos tonos que la pared, también tenía esos estampados. Se veía que a Justin le gustaba mucho el Hockey. El escritorio era bastante grande. Había una lámpara a juego con la habitación, un lapicero y varios papeles. El armario tenía grandes dimensiones, y junto a él había un espejo. La habitación de Justin era gigante.
-¿Qué te parece mi habitación? –preguntó mientras sacaba sus libros-
-Pues, es… es… gigante. Y por lo que veo, te encanta el Hockey – dije mientras miraba uno de los trofeos-
-Sí. Digamos que, si no hubiera sido cantante, me habría dedicado al Hockey –sonrió-
Le sonreí en su respuesta. Saqué mis libros y me senté junto a él en el escritorio. Empezamos con Física y Química. Mi punto débil. Son cosas que no entiendo muy bien. Tantas letras, y números, tantas moléculas y teorías… Con lo que yo odio las matemáticas, se multiplica por dos. Justin y yo comenzamos a hacer los ejercicios por separado, y después comprobaríamos los resultados. Yo los hice como pude, pero pensé que estarían todos mal. Cuando terminamos, comprobamos los resultados y estaban todos bien. No sabía cómo, pero los hice bien. Guardamos los libros y sacamos la siguiente asignatura, y así sucesivamente. Tras varias horas, miré el reloj. Eran las seis y media.
-Justin, ¿podemos parar un rato? Estoy cansada –dije mientras me separaba del escritorio-
-Claro, como tú quieras –sonrió- ¿Tienes hambre?
-Un poco –contesté mientras me acariciaba el estómago-
-Vale – cogió su teléfono y comenzó a teclear-
Varios segundos después, Justin soltó su teléfono en el escritorio, y me sugirió que nos sentáramos en la cama. Me levanté de la silla y me senté a su lado.
-Tu madre es muy guapa – comenté-
-Sí, y ya sabes lo que dicen, de tal palo tal astilla – sonrió-
- Creído –le di un pequeño guantazo en el hombro-
-¡Oye! No toques a Justin Bieber, chica –dijo mientras se tocaba el hombro-
-Para mí no eres el famosísimo Justin Bieber, para mí eres simplemente Justin.
-Ah, ¿sí? ¿Simplemente Justin? –preguntó-
-Sí, ¿por qué? ¿No te gusta? –me preocupé-
-Creí que era tu… tu novio –se sonrojó-
-Hombre, que yo sepa, no me lo has pedido –me hice la difícil-
-En ese caso…
En ese momento, pegaron a la puerta. Justin, con una gran sonrisa, se acercó a abrirla. Fuera estaba Pattie, sujetando algo con las manos.