domingo, 20 de noviembre de 2011

Capítulo 43.


Me escapé como pude y me dirigí a los baños. Jamie corría detrás de mí hasta que me alcanzó. Me cogió de la cintura y siguió haciéndome cosquillas. De repente, paró de hacerme cosquillas y se quedó mirándome. Estábamos muy cerca. Me quedé mirando sus ojos. Él se fue acercando a mí poco a poco…
-¡Ejem, ejem! …
Jamie y yo nos sobresaltamos. Giramos la cabeza y lo vimos allí, cruzado de brazos y con el rostro enfadado.
-Nos vamos. Los demás os están esperando –se descruzó de brazos y ,seguidamente, se dio la vuelta y se alejó-
-¿Crees que le ha molestado? –preguntó Jamie preocupado-
-Por cómo lo ha dicho, sí. Pero me da igual que le haya molestado, él no decide qué tengo que hacer y qué no –contesté mientras empecé a caminar-
-No me gusta cómo me mira –dijo muy preocupado-
-Tú no te preocupes, ya hablaré con él… -intenté animarlo-
-Bah, déjalo. Tampoco me importa mucho –aclaró-
Me encogí de hombros y seguimos andando hasta reunirnos con los demás. Justin estaba de brazos cruzados, mirando nada.
-¿Dónde estabais? Habéis tardado mucho –preguntó Cait-
-Me quedé encerrada en el baño y Jamie me ayudó a salir –mentí-
-Sí, es verdad –Me apoyó Jamie-
-Bueno, da igual, será mejor que nos vayamos. Es tarde, y mañana ha y clase –interrumpió Lena-
Acto seguido, nos dirigimos a la salida. Miré a Justin. Me miró con mala cara. Quizás no le pareció bien que mintiera. Decidí acercarme a él.
-Justin- lo llamé cuando estaba a su lado-
Me esperé unos segundos mientras andaba a su lado, pero me hizo el vacío.
-Justin- volví a llamarlo, pero esta vez más alto-
Me miró serio, después giró la cabeza y siguió andando.
-Justin, ¿Qué te pasa? –lo agarré del brazo y le giré hacia mí-
-Nada –se giró y continuó andando, pero esta vez más rápido-
-No me digas que no te pasa nada, porque te pasa algo. Sino, no me hablarías así  -intenté alcanzarlo-
-Qué lista eres –dijo muy serio y sin mirarme-
-Justin, por favor, para –lo volví a agarrar del brazo-
Justin paró de caminar y se cruzó de brazos . Me quedé mirándolo fijamente. Él miraba a otro lado.
-Justin, mírame – dije intentando que me mirara-
Justin giró la cara y puso su mirada en mis ojos. Su rostro seguía serio.
-Ahora, contesta. ¿Qué te pasa? – fijé mis ojos en los suyos-
-Nada – contestó mientras apartaba la mirada-
-Dímelo, pero esta vez mirándome a los ojos, ¿vale? –dije sin creérmelo-
-No me pasa… -se quedó callado mirándome- vale sí –suspiró-
-¡Justin, Fanny! ¿Os vais a quedar ahí para toda la vida o qué? ¡Vamos! –gritó Ryan desde el grupo-
-¡Ahora vamos! ¡Seguid vosotros! –contestó Justin-
-¿Qué es lo que te pasa? – volví a preguntar por enésima vez, pero esta vez con esperanzas de conseguir una respuesta-
-¿Por qué habéis mentido? Bueno, más bien, ¿por qué has mentido? –preguntó decepcionado-
-¿Qué pretendías que dijera? –respondí inmediatamente-
-Quizás, la verdad… –agachó la cabeza un poco decepcionado-
-¿Y no te hubieras puesto peor si hubiera dicho la verdad?
- Supongo que no. Al fin y al cabo, yo os vi. Pero, eso no es lo que me preocupa –siguió caminando-
-Hey, espera –lo agarré del brazo y tiré de él hacia mí-
-¿Qué?
-¿Qué es lo que te preocupa?
-Tú lo sabes, sólo que no quieres darte cuenta –respondió mientras volvía a caminar-
- ¿El qué? ¿Que sientes que prefiero a Jamie?
Justin frenó en seco. Me miró fijamente y ,avergonzado, asintió con la cabeza.
-¿Es eso? ¿Enserio? –pregunté asombrada-
-¿Me vas a hacer repetirlo? – alzó una ceja-
-Quizás sí, quizás no… -reí-
Justin me miró con mala cara. Puede que no le hiciera gracia que bromeara con el tema.
-Vale, perdón –me disculpé-
-También me preocupa que, ahora que has mentido en eso… ¿Cómo voy a saber que estás diciéndome la verdad? –dijo con los ojos medio llorosos-
-Mm, pregúntame algo y te contestaré sinceramente
Justin se quedó callado. Miró al suelo unos segundos, después me miró a los ojos.
-¿Me quieres? –preguntó mientras le lagrimeaban los ojos-
Me quedé mirándolo durante varios segundos, sin decir nada. Justin suspiró, giró sobre sí mismo y se comenzó a caminar con las manos en los bolsillos, mirando al suelo. Lo observé mientras se alejaba. En mi corazón sentía un enorme vacío. ¿Habría hecho mal al no contestarle? Quizás sí, quizás no… quizás necesito tiempo.
Una gota de agua cayó sobre mi nariz. Miré al cielo. Estaba nublándose y caían algunas gotas. Miré hacia donde se había dirigido Justin. No había nadie. Ni Justin, ni los chicos. Comencé a caminar hacia la casa de Lena mientras pensaba en todo lo que había pasado. Dos chicos a los cuales no conozco casi nada. La estrella del momento que ha hecho todo lo posible por explicarme todo lo sucedido y expresarme lo que siente, y un chico australiano normal y corriente que, aunque me conozca poco, se preocupa por mí.
Volví a mirar al cielo, cerré los ojos y suspiré. “ Dios mío, ayúdame a elegir” dije en voz baja. Entonces, otra gota de agua cayó sobre mi párpado, seguida de otras cuantas. Comenzó a llover un poco más fuerte. Seguí caminando. Dejé que la lluvia mojara mi cara, hasta el punto en el que la lluvia caía con tanta velocidad que me dañaba la cara. Corrí hacia un porche para cubrirme y esperar a que escampara un poco. Miré la hora. Las ocho menos diez. Seguramente no me dé tiempo de llegar para la cena. “Tenía que haber cogido un paraguas” pensé. Y para colmo, tengo frío. Me quedé esperando a que escampara durante media hora. De vez en cuando pasaba algún coche por la carretera y me mojaba.  Estaba contemplando el cielo cuando mi móvil comenzó a sonar. Lo saqué del bolso y miré la pantalla, “Lena” .  Descolgué y me lo puse en el oído.
-¿Sí? –contesté-
-¿Fanny? ¿Dónde estás? Estamos preocupados. ¿Estás con Justin? –preguntó Lena sin apenas respirar-
-Estoy sola, bajo el porche de una tienda. No tengo paraguas y no para de llover –expliqué-
-¿Estás bien? –Volvió a preguntar-
-Sí, solo que tengo un poco de frío.
-Espera, vamos a recogerte. ¿Qué tienda es?
-Está al lado del centro comercial. Hace esquina en la calle de en frente. Es una zapatería –dije mirando la calle-
-Está bien, adiós –colgó-
Guardé el móvil en el bolso y me crucé de brazos para intentar entrar en calor. Tras varios minutos, me asomé para mirar si venían, pero no había ningún coche, ni siquiera había personas. Las calles estaban desiertas. Sólo se oía el ruido del agua golpeando el suelo. Me senté en el escalón del escaparate, el cual estaba mojado por la lluvia. Miré la hora de nuevo. Las nueve menos veinte. Llevaba ahí casi una hora, mojándome y con frío. Pasados cinco minutos, un coche se paró ante mí. Bajó la ventanilla del copiloto. Lena ,vestida con un gorro de lana y un jersey azul, estaba sentada ahí. Me levanté y corriendo me metí en la parte trasera. También estaba sentado Ryan, que me saludó con una sonrisa. Me abroché el cinturó y froté mis manos para calentarlas.
-¿Tienes frío? –preguntó Ryan al verme frotarme las manos- Oh, mírate, estás chorreando.
-Ya lo sé. La lluvia me pilló de improviso. Por cierto, Lena, pensé que ya estabas en casa.
-No, estábamos en casa de Ryan pero ya nos íbamos. –contestó-
Miré al asiento del conductor. Justin, con las manos al volante, lucía un rostro serio.
Llegamos a la casa de Ryan, se despidió de nosotros y se bajó. Justin arrancó el coche y siguió conduciendo hasta llegar a nuestra casa. Ya había escampado un poco más, prácticamente no llovía. Todo estaba oscuro y silencioso. Las calles estaban iluminadas por las farolas y las luces de algunas casas. Cuando llegamos, Lena se bajó del coche y se dirigió hacia la puerta de la casa. Yo me quedé dentro del coche, observando a Justin. Él sabía perfectamente que yo seguía ahí, mirándole.
-No sé si te has dado cuenta, pero ya hemos llegado – dijo sin apartar la mirada del volante y con un tono muy serio-
-Sé que hemos llegado, pero no hemos terminado de hablar algo – añadí-
- Creo que lo dijiste todo con esa mirada –volvió a hablar sin mirarme-
-Tal vez interpretaras mal las cosas.
-Es tarde, será mejor que te vayas –cambió de tema –
-No me importa, tenemos que terminar de hablar – insistí –
-Podemos terminar mañana, en el instituto. Ahora, vete a descansar y a cambiarte. Sino, te resfriarás –me aconsejó-
No dije nada más. Abrí la puerta del coche, bajé y la cerré con un portazo. Al llegar a la puerta de la casa, me giré. Miré a Justin. Él me miró muy serio, arrancó el coche y se fue.
Entré en casa. Saludé rápidamente a todo el mundo, sin que vieran que iba mojada, y subí a la habitación. Lena estaba ya en pijama, guardando su ropa.
-Sí que eres rápida –reí-
-Creo que es porque has tardado mucho en subir. ¿Te han regañado? –preguntó-
-No, directamente no me han visto mojada. He subido muy rápido –le expliqué mientras me quitaba la ropa mojada-
-Has tenido suerte. Creo que te habrían castigado.
-Bueno, ha sido solo un despiste.. No tenía paraguas. –me encogí de hombros- Por cierto, Justin ha mencionado algo de mañana en el instituto antes de bajarme del coche. ¿Sabes qué es?
-Sí. Nos lo ha comentado antes. Resulta que ya ha terminado el tour que estaba haciendo y Pattie lo va a inscribir en el instituto para que siga ahí sus clases.
La ropa se me cayó al suelo. Miré a Lena mientras los ojos me brillaban. ¿Justin iba a estar en el instituto? Sería genial, pero todas las chicas irían detrás de él. Me agaché para recoger la ropa, y la puse al lado de la calefacción. Fui al baño para secarme el pelo. Lena vino detrás de mí.
-¿Por qué has preguntado eso? –preguntó mientras se apoyaba en el marco de la puerta-
-Porque le he dicho que teníamos que hablar y me ha contestado que mañana hablaríamos, en el instituto –cogí el secador- y me he extrañado.
-Ah, vale. ¿Has pasado mucho tiempo bajo el porche?
-No, sólo una hora… -dije en tono sarcástico-
-Vaya, ¿por qué no me llamaste?
-Pensé que escamparía un poco.
-Bueno, no pasa nada. ¿Bajamos a cenar? Tengo hambre –sugirió-
-Sí, yo también tengo hambre –dije mientras me recogía el pelo-
Guardé el secador. Lena y yo bajamos para poner la mesa. Esta vez, cocinaban los padres. Preparamos la mesa y nos sentamos a cenar. Los padres nos preguntaron qué tal lo habíamos pasado y si nos habíamos mojado mucho. Lena le contó que cuando empezó a llover estábamos en casa de Ryan, pero no les contó que yo no estaba. Cuando terminamos de cenar, recogimos nuestros platos y vasos y nos fuimos a la cama. Eran las diez y media y teníamos que descansar para otro día más en el instituto. Nada más entrar en la habitación, miré si le ropa estaba ya seca. No podía dejarla ahí por la noche, puesto que podría incendiar la casa. La guardé en el armario y me metí en la cama. Lena apagó la luz, de manera que la habitación quedaba iluminada por la luz de la luna, que ahora lucía brillante. El cielo se había despejado, ya no llovía ni estaba nublado. Hacía una noche preciosa.
Cerré mis ojos y recordé todo lo ocurrido hasta ahora, todo lo que ha cambiado mi vida en tan poco tiempo. Antes vivía en Madrid, iba al instituto, salía con mis amigas… Y un día, conocí a Justin por casualidad. Él cambió gran parte de mi vida. Me hizo hacer grandes travesuras, vivir momentos de tensión y desesperación, aunque también me hizo bastante daño. Tras varios meses que no fueron normales, tengo que mudarme a Stratford y da la casualidad de que me lo encuentro… En realidad, Justin tiene razón. El destino nos unió, nos separó y nos ha vuelto a unir. Tiene que tener algún significado. Pero por ahora, lo mejor será dejar que el tiempo ponga las cosas en su sitio.
A la mañana siguiente me levanté con una sonrisa. Me asomé a la ventana. El sol brillaba con fuerza, las calles estaban un poco mojadas y ya se podía ver a alguno que otro madrugando para trabajar o para darse un paseo por el pueblo. Saqué la ropa que me iba a poner del armario y me cambié. Lena estaba en el baño, arreglándose. Entré para cepillarme el pelo y demás.
-Buenos días –saludé cuando entré en el baño-
-Buenos días –contestó sonriendo-
-¿Qué tal has dormido? –preguntó Lena-
-Muy bien, -contesté- ¿Y tú?
-Bien también –sonrió-
Cuando nos terminamos de arreglar, bajamos para prepararnos el desayuno. Yo desayuné tostadas con mermelada y Lena, cereales. Los padres ya se habían marchado cada uno a su trabajo, ya que no estaban los coches aparcados. Había una nota en la encimera de la cocina que decía “Hemos salido a desayunar, de paso haremos la compra. Un beso, mamá”.  Lena tiró la nota a la basura después de leerla. Cuando recogimos toda la cocina, cogimos las mochilas y nos dirigimos hacia el instituto.
Al llegar allí, en la puerta estaban Ryan, Jamie, Caitlin, Rouse y los demás. Justin no había llegado aún. Nos quedamos esperando durante varios minutos. Escuchamos gritos de un montón de chicas. Nos dimos la vuelta, y allí se encontraba Justin, firmando autógrafos. Las chicas entraron en el edificio. Justin se acercó a nosotros. Saludó a todos uno a uno, menos a mí. Me quedé mirándolo mientras entraban. No me dirigió ni una mirada. Entré en clase y me senté con Jamie. Lena se sentó con otra chica de la clase, y Justin con Ryan. El profesor entró cuando sonó el timbre, pasó lista y levantó a Justin para que se presentara. Después de varios segundos de gente gritando, había papeles y bolígrafos por el suelo. Justin tomó asiento y el profesor comenzó la clase. Miré a Justin. Estaba hablando con la chica de adelante, muy sonriente. Me miró un momento, pero me giré y seguí atendiendo al profesor. ¿Quería guerra? Pues iba a tenerla. El profesor mandó las actividades, se sentó en su mesa y se puso a corregir exámenes. Volví a mirar a Justin. Estaba tonteando con la chica. Le tocaba el pelo, le miraba a los ojos y le sonreía. Me giré hacia Jamie. Empezamos a hablar de tonterías. Yo le sonreía, y de vez en cuando le acariciaba el pelo. Y así sucesivamente, durante las dos horas restantes antes del recreo. Cuando sonó el timbre que anunciaba el final de la tercera clase y el comienzo del recreo, todos nos reunimos donde siempre. Estaba nublado de nuevo, tenía pinta de llover.
 Me senté a hablar con Jamie. Miré a Justin. Cruzado de brazos, nos miraba muy serio. Seguí hablando con Jamie. Cuando me di cuenta, Justin se estaba alejando. Varias chicas le hablaron, pero él no les hizo mucho caso. Me levanté sin decir nada y fui tras él sin que se diera cuenta. Rodeó el instituto y se sentó en una esquina en la que nadie podía verle, nadie excepto yo. Me quedé observándolo durante varios segundos. A pesar de la distancia, pude ver como una lágrima recorría su rostro y su mano la limpiaba. Me acerqué a él y me senté a su lado. Él no dijo nada. Tenía la mirada perdida y el rostro serio. Lo miré a los ojos, pero él seguía sin mirarme. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Lágrimas contenidas. Verle así me dolía. Y todo era mi culpa. Miré hacia otro lado y me limpié la lágrima que recorrió mi mejilla.
-No hemos terminado de hablar sobre una cosa –dije mirándolo de nuevo-
-Ya está todo aclarado –contestó-
-No, no lo está –me senté en frente de él, para que me mirara a la cara-
-Sí lo está, me lo has aclarado todo con acciones –giró la cara-
-No, Justin –Le cogí la cara y le giré hacia mí- Mírame, por favor.
Justin me miró a los ojos. Pude ver como sus ojos estaban a punto de desbordar miles de lágrimas.
-Verás, respecto a lo que me preguntaste ayer –comencé a decir-
-No tienes que decir nada, ya lo sé todo –me interrumpió-
- ¿Me dejas acabar? –pregunté-
Justin asintió.
-Respecto a eso, necesito hablar contigo.
-No hace falta, quieres a Jamie, lo sé. Todos lo sabemos –dijo mientras sus mejillas eran recorridas por miles de lágrimas-
Me quedé mirándolo. Entonces, la imagen de Lena en el centro comercial se me vino a la cabeza. “Puede que se sienta amenazado por Jamie”. Esa frase recorrió cada extremo de mi mente.
-No, no me quiero a Jamie. Quiero a otro chico –me senté de nuevo a su lado, pero esta vez más cerca-
- Pues, espero que te vaya muy bien con él –me miró-
-Gracias, pero necesito hablarlo con él. El problema es, que no me deja hacerlo.
-Pues, ese no es mi problema –se secó una lágrima-
-Siento decirte que no es así, porque tú estás metido en todo esto –le limpié otra lágrima-
Al tocar su piel, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Miles de mariposas revoloteaban en mi estómago. Sus ojos estaban clavados en los míos. Una sonrisa se me dibujó en la cara. Me acerqué lentamente a él. Una gota de lluvia golpeó su nariz. Ambos miramos al cielo. Estaba empezando a llover. Volvimos a mirarnos de nuevo. Le limpié la gota de lluvia con mi jersey. Él me acarició la cara. Nos fuimos acercando cada vez más, como dos imanes atraídos por sus polos opuestos. Cerré mis ojos, al igual que él. Hasta que pude sentir como sus labios se unían con los míos…

1 comentario:

  1. No podi dejarla ahí C': AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH me emociono tu cap. encerio :') Llorare ... AAAHH lo ame ... encerio escribes demaciado GENIAL! te adoro, gracias por avisarme en mi twitter*---*
    Espero que subas el otro mas seguido^^
    Saludos, Cuidate
    .xoxo
    @U_LiveInsideME

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